Deducciones

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  El despertador sonó como cada mañana.

Esperen, no.

Su despertador no sonaba asi.

Extendió su mano hasta la mesita de noche, y alcanzo el aparato que no dejaba de sonar, ensordeciendo sus oídos.

-¿Hola? - contesto.

-¿¡Donde rayos estas!? - pregunto histérica aquella voz que ella conocía tan bien.

-¿Podes tranquilizarte, Martina? Agravas mi migraña.

-Oh, se pondrá peor, cuando veas que hora es. - gruñó por lo bajo y se incorporo un poco para mirar el reloj.

-¡Maldición, son las 10 am!- murmuro para si misma.


Colgó el teléfono de golpe.

Debía estar en el trabajo a las 8.

-Rayos, rayos, ¡Van a despedirme! - susurro levantándose de la cama de golpe.

Entro al baño a toda velocidad, para ducharse.

Esto ya le estaba pasando muy seguido.

{...}

Y con seguido se refería a hasta tres veces por semana.

Se miro en el pequeño espejo de su base de maquillaje y frunció el ceño.

De nuevo esas molestas ojeras.

No entendía porque aparecían.

Si se quedaba dormida en las mañanas mas del tiempo, se supone que descansaba mas.

Le resto importancia a esto una vez mas, y continuo maquillandose.

Esperaba que el trafico colaborara con ella.

{...}

Subió al ascensor rápidamente, y al llegar a su piso salio de este, rogando internamente no encontrarse con su jefe.

Estaba por entrar a su oficina, cuando el sonido de una garganta carraspeando la hizo detenerse.

-Tarde otra vez, Alonso. - reconoció esa voz al instante.

Se dio vuelta para enfrentarlo.

Ciertamente tenia razón en enojarse.

-Señor Botero. - la voz de Martina resonó a sus espaldas. - Lo estaba buscando. Clari me llamo temprano para avisar que llegaría un poco mas tarde hoy y yo no lo encontraba para decirle.

-Hoy, y ayer, y tres veces la semana pasada.

-Lo siento. - se disculpo la chica, aunque sabía que de nada servía. - No volverá a pasar.

-Eso espero, Alonso. - dijo, estaba enojado. - Ahora retirense a trabajar.

Asintieron y ambas se dieron vuelta para caminar a sus respectivas oficinas.

-Ah, y Stoessel. - se dirigió a Martina. - Basta ya de cubrirla. Esas también se las tengo contadas.

Ella asintió con la cabeza gacha y luego se dispusieron a seguir con su camino.

-Disculpame, Tini. - le dijo. - De verdad no se que me paso hoy. Anoche me acosté temprano.

-No te preocupes, se le pasara.
-Eso espero, no estoy como para que me despidan justo ahora.
-Ni yo. - rio. - Nos vemos luego.
-Claro.

La castaña asintió y cada una entro a su oficina.

{...}

Llego la hora del almuerzo, y al salir paso antes por la oficina de su jefe, Alejandro Botero.

If I die young  ~Dielari.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora