Lo que fuimos

1.3K 54 7
                                    

Tarde de tormenta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tarde de tormenta

Hacía algún tiempo que Konan se encontraba fuera de sí, atormentada aún por los sucesos de hacia algunos meses. Era difícil recordar en qué momento habían vuelto a restablecerse, en qué momento la calma había vuelto a sus vidas.

Nagato apenas se aparecía en la casa y cuando estaba se aseguraba que su mejor amiga estuviese comiendo lo necesario y que no le faltase nada, lo cierto era que en ese tiempo la chica del origami se había transformado en una especie de muerto viviente que de vez en cuando deambulaba de su habitación al ventanal de las escaleras en la sala, parecía haber encontrado su lugar favorito en la casa. "Por lo menos se ve más tranquila", pensaba Nagato mientras la observaba sentada en el sofá de la sala mirando hacia la nada.

La culpa había sido suya aunque no del todo, había asesinado a su mejor amigo sin ser consciente de ello, en su defensa; jamás habría podido elegir entre su mejor amigo y la chica de sus sueños, así que su mejor amigo decidió por los tres, decidió sacrificarse. Nagato nunca hubiese querido que su mejor amigo muriera, y peor aun por sus manos.

Caminó a pasos lentos hasta el sofá en que su mejor amiga se encontraba. Se veía más delgada y tenía unas ojeras bien pronunciadas bajo sus ojos. Como sentía que Konan estuviera en ese estado, cuando ella siempre hacía de todo para hacerle sentir bien en los días que el remordimiento por las tragedias pasadas le invadía.

-Lo siento tanto Konan- dijo el chico sentándose a su lado. El tono melancólico del chico y el movimiento del sofá hundiéndose a su lado logró sacar a la peliazul de sus pensamientos durante unos segundos. Los ojos ámbar de la chica se quedaron fijos en los del chico de rojo cabello, con una expresión vacía. El silencio duró un rato, hasta que la chica encontró las palabras para decir algo que valiera la pena.

-Vamos a lograrlo- comenzó a decir apartando la mirada del chico y depositandola en algún punto muerto de la enorme habitación. -El sacrificio de Yahiko tiene que valer la pena.

La chica no estaba muy segura de lo que decía, pero necesitaba saber que la muerte del chico de cabello anaranjado no fue en vano, que su muerte tuvo un propósito, necesitaba saber que no la había abandonado sin motivos.

-Se que así será- dice el pelirrojo bastante  convencido.

Los ojos de Konan se humedecieron ante el recuerdo de aquella escena de la muerte de su amigo, que a Nagato no le pasó desapercibido. ¿Cómo reaccionar ante el llanto de una chica como ella?, la mano del chico voló inmediatamente a la mejilla de la chica limpiando la lágrima que comenzaba a rodar por el fino rostro de la joven. Se miraron a los ojos en silencio, sintiendo la complicidad hacerse parte del momento, como si de magnetismo de tratara sus labios se juntaron por segunda ocación en sus vidas,  en un beso que comenzó como un ligero y tímido roce, casi como el primer beso que habían compartido, pero poco a poco se fue convirtiendo en un rítmico y desbordante  beso lleno de necesidad y pasión. Con la mente en blanco y el corazón comenzando a acelerarse no había mucho que hacer por detener aquella locura.

6 razones de Konan (Naruto fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora