Mariposa

¿Qué más puedo perder?

Al día siguiente volví a clases, era mi segundo día y todo marchaba perfecto, ya había conocido a mis compañeros de clase. Al finalizar las primeras dos horas se me acerca una joven, rubia, alta, ojos claros y sonrisa linda, tenía el pelo corto al igual que yo, pero la diferencia es que mi pelo es de color oscuro.

-Hola- me dice- ¿cuál es tu nombre?
-Hola, Mia- respondo- ¿El tuyo?
-Cecilia. Un gusto Mía. ¿Me acompañarías afuera?
-Claro.

Salimos afuera y yo pensaba "que bueno que esta chica se me acercó" ya que soy un tanto anti social y me cuesta acercarme a las personas por primera vez.
Me contó acerca de su vida, tenía 22 años y fue estudiante de derecho pero no le gustó, también me dijo que tenía graves problemas de salud, que se cuidaba mucho porque tenía familiares con cancer y que muchos habían fallecido a causa de ello.

Al bajar las escaleras a la hora de salir, ya que mi salón era en la planta alta del edificio, me crucé con Anderson, nuestras miradas se entrelazaron y por un segundo se detuvo el tiempo. No entendía porque me gustaba tanto, tal vez era su intensidad, pero incluso no era el tipo de chico que a mí me gustaba, morocho de piel pálida y ojos claros, sin embargo no me sonaba mal. Tampoco me quería ilusionar, solo era una solicitud en Facebook y ya me había ido mal otras veces por tomar conclusiones antes de tiempo.

A diferencia de las mariposas, que posiblemente ellas no tengan miedo de volar por primera vez, yo si tenía miedo de volver a empezar puesto que mi pasado no había sido de muchas victorias amorosas. Pero ¿Qué más podía perder?