4 Aptum veritatis

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»El momento justo de la verdad«

Pasaron los días y con ellos una fuerza cada vez mayor que unía a ambos jóvenes y un sentimiento que incomprendian pero que, a la vez, al tenerse cerca, era mas que claro.

Para el segundo año escolar que cursaron, una noticia a finales de este devastó el pequeño corazón de Yuuri.

─Lo siento Yuuri, pero no puedo desobedecer a mis padres. Dentro de dos meses, cuando el curso termine, tendré que irme por un tiempo indefinido.

─Pero Vitya, no te puedes ir, no puedes dejarme solo, por favor no te vayas─ al pequeño Yuuri se le hacian vidriosos los achocolatados ojos vino en una pequeña banca proporcionada por el edificio en donde los dos chicos estaban sentados. El chico entendía, claro que entendía, su dulce Vitya era alguien importante pero, no quería, no quería dejar ir a la persona que con tan poco tiempo llenaba su corazón y sus pensamientos desde hace casi dos años, simplemente no podía dejarle ir. Sin poder evitarlo, lloro como un niño pequeño, porque eso era: un niño pequeño que estaban obligando a crecer y que ahora, era alejado de lo que más amaba─ Por favor Vitya, no te vayas ─ decía entre hipidos y aferrandose a su brazo, viendole a los ojos─ no me dejes solo, no quiero estar solo.

─Lo siento Yuuri─ al peliplata se le comprimía el corazón por hacer llorar de esa manera a su pequeño Yuuri, a un ser tan dulce e inocente como el. Cuanto daría por no alejarse y tenerle a su lado, pero, el deber era primero─ pero en serio no puedo─ y sin poder evitarlo, el mayor también soltó unas cuantas lágrimas, unas en disculpa, unas en despedida y otras, porque sabia que no faltaría mucho para decir un adiós y vaya que le dolía, le dolía mucho─ Pero vas a ver que estos dos meses seran inolvidables, y así, cuando nos volvamos a ver, lo sabremos al instante, ¿Esta bien?─ Yuuri lloró más fuerte y reforzó su agarre, temiendo que se alejare desde ese instante y con unos brincos debido al llanto, asintió.

Los dos meses pasaron como si Venus les quisiera alejar, simplemente cada día se les hacia corto, sin embargo, eso les ayudaba a que disfrutaran más; Viktor y Yuuri reían debido a muchas travesuras que hacían.
Un día, poco antes de la tercer semana del último mes, Viktor fue descubierto en su hobbie favorito del día: dormir en clase, ambos fueron reprendidos, uno por dormirse en la clase y el otro por no despertarle ni avisar nada.

El último día que se vieron, Yuuri lloró peor incluso que cuando se enteró, por la parte de Viktor, que lloró en silencio abrazando el pequeño cuerpo que sufría algunos espasmos debido al llanto, poco a poco se le incrustaba un sentimiento de furia, mientras sentía el vacío en su pecho por dejar a su único amigo tan desprotegido y solo.

El último día que se vieron, Yuuri lloró peor incluso que cuando se enteró, por la parte de Viktor, que lloró en silencio abrazando el pequeño cuerpo que sufría algunos espasmos debido al llanto, poco a poco se le incrustaba un sentimiento de furi...

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─¡Te odio! ¡Yo no me quiero ir, no quiero dejar de ir a la escuela!─ sin previo aviso, la blanca piel del joven de doce años se empezó a tornar roja por la cachetada que resivió de su madre.

El Amor Prohibido De Un Romano [Viktuuri/Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora