Chapter Seven

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Aún la duda calcomia mi cabeza, aún no sabía que hacer, había pasado una semana. Y seguía en ese estado de shock, no todos los días alguien se entera de una noticia así tan... de repente.

Lo que más me había afectado era que Simón lo sabía y cubría a su amiga, ¿y Matteo? Soy la única que piensa en él.

Había querido decirle a Ramiro pero cada vez que lo tenía que hacer intentaba cambiar de tema, era raro pero lo dejé pasar.

¿por qué no era más fácil?

Luna termina con Matteo, Gastón habla con Matteo, Gastón termina con Nina y Luna habla con ella. Sí era bastante complicado, pero si más tardaban sería peor siempre la verdad sale a luz y lo digo con mucha experiencia.

Hace unos pocos días otra duda había surgido, sí Simón sabe sobre Luna y Gastón, seguramente alguien más sabrá. Capaz Nicolas, o tal vez Pedro. Era todo tan confuso, maldije haber descubierto esto. Hubiese sido más fácil, porque aunque no quiera ser cómplice en esto. Ya lo era.


Tenía que decirlo ya no podía aguantarme estaba harta de tantos secretos, de tantas mentiras, estaba harta de verme involucrada en todo. Ahora era una chica normal no quería lidiar con problemas de la preparatoria. Sólo quería graduarme e irme de este pequeño infierno, porque así veía yo la preparatoria un lugar con gente siniestra, con mentiras y hasta falsas amistades, estaba bien experimentar pero no tendría que dejarse de lado los valores humanos, claro está que aprendí esto después de salir de ese mundo de fantasías, cuando choqué con la dura realidad.

Era mejor mandar todo a la mierda y eso haría.

Visualice a Matteo cerca del corredor, fui hasta él. Luna estaba sobre sus piernas y a su lado estaba su fiel amigo, Gastón.

- Matteo, necesito hablar con vos...-su vista me analizó y se sorprendió no nos hablamos, ¿que tenía que hablarle una chica como yo?-... a solas.

Se separó de su grupo y agradecí por eso nos alejamos hasta las gradas que mayormente no se utilizaban, era incomodo el silencio que se había formado sé que tendría que hablar primero.

- Bueno, yo la verdad n-no sé como decirte esto.- Mi mirada se había mantenido en el suelo pero la levanté al terminar la oración y pude ver su expresión de confusión. - Gastón y Luna te engañan, y-yo, lo siento.- su mirada era primero de confusión para luego ser una de furia.

- Mientes, eres una perra. ¿acaso no puedes verme feliz? Ámbar entiende de una maldita vez, ¡El mundo no gira entorno a ti!- lágrimas amenazaban con salir, no me creía y me dolió todo lo que me dijo. Pero al sentir su fuerte agarre y balancearme para un lado y el otro hizo que las lágrimas salieran de mis ojos como cascada, me lastimaba y fue aún peor cuando vi a mi alrededor. Ramiro estaba a metros mirando todo y sin inmutarse, a su lado estaba todo el colegio y nadie, absolutamente nadie se movilizó o quiso ayudarme.

Otra vez todos me habían defraudado.

¿Pero saben cuál era la diferencia entre esta y aquella vez? Antes lo tenía todo, pero ahora no tenía mucho. Sólo una amistad y sí esto sirvió para darme cuenta de unas cosas tendré que agradecer a Matteo.


Cuando Matteo me miró a los ojos, por un segundo, sólo un segundo, creí que se había arrepentido por ello. Y nuevamente volví a fallar.

Me soltó, sí, lo hizo. Pero susurró algo que me rompió. Y es doloroso recordar aquel "no quiero volver a verte" porque en serio no lo haría, no me volvería a ver.

Me alejé de él, me alejé de ellos, me alejé de la escuela, me alejé de todos y corrí hacía el lugar más seguro que encontraba en este momento.

No sé en realidad como llegué al loft de Simón y mucho menos sé como logré tocar su puerta, pero lo hice.


- ¡Ámbar! ¿Qué...- su voz perdió fuerza, su mirada era de asombro entendí que tendría que explicarle.

- Y-yo...-mi intento de explicarle todo falló, mi voz estaba rota. -Te necesito.-pude susurrar con esfuerzo y él me abrazo, me sentí la persona más segura entre sus brazos, todas esas partes se habían juntado y había hecho que dejase de pensar en esa gente para pensar en él y en mí, en un nosotros.

Los segundos, los minutos y hasta podría decir las horas pasaban. No estaba muy segura de la noción del tiempo pero sí sé que había sido mucho tiempo en la que yo estaba acurrucada en sus brazos y él sólo me abrazaba y agradecí por eso, no me sentía con fuerzas para hablar.

- Ámbar, no sé que te pasó y si no queres hablar lo entiendo pero...

- Callate y abrázame más fuerte.- Cuando creí que no había algo mejor que estar entre sus brazos escuché su risa, su risa no muy varonil y tampoco algo afeminado era la combinación perfecta, y él era perfecto. Es la parte que yo no tenía, Simón me complementa.



- Gracias.- Me separé y al instante quise retractarme, pero no lo hice tenía que explicarle.

- ¿Por qué?...

- Todos me traicionaron, Simón. Tengo miedo.

- ¿Quién te traicionó? ¿Miedo?

- Ramiro, Matteo, todos. Y tengo miedo, no quiero que me traiciones... no lo voy a soportar.- ¿Lágrimas? Cataratas.- no me dejes, Simón.- Se acercó a mi rostro y acarició cada parte, grabó con sus huellas cada lugar de mi rostro, y luego acarició mis mejillas para que lo mirase a los ojos.


- Nunca lo haré.- Nunca, nunca era mucho tiempo. Nunca era jamás e intencional o no, él me iba a abandonar porque así era la vida, ¿Pero por qué no disfrutarlo al máximo? Claro, nunca pensé en lo que sería nuestro adiós.


Me besó, lo besé, nos besamos. Y no eran mariposas las de mi estómago, eran animales salvajes lo que sentí. Porque con él era así, a mucho o a nada.


Fuego [Simbar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora