Maryam quería salir del cochecito. Protestó y movió piernas y brazos hasta que Victor la alzó en brazos. Se mantuvo erguida a duras penas entre los dos con su petorosa, mientras movía los pies sobre las tablas de madera del muelle, con una expresión de absoluto gozo en la cara.
—Por eso casi ninguna de mis citas quiere tener a Maryam cerca —señaló él.
A Silvia le costó creer que alguna mujer pudiera no considerar adorable a la pequeña.
—Es una jovencita muy decidida. Y estoy convencida de que todas tus citas se enamoran de ella.
—No lo creo —Victor rió—. De hecho, la última vez que salí con Tara, me preguntó si ya pensaba a qué colegio la iba a mandar, y que ella conocía dos muy buenos… ambos internados.—¡Vamos! Debía ser una broma. Solo es un bebé, por el amor del cielo.
—Es lo que pensé yo. Pero hablaba en serio.
—No parece una persona muy agradable, Victor.
—Puede que tengas razón. Aunque tal vez pensaras de otro modo si Maryam te mantuviera despierta toda la noche. A mí no me importa porque es mi hija y estoy loco por ella, mas para otra persona podría representar una molestia.
Observó a Victor con los vaqueros y una camisa azul. Parecía relajado y feliz almirar a su hija. Él alzó la vista y la contempló.
—Espero que tengas hambre. Preparan una comida estupenda aquí.
—Eso he oído.
Al llegar a la puerta del restaurante, Victor plegó el cochecito y Silvia tomó la mano de Maryam para guiarla al interior.
La decoración era muy agradable, con suelos de madera pulida y balaustradas que daban la impresión de hallarse en la cubierta de un barco. Los sentaron a una mesa junto a la ventana más alejada, con vistas al océano.Trajeron una silla alta para la pequeña y la colocaron en el rincón de la mesa, entre ellos dos. Pidieron algo para beber y Victor sacó una botella de plástico con zumo para Maryam.
La camarera volvió para darles los menús y las bebidas.—La fiesta fue bien anoche, ¿verdad? —comentó ella para llenar el silencio que reinó entre los dos.
—Sí —sonrió—. Eso pareció.
—¿Cuándo crees que te enterarás de si has conseguido el trabajo?
—No lo sé. Pero, como la paciencia no es una de mis virtudes, espero que sea pronto.
—J.B. no me dio la impresión de ser una persona indecisa, así que supongo queno tardará mucho en tomar una decisión. Deberíamos llamar a Nancy y agradecerle su hospitalidad —continuó—. Si me das su número, lo haré. Siempre que quieras, desde luego.
La camarera los interrumpió para tomarles el pedido. Como ninguno había llegado a mirar el menú, Se concentraron en él.
—¿Por dónde íbamos? —preguntó ella cuando volvieron a estar solos.
—Te ofrecías a llamar a Nancy.
—Oh, sí. Pensé que, como se supone que soy tu pareja, quizá espere que la
llame. Además, anoche me hizo algunas preguntas sobre una de sus plantas del invernadero, y llegué a la conclusión de que debería ponerla al aire libre. Quería hablar con ella al respecto. Debería haberle preguntado a Simon qué pensaba, pero mi cerebro no funcionó bien en la fiesta.—Creo que sabes de plantas tanto como Simon Wesley —afirmó convencido.
—Gracias por el voto de confianza, pero se trata de un tipo muy raro de orquídea. Simon es un genio para esas cosas. De hecho, es brillante.
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Novia de Conveniencia (adaptación)
RomanceVictor González, no necesitaba a nadie para cuidar de su hija Maryam, él solo se las arreglaba perfectamente. Pero cuando sus circunstancias familiares amenazaron con interponerse en un lucrativo contrato decidió encontrar a una mujer que interpreta...