2 Cum folia cadunt

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»Cuando los pétalos cáen«

Era él primer día de clases en una pequeña pero elegante escuela de Roma, todos los niños corrían, jugaban, lloraban.
Debido a ser una escuela con una impresionante demanda los niños eran acomodados a la azar, no importaba si tenias doce y eras un alfa mientras él chico de tu lado ocho y era un beta, mientras tuvieran la misma antigüedad, todos estaban juntos.

Viktor esperaba no ser un escandalo al momento de llegar y ser reconocido, Yuuri por otro lado, esperaba ser bien recibido a pesar de ser un omega.

Entrando al edificio todo era de un color nádico monótono, era aburrido pero a la vez daba el estilo tradicional de la ciudad en sus edificios importantes; todos reunidos dentro de un jardín en el patio trasero fueron escogidos a la zar dependiendo de cuantos alumnos pudieran entrar en cada salón. A pesar de tener tres años de diferencia, por ser una escuela mixta, Viktor y Yuuri fueron llevados por el mismo maestro que —según escuchó Viktor— era el director de la escuela y por ende el mas estricto.

—Esto debió ser un arreglo por mi madre— pensó, pero ya no le podía reclamar, estaba hecho.

Caminaron por un pasillo igual de monótono que el edificio para llegar al salón que, para las expectativas de todos los niños allí era exactamente igual de aburrido. Sentados de mayor a menor en altura, en pupitres de parejas, fueron todos acomodados en los asientos.

Apenas empezaron las clases Viktor no supo de si, sabía de memoria lo que el maestro explicaba y todo le fue tan aburrido que fue fácil poder dormirse, solo despertó cuando sintió que picaban su mejilla derecha con insistencia, perezoso fue abriendo los ojos para encontrarse con unos de un color chocolate vino, un cabello azabache sucio y una sonrisa divertida.

—El profesor casi te descubre, suerte que se volteo. Deberíamos salir, es uno de los descansos, no tiene mucho que empezó.

—¿Cuanto tiempo me... dormí?— dijo ya desesperezado y un poco avergonzado.

—No estoy seguro, desde que empezaron las clases... Supongo, no se mucho.

—¿A que te refieres?

—Nunca había estado en una escuela, tampoco él estudiar o algo así. En realidad, solo he estado en dos edificios en mi vida.

—No sabia que eso era posible, desde que el profesor habló supe de que trataría, no importaba si me perdía la clase.

—¿En serio ya sabias? Es sorprendente, yo solo se lo básico, junto con algo de astronomía.

—No sabia que existiera gente que solo supiera lo básico— él joven peliplateado se dio cuenta de que dijo algo malo cuando él chico en frente suyo borro su sonrisa— ¿d-dije algo malo?

—No, descuida, debí de suponer que alguien me dirá eso en algún momento. A diferencia de todos yo tengo muchas comodidades y aun así sigo siendo eso... Uno del montón de ignorantes.

—¿A qué te refieres con "uno del montón"?

—¿A caso no es obvio? Soy un esclavo, uno que tiene muchos privilegios a diferencia de todos pero no dejo de ser un esclavo — un omega— pensó.

—Pero... Solo eres un niño.

—Igual que tu— dijo incrédulo.

El Amor Prohibido De Un Romano [Viktuuri/Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora