Él.

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A la hora de hacer el amor con él, me siento única; ha sido él único que me ha echo llorar, gritar, suplicar, estremecer, recitar su nombre y decir cosas cursis en medio de gemidos; a causa del deseo de sentir su tibio sexo en mi boca y en mi vagina haciendome penetraciones suaves e intensas una y otra vez... Los besos suaves, metiendo su lengua en mi boca, jugando con la mía, lamiendo mis dientes, apretándome el labio, cortandome la respiración, tratando de desatar una guerra entre nuestras juguetonas bocas; abrazos que terminan con rasguños de pasiones desatadas, caricias que comienza desde la cabeza hasta los pies, jugando con mi cuerpo y pensamientos codiciosos; jugando con mis labios inferiores y mi clítoris de arriba hacia abajo, en circulos, de una manera sensacional que lo hace único y especial; mis curvas, bordes, senos, gluteos, articulaciones, oidos, ombligo, nariz, boca, cabello y espalda no me pertenecen, sino a él, él controla mi cuerpo, era suya, un cuerpo ocupado, un cuerpo vencido, su esclava, su propiedad. ¿A dónde puedo ir? ¿cómo puedo decir no quiero estar más con él? ¡Si le pertenezco! Él no me coge, él siempre me termina colonizando.

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⏰ Última actualización: May 21, 2017 ⏰

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