1: Demencia.

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Hoy, como muchas otras veces, nuestros personajes se encontraban metidos en un nuevo lío gracias al Dr. flug, que como siempre otro de sus nuevos inventos había funcionado mal. Pero ese no era el caso... Hoy él malévolo líder de apariencia demoníaca estaba más furioso que nunca, esta vez ni siquiera los mimos y los gestos alegres de 5.0.5 lo podían calmar.

Nunca nadie lo había visto de esa manera. Era muy común que aquél horripilante ser explotara por cualquier cosa, pero hoy era diferente. Flug y aquel adorable oso gigante ahora rezaban por sus vidas.

Mientras que BlackHat mal decía por todo alrededor de su gran mansión algo sucedía en una habitación no muy lejana.

Demencia, la única femenina del grupo, extrañamente no se encontraba perturbando la mente inocente de 5.0.5 o tampoco arruinando la concentración de Flug en otro de sus proyectos, sino que esta vez en lo más cómodo de su habitación, o más bien, de su cama, aquélla extravagante chica admiraba una de sus muchas imágenes que guardaba de su gran Líder, BlackHat.

Para ser verdad, ella estaba obsesionada. Anhelaba con todo su ser el amor de su líder, fuera como fuera, ella estaba dispuesta a dar todo para conseguir un poco de atención por parte de él. Estaba bien si salían a dar un paseo por el parque, sólo para causar temor a cualquier pobre alma que pudieran encontrarse. O por otro lado podrían hacer otro tipo de cosas, como esas que muchas noches atrás se había imaginado, donde su despiadado jefe tomaba su cuerpo de la forma más brutal posible. En su retorcida mente aún existían esas imágenes. BlackHat haciendo el amor con ella, de todas las formas posibles. Aún podía casi sentir el dolor en su intimidad cada vez que la imagen de BlackHat aparecía, era inexplicable, tanto que ella misma tenía que satisfacer sus propias emociones.

Hoy era una de esas veces donde la lujuria invadía su cuerpo.

Demencia no espero más, se sentía espléndidamente extasiada. Llevo una de sus pálidas manos a la cremallera de su blusa y lentamente fue bajándolo hasta mostrar sus rosados y grandes montículos. Un suave jadeo salió de su boca al sentir el aire frío sobre sus tiernos botoncillos y una vez al sentír que se endurecían comenzó a jugar con ellos. Con cada acción que aplicaba sobre sus pezones no dejaba de mencionar el nombre de BlackHat, como si este fuera el que las llevaba a cabo.
Aún así, esa fotografía que posaba sobre el lado izquierdo de su cama, donde él Temible ser esbozaba una maliciosa sonrisa, tal como si el disfrutará de aquel espectáculo.

La joven seguía con su trabajo, pero ahora la ''demencia'' se había apoderado de ella. Sus manos fueron bajando lentamente hacia su vientre para después detenerse y deshacerse de su falda, dejando ver sus bien torneadas piernas y por último sus pequeñas bragas de color negro. Una vez ahí, empezó frotando por encima de su prenda.

Pero por otro lado BlackHat aún se sentía cabreado, hasta que algo logró captar su atención.

No muy lejos de donde él se encontraba parecía haber escuchado un pequeño gemido femenino. Naturalmente no le tomó mucha importancia, pero eso cambio cuando pudo escuchar otro pero esta vez más agudo. Su curiosidad le hizo viajar hasta donde esos sonidos totalmente insanos, podría haberse imaginado muchas cosas pero al acercarse a la puerta por fin pudo deleitarse con esos extraños ruidos. Su malhumorada cara paso a ser una faceta retorcida, ahora sabía lo que su subordinada se encontraba haciendo.

Sin miedo logró girar la perilla de la puerta para luego entrar lentamente con una expresión de superioridad, pero por dentro nunca se esperaría una acción de esas por parte de la chica.

Inmediatamente dicha subordinada al ver lo que tenía frente a ella, su corazón casi se detiene... ¿Es que acaso era un sueño?...

BlackHat se imagino todo lo contrario, pero que Demencia lo recibiera con los brazos abiertos mostrándole toda su gloriosa feminidad mientras ella de la forma más diabolicamente posible lo invitaba a poseerla...

BLACK HAT: UNA ANTOLOGÍA MÁS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora