Do you realize? - Flaming Lips

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Frente a una lapida en la que se podía leer claramente: "Murieron juntos como los eternos amantes que cuidaran por siempre al fruto de su amor, el niño que ilumino sus vidas"...

-Gracias por venir -dijo Suga- No tenías que hacerlo.

-Quería acompañarte -acepto Daichi-

-Fueron los mejores padres, no puedo recordar muy bien sus rostros sin ver fotografías... -tomando un momento- Pero aun puedo recordar sus risas si me concentro en ellos.

-Lo siento mucho -dijo muy apenado Daichi-

-No lo sientas, ellos estuvieron juntos hasta el final tal como querían -volteando a Daichi con una sonrisa iluminada-

Suga se acerco a la lapida, donde con sumo cuidado coloco un hermoso ramo de camelias antes de juntar sus palmas y en silencio conversar con sus padres.

Daichi podía sentir el aire frio que salía de su boca como vapor blanco y con melancolía observo a Suga cerrar los ojos con una serenidad implacable que lo estremecía. Considero que lo correcto era hacer lo mismo en señal de respeto ante quienes le dieron la vida al hombre que más quería en el mundo, y que lo sorprendía siempre con esa fortaleza que no sabía de dónde provenía y que admiraba sinceramente.

Cuando termino de rezar, Daichi se encontró de frente con la sonrisa de Suga que lo esperaba animado y ansioso.

-Estoy seguro que les habrías agradado -dijo el de cabellos plata volviendo hacia Daichi- Les hable de ti.

-¿En serio? ¿Les contaste de mi? -sorprendido por las palabras de Suga-

-Sí, te habrían aprobado completamente -sonriendo juguetonamente-

-¿Ah? -pestañeando rápido sin creer lo que escuchaba- ¿A-aprobar?

-¡Vamos! es tu cumpleaños y tenemos que ir a celebrarlo -cambiando de tema completamente-

El viento frio meció los pétalos de las camelias que parecían despedirse de la pareja como si fueran los buenos deseos que provenían del más allá, llenos de bendiciones por parte de los padres de Suga que se alegraban de ver a su hijo finalmente siendo apreciado de la forma más genuina que alguien pudiese querer a otro ser. El cariño y aprecio indescriptible que ellos mismos habían sentido en vida por el otro, y que los había llevado a experimentar todas las clases de amor con su simple compañía.

Caminaron lentamente por el tranquilo cementerio que guardaba cientos de almas dormidas, que de vez en cuando se levantaban de sus tumbas para estirar un poco las piernas y así recordar un poco el mundo de los vivos.

-Es un poco deprimente que el día de mi cumpleaños sea el mismo que murieron tus padres.

-Sí, tienes razón -sin mirarlo con la vista pegada a lo lejos- Supongo que los treinta y uno de diciembre no son mis días favoritos.

-No te culpo ¿Quien podría hacerlo?

-Ahora ya no duele tanto -mirando el cielo gris- , pero siempre es triste ver como unos festejan mientras tú debes soportar el vacio de perder a quienes quieres, como si fueras un bicho raro. -tomando un segundo antes de continuar- Cuando era niño odiaba a todos por ser tan felices, mientras yo lloraba en vano para que mis padres regresaran y me dijeran que todo había sido un mal entendido, que ellos no habían muerto en ese choque.

A Daichi se le paraba la respiración y su pecho se comprimía al ver el sufrimiento de Suga, que por primera vez le mostraba esa pena que lo torturaba. El azabache no era bueno en cuestiones como esta, donde debía ser quien seca las lagrimas de otros. No era falta de senilidad, es solo no sabía qué hacer y sin embargo a Suga solo quería abrazarlo para que llorara todo lo que quisiera, así con sus palabras y caricias sanar un poco ese vacío de todos estos años. Sabía que la perdida de Suga jamás se borraría, pero haría lo que fuera para que este y los próximos treinta y uno de diciembre no significaran lo mismo para el profesor de cabello plata.

The V Kings (Haikyuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora