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—Es... Milo de Escorpión —soltó, dejando boquiabiertos a todos. No esperando aquella revelación, si bien, Camus y Milo tuvieron su historia, ésta se vio rota por la desconfianza, los celos e infidelidad. Jamás imaginaron que producto del amor que se tuvieron surgiría una hermosa niña—casi adolescente—, la cual, a pesar de ser la réplica del acuariano tenía aquella chispa de su padre.—¿Mi... Mi hija?¿Eres, en verdad..? —murmuros entrecortados salían de los labios de Milo, quien se acerca a la menor a paso torpe, consternado ante la noticia— ¿C-cómo?¿Cómo sucedió? —acarició el rostro de la que sabía, era su primogénita.
—Si quieres te lo explico bichuelo. Tú y Camus, en la cama, desnudos, miestras se la metes hasta el fondo por el c—
Una hábil mano le tapó la boca con fuerza, mandándole una mirada amenazante, que lo hizo encogerse en su sitio.
—Mami ¿De qué habla papá?¿Qué cosa metía el señor Milo?
—Nada Naia, nada. Tu padre solo dice estupideces ¿Verdad Angelo? —se obligó a mover de arriba a bajo la cabeza, afirmando.
Para alivio de los adultos, ningún otro infante hizo otra incómoda pregunta sobre lo dicho por el italiano.
—Es tu hija Milo, es todo lo que debes saber —intervino Camus, ante el desconcierto de su ex.
—Me aplastas papá... hm —su corazón sintió una calidez abrumadora, al oír ser llamado de aquel modo.
—Lo siento hija —rompió el abrazo, por el que se vieron unidos minutos atrás.
—¡¡Tengo una hermana!! —festejó el pequeño Antares, lanzándose a los brazos de la niña, para después besar su rechoncha mejilla, sacándoles risillas a ambos.
—Exacto, soy tu hermana. Tu mayor, así que me harás caso. Nada de travesuras —advirtio, intentando parecer seria y madura.
—Mjum. Está bien ¿Jugamos? —su carita risueña y el tierno puchero en su boca le hicieron carcajearse y asentir.
—¡¡Vamos todos a jugaaaaaar!! —salió despavorida, con su menor de la mano. Y la multitud de niños tras ellos, soltando risas por que se divertirian a lo grande.
—Si que es tu hija bicho jajaja —se burló su mejor amigo.
—¡¡Callate gato!! Camus ¿Podemos hablar? —Un débil «Sí» escapó de los delgados labios del francés. Nadie dijo una palabra cuando abandonaron la fiesta, bien sabían que tenían que hablar, y mucho— ¿Por qué no me dijiste nada? —interrogó, una vez llegado al onceavo templo.
Tras soltar un pesado y largo suspiro el acuariano le relató lo acontecido éstos años, no perdiendo detalle de nada relacionado a su hija. Al terminar Milo le contó que Shaina murió en el parto, su cuerpo no lo soportó, tomando por sorpresa a todos; era una guerrera única, que peleaba hasta verse vencedora, pero ésta vez no pudo ganar, no a la muerte. Con la cabeza en otro lado no pudo darse cuenta que era tumbado en el sillón de su sala, de lo que si fue son de los besos y mordidas en su cuello.
—Milo ¿Qué demonios? —Una fría mano se coló bajo su polera negra. Soltó un largo suspiro.
—Te extrañé Camus. No sabes cuantas ganas tengo de hacerte el amor aquí mismo, muero por tenerte bajo mi cuerpo —tembló ante sus palabras.
—Ne-necesito explicarte algo, ya no—
La explicación fue cortada por un beso, voraz, caliente y placentero. Sus labios siguen teniendo el mismo sabor que un pasado «manzanas», Camus sonríe en medio de la sincronización. La danza de lenguas y su apuro por quitarle la camiseta y adentrar su mano le hicieron darse cuenta que aún le amaba, poco, pero todavía lo hacía. Por lo que, separándole de su cuerpo, respirando con pesadez y sintiendo su corazón tan acelerado que cree le dará un infarto le mira. Sus labios se entreabren, pero nada sale. Son interrumpidos por un par de soldados, informándoles que se requiere su presencia urgentemente en el templo patriarcal. Con la confusión en sus rostros acomodan su ropa, y suben al lugar indicado, encontrando a todos los dioses presentes, como también su escolta de caballeros.
—La reunión les parecerá algo sospechosa, y, extraña. De último momento recibí el llamado de mi tío Hades, por lo que nos encontramos todos aquí, tiene algo muy importante que decir, según me informó —inició Athena.
El dios de los muertos asintió, a paso firme y pausado se colocó al frente de todos. Recibiendo miradas curiosas y extrañas de muchos. Su seriedad se mantuvo intacta, muy a pesar de eso, por lo que con voz gruesa y escalofriante tomó la palabra.
—Ésta reluciente y pacífica tarde, les quiero compartir mi mas grande secreto; años atras, conocí al ser más irreal y bondadoso que existe sobre la tierra, su belleza tan embriagadora y su voz tan dulce me atrapó. Él me conocía muy bien, sabía quién era, por ello, me vi en la necesidad de mentirle, dejarme ver con un aspecto y personalidad diferente —todos observaban espectante—, al enterarse de la mentira me pidió alejarme, pero después logré que me perdonara. Es un caballero, al servicio de Athena —exclamaciones y suspiros se escucharon por todo el lugar.— No te preocupes Hyoga, no estoy hablando de tu esposo —mas de uno rió, el rubio se sonrojó al ser notada su actitud celosa y amenazante—. Se trata del hombre mas responsable, inteligente, honesto, fiel y pasional —se acercó hasta el acuariano, mirándole con amor, ante la desbordante y atónica mirada de los caballeros y dioses—. Es a ti a quién amo, al ser al que le entregué mi corazón, cuerpo y alma. No pudo estar un día mas sin ti, por ello me veo en la necesidad de pedirte esto —se arrodilló, con una cajita en las manos:— Camus de Acuario ¿Serías el consorte del dios del inframundo? —Y las lágrimas bañaron su rostro.
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💧Bien aquí está, el siguiente es el final
Nos leemos en el siguiente 😉
—Cami.
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El Último Beso © •Milo & Camus•
Fiksi PenggemarLuego de tantas batallas Athena decide devolverles la vida a sus caballeros caídos, todos son felices por la oportunidad dada, a excepción de Milo de escorpión y Camus de Acuario. Y es que el bicho no perdona la traición del cubo en Asgard, su desco...