El Ángel Con la Escopeta

Dulce inocencia

En cuanto vi a la princesa a lo lejos, estaba cerca de un camión que decía basura real, vi que tiraba flores, y me acerque a ella a saludarla:

-Buenos días, bella dama 

-¿Qué quieres animal? 

-He venido a saludarla, para compensar lo del otro día, tenga, le traje estas flores,  me han dicho que son sus favoritas.

-¿Quién te ha dicho semejante cosa? ¿no sabes que odio las rosas rojas? Me parecen un cliché.

-Pero usted tiene un jardín lleno de rosas rojas

-Es porque me gusta su olor, seguro las cortaste de mi jardín, bueno no importa, igual ya son basura

Vi como la princesa puso el ramo de rosas en el canasto que se dirigía al camión de basura.

-Pero eran para usted ¿por qué las tira? ¿es porque le he mandado muchas estos días? 

-No bastardo, para mi son basura, ademas son para mi y hago lo que se me de la gana con mis obsequios, recibí todas tus rosas, son todas estas que ves que van a la basura, no sirven, estaba en mi casa solo que no quería verte, entiende, no me caes bien, punto, vete a tu casa a jugar a las muñecas con el rey Ingannare o a jalarse las pollas, no me interesa hagan lo que se les de la gana no vengas a molestarme tengo cosas mas importantes que hacer, ¿no es así querido?

Se acerco un sujeto robusto, de cabello negro y largo amarrado con una coleta, barba abundante y cerrada, vestido de una forma similar al rey Ingannare, ojos azul oscuro, un poco bronceado, cara larga, labios gruesos, nariz delgada; le dio un beso en los labios a la princesa y la abrazo. 

-¿Es este el sujeto que ha estado mandando todas estas cosas?

-Sí, es el, te dije que era patético ¿o no? 

-Por supuesto que lo es, yo te recomendaría que te fueras a casa, no pierdas el tiempo, tu no eres como nosotros, evitame la pena de llamar a los guardias para que te echen a patadas de aquí.

-Pero princesa, su sirviente me dijo que...

-Los sirvientes dicen muchas cosas, ahora vete de aquí por favor

Me subí al carruaje del rey confundido por lo que había pasado, sentí aquella presión en el pecho que no me dejaba tranquilo, salieron lagrimas de mis ojos, esa escena no se me iba de la mente; así que a esto se llama tener el corazón roto... pensé. Cuando regrese a donde el rey procedí a ir a mi habitación, me tire a la cama y comencé a llorar, ese sentimiento era catastrófico de alguna manera por mas que llorase esa presión del pecho no se iba, algo estaba roto, no por fuera sino por dentro, se sentía mucho peor que las heridas en el cuerpo, aparentemente era algo que no se podía curar tan fácil como la piel rasgada, no comprendía por qué la princesa era así conmigo, si yo todo lo que estaba haciendo es darle mis sentimientos, en Truly la persona que te besaba era la persona que te amaba pero la princesa daba a entender lo contrario, no todo es como en Truly, aquí no es así, aquí el amor no corresponde, comprobé que no solo se puede romper lo de afuera, sino también lo de adentro, el amor es mas complicado de lo que creía, decidí  no confiar más en los sentimientos los libros tenían razón, yo debi confiar mas en la razón, ya sabía yo que no era bueno confiar en el corazón ya que parecía que era el órgano mas ciego del cuerpo, pareciese que de todos los órganos es el único que no logra a tener una verdadera conexión con el cerebro, estaba claro, no debía dejarme llevar por el, quería arrancarlo porque todas las veces que confié en el salí lastimado. Al escuchar mis sollozos el rey Ingannare entro a mi habitación, le conté lo sucedido y me dijo que luchara por lo que amara, el decía que en mi naturaleza estaba el alma de un guerrero y si quería a la chica debía luchar por ella.

Después de quedarme un rato dormido el rey apareció una vez mas, esta vez con la sorpresa de que me había inscrito en su escuela, me dio una mochila, útiles y un horario, no comprendía por que lo hacia si yo ya estaba inscrito en una, pero me dijo que era una ayuda, para que cuando regresase a Truly tuviera mas conocimiento que todos, no entendía a que se refería con eso, si en Truly todos llevábamos notas iguales.

Al siguiente día, me levante temprano, tome una ducha, desayune algo, tome mis cosas y me fui a la institución solo ya que el rey dijo que el iría mas tarde, cuando llegue apenas estaban abriendo el colegio, me dirigí al salón que me correspondía y espere a que llegara una autoridad para que me asignara un lugar, espere ahí parado como por media hora, hasta que al fin se presentaron algunos alumnos, me miraban raro, quince minutos después llego el profesor, me presente con el y el me presento a la clase, cuando termino de hacerlo, llego el rey Ingannare.

-El es mi mejor amigo, trátenlo bien, ya sabe profe -le guiño el ojo-

-Como usted ordene, tome asiento donde usted guste señor Aletheia

-Siéntate a mi lado -dijo el rey-

-Pero hay alguien mas sentado a su lado

-Hey tu, muévete

-Pero es mi lugar

-Que te muevas

-No se preocupe señor, me sentare en aquella banca del rincón, no quiero incomodar

Todos comenzaron a hacer expresiones de "ow" "que tierno" "llévenlo al jardín de niños" , a lo cual el rey hizo una mueca.

-¿A un lado del perdedor corta venas? Los del rincón son todos unos perdedores ¿estas seguro?

-Si

-Tu te lo pierdes, hum. 

A lo cual me senté en aquella banca del rincón, justo a lado de un sujeto con gorra negra por el cual le salia un largo flequillo negro con mechones morados que le cubrían casi la mitad de la cara, de ojos verdes, extremadamente delgado, muy blanco, labios rojos y perforados de un extremo, tenia los ojos delineados, tenia ojeras, nariz respingona y delgada, cejas delgadas, pestañas muy largas y abundantes, llevaba una playera negra con un esqueleto, a la cual le salían mangas moradas con las cuales se cubría las manos, cinturón con una especie de púas, pantalón de mezclilla muy pegado, tenis negros de bota y una mochila negra, era un poco misterioso y callado, pero me parecía un sujeto agradable, fue el único que no hizo alguna especie de expresión cuando decidí sentarme a su lado.