~Capítulo 5: Te extraño~

943 99 17
                                    

◉◉◉◉◉◉◉◉◉◉  ✤ ◉◉◉◉◉◉◉◉◉◉


P.O.V MILO

Camus, ¿Dónde estas? Han trascurrido casi nueve meses y no has regresado. Athena no nos quiere decir nada ¿Te has ido para siempre?, ¿Es eso acaso? No, la simpe idea rompe mi ser, te prohíbo aquello, no puedes, me has abandonado, solo espero tenerte de vuelta, aun si no es a mi lado.

Te extraño tanto.

Hace unos días Hyoga regresó de su luna de miel con Shun, sabes, le pregunté por ti, albergaba la esperanza que supiese algo, pero no, sé que seguramente estás en París o Siberia, aun que lo desee con toda el alma no puedo ir hasta a ti como en un pasado, mi hijo me necesita, y mucho, sobre todo en estos momentos, tan difíciles para él.

«Cuanto desearía retroceder el tiempo, volver y ser aquellos adolescentes enamorados, que se dejaban llevar por el amor y el deseo, importándoles poco el resto del mundo




P.O.V CAMUS.

Milo, te necesito tanto a mi lado, seguramente eres feliz, tus hijos están por nacer, por que sí, nuestro bebé está por salir, fruto del amor que nos tuvimos, he aceptado el presente, donde no estás más, al menos no junto a mi. Mis lágrimas se han desbordado cuán río sin camino, las noches son frías y silenciosas. El abrumador sonido de las aguas del reloj me hace ver cuanto tiempo ha trascurrido.

No me he comunicado con nadie, ni siquiera con nuestra diosa, se que deben estar preocupados por mi, pero no quiero volver, no ahora. Tan solo deseo permanecer alejado de todo aquello que me traiga tu recuerdo, parpadeo, al sentir el líquido cristalino en mis orbes, doy un hondo suspiro, el cual me hace sostenerme con fuerza al respaldo de aquella silla en que me encuentro.

He roto fuente.

Aún que debería estar nervioso al no tener a nadie a mi alcance que me pueda auxiliar tan solo sonrío en grande, espere tanto para éste día.

—Al parecer alguien quiere conocer el mundo ¿Cierto mi niña? —brindo una suave caricia a mi abultado vientre, el cual se contrae ante el dolor.

Inhalo y exhalo, debo estar en total calma, aun si lo único que desee sea abrir las piernas y pujar con fuerza.

Llamo rápidamente a una ambulancia. Las tortuosas horas de parto por fin terminan, su hermoso llanto se asemeja al canto de una ninfa, ha nacido nuestra princesa, arraigada bajo la constelación de acuario. Se que aún es muy pequeña, pero no puedo evitar buscar su parecido, heredó el tono de mi cabello, más la contextura no, la pelusa algo alborotada me dice de quien lo sacó, sus hermosas turquesas se entre-abren, para volver a cerrarse después, debo agradecer que su físico sea mas parecido al mio, me ahorraré explicaciones, al menos por un corto tiempo. Aurora es su nombre, me costó un montón decidirme.

Anhelo tenga tu personalidad, así me recordara a ti.




















❄❄

10 años después

Camus llegó a una conclusión, tras largas noches sin poder dormir, indeciso si estaba por hacer lo correcto: Necesitaba regresar al santuario. Ahora que no hay mas guerras, y que los años han corrido en un parpadear es buen momento. La tristeza y el hueco en su corazón ha sanado, o mejor dicho “alguien” se encargó de repararlo.

Una tarde, tras llevar a su ya no tan pequeña, de en ese entonces seis años a la feria le conoció, la distancia no fue un impedimento para que sus miradas se cruzasen, el fuerte latido de su órgano vital provocó que un brillo, cual creía perdido resucitara de lo mas profundo de su ser. Sus finos labios se curvearon en una bella sonrisa, y las mejillas adquirieron un suave rosa. Aquel desconocido revivió algo que creía no sucedería nuevamente, sus pies se movieron por si solos, arrastrando a su confundida hija hasta aquel castaño de ojos verde.

Salidas, citas, casi beso, caricias en la espalda y dorso, abrazos.

El arcoiris a lo alto del cielo, junto al hermoso sol le hicieron caer rendido muy fácilmente, demasiado para luego caer y golpearse contra el duro suelo. Aquel a quien le creyó desde un inicio no era el que aparentaba ser, su mentira le puso fin a su casi noviazgo. Mas su insistencia por verle, pedirle ser escuchado le hizo morderse los labios, invitarle a pasar a la acojedoa sala, para después ordenar a la menor encerrarse en su habitación. Sus palabras fueron tan sinceras que no resistió, flaqueó una vez mas, lanzándose a sus brazos le besó con fervorosa intensidad, mientras las lágrimas de ambos se entrelazaban, al igual que sus lenguas en la cavidad contraria. Iniciando una relación seria, llena de amor, confianza, lealtad y respeto. Olvidando poco a poco a aquel hombre que miraba noche tras noche el oscuro cielo, rogándole a la luna y las estrellas traerle de vuelta.

«Permiteme estar con él, por favor. Se que mis errores terminaron lo nuestro, nos separaron de la peor forma, me arrepiento tanto. Su hermoso rostro está cada noche en mis sueños, mirándome desde la lejanía, quiero alcanzarle, pero no puedo, por mas que lo intento termino cayendo en un agujero, atrapandome en una espeluznante oscuridad, tan aterradora que me provoca el llanto. Haz que regrese, por favor. El gran amor de mi vida, por que eso es, siempre lo fue, y lo sigue siento. Quiero remediar el error cometido. Deseo tanto tenerle en mis brazos, besarle, abrazarle y disfrutar de su caliente cuerpo, llenarlo de besos y mordiscos, deleitarme con la sinfonía que sus labios recitan. Dame una oprtunidad, una, no pido más. »



—Cami.

El Último Beso © •Milo & Camus•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora