04/Abril/2021

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Hoy al ir camino a casa me encontré a Bratt en el transporte, no es poco común, yo vivo por donde él estudia así que coincidimos muchas veces; pero hoy fue diferente de cierta forma, decidió no asistir a su última clase y quedarse a platicar conmigo un rato.

Él es ese tipo de amigos con el que puedes hablar de todo (literalmente, TODO) sin sentirte apenada, es el mejor confidente de la vida; es de esos que te escucha, analiza, te aconseja, te regaña y se enoja cuando la cagas pero sigue ahí, siempre dispuesto a repetir el ciclo.

Platicamos de muchísimas cosas, nuestros estudios, familias, el resto de los amigos, los nuevos amigos, comentamos sobre Donatien y sus líos amorosos y luego mencionamos los nuestros. Creo que somos el trío perfecto porque entre los tres nos complementamos, tenemos cosas en común pero también demasiadas diferencias; así que lo que le falta a uno lo tiene otro.

Como todas nuestras pláticas, perdimos la noción del tiempo, así que sus papás terminaron pasando por él a mi casa pues ya era muy noche como para que se fuera solo. Pero a pesar del montón de horas que estuvimos hablando, no fueron suficientes para contarnos todo lo que debíamos.

Nuestra amistad es tan completa que nunca nos quedamos sin tema de conversación, igual que con Donatien ayer, Bratt y yo recordamos nuestros años compartidos en la escuela.

Reímos mucho con eso, las tonterías que solíamos hacer cuando éramos más jóvenes son épicas, en más de una ocasión nos metimos en problemas, pero bien valían la pena con tal de pasar un momento agradable.

Sentimos cierta nostalgia al recordar, pues de todos los amigos que éramos en la escuela, los únicos que siguen juntos somos Donatien, Bratt y yo; los demás se han alejado un poco por las diferentes actividades en las que nos hemos ido envolviendo.

Entre nuestros temas no pudo faltar, por supuesto, nuestra mini conversación hot; no es que ambos tengamos demasiada experiencia, pero de lo mucho o poco que sabemos lo comentamos, nos platicamos experiencias y nos aconsejamos qué probar y cómo; creo que aprendimos más de sexualidad en nuestras pláticas que con las clases que nos dieron en la escuela.

Cuando llegaron sus papás, casi una hora después de llamarles, nos despedimos y me pidió que saliéramos juntos en un par de semanas; no tuve el valor de decirle que no iba a seguir aquí, así que supongo se enterará hasta que reciba la carta que le corresponde a él, espero que logre perdonarme por no contarle uno de mis mayores secretos...

Por siempre tuya

Violetta 

El último adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora