Capítulo 6: Toc toc, alguien llama a la puerta.

9 2 0
                                    

Nos sentíamos tranquilos de saber que al fin mañana nos iríamos de el lugar para nunca volver, es mas, era tanta la felicidad que yo y Janine incluso bailamos en nuestra habitación con pequeñas risitas, aplaudiendo y moviendo las caderas mientras estábamos abrazados. Por supuesto que no todo iba a ser risa y felicidad... Lo primero que supimos mi chica y yo al llegar a la casa del mecánico fue que este había sido encontrado muerto, que al parecer estaba "torcido" de una forma tan extraña que parecía que sus huesos habían sido rotos por completo, además su cuello estaba torcido hacía atrás, teniendo una sonrisa en el rostro macabra que parecía que había disfrutado de lo que le hicieron. Todo esto nos lo contó una mujer que encontró el cuerpo en la cochera frente a nuestro auto, ya que el cuerpo ya estaba en una bolsa negra, llevándolo a la morgue para investigar mas como murió. ¿Como podría expresar como me sentía en ese momento? Tenía un nudo en la garganta y parecía que Janine también, además para empeorar la situación, el auto ni siquiera término de arreglarse y ese era el último mecánico, o mejor dicho, el único mecánico.

-Yo... Ya no quiero seguir aquí... Tengo mucho miedo... Ya hubieron dos asesinatos... -Susurraba Jan, poniéndose las manos en el rostro. La abracé tratando de demostrar que no tenía miedo, pero si... Temía porque nos pasara algo a mi o a ella, incluso a mis padres.

-Señora... Disculpe, ¿acaso tiene idea de que cosa esta provocando estos asesinatos? Es que no son un accidente y mi mujer esta muerta del miedo, no quiero seguir aquí y al parecer tenemos que buscar a otro mecánico para que arregle nuestro auto. -Comente a la mujer que encontró el cuerpo, que era una anciana extraña, ciega de un ojo y de cabellos blancos. Esta nos vio atentos a mi mujer y a mi antes de bajar la mirada.

-Tengo algo que podría ayudarles, jóvenes... Un libro, pero esta en mi humilde casa... ¿Les parece si me acompañan por el y tomamos algo de té juntos? Hace años que nadie me acompaña a la hora del té. -No esperó un si y ya había empezado a caminar. Mi pareja y yo nos quedamos viendo un momento antes de seguirle dudosos.

Estuvimos a paso lento detrás de ella por varios minutos antes de llegar a una casa que tenía a un lado un pozo, uno que probablemente éste secó por lo viejo que se veía. Entramos a la casa pensando que una señora de su edad no era peligrosa o qué podría hacernos daño, además, nadie del pueblo parecía querer explicar nada. Llegamos a la cocina de la mujer, una muy mal ordenada, con basura en una esquina, sillas y mesa de madera podridas por la humedad probablemente, además, se podían ver cucarachas a donde voltees, por lo que nos dio mucho asco imaginar comer o beber algo de aquí. La mujer puso una tetera en el fuego y fue a una habitación, dándonos una sonrisa extraña de paso, una que correspondimos con algo de miedo.

-Ni siquiera se que estamos haciendo aquí. No te imaginas cuanto extraño nuestra casa... No pienso volver aquí nunca mas. -Janine se notaba tensa, tomando un mechon de su cabello para entretenerse con el. Luego de un rato, la mujer volvió con un viejo libro lleno de polvo y telarañas. Lo puso encima de la mesa para mostrarlo y habló.

-Los asesinatos no son cosa nueva, muchachos. Estos ocurrieron también desde hace muchos años atrás, pero, no son asesinatos normales... Este libro lo escribió mi padre y las fotografías que verán en el son... Reales, el las tomó con su vieja cámara, el trabajaba en una morgue, una que se encontraba en el mismo sótano de esta misma casa y... Siempre le llegaban cadáveres raros. El al notar esto decidió investigar mejor y encontró muchas historias que parecen ficción, el encontró a los asesinos... ¡Este pueblo esta maldito! -Al gritar esto, nos puso de nervios y pensamos que estaba loca. Se puso mas sería la anciana y abrió el libro a la página una, mostrando una fotografía de dos niñas que estaban muertas, tomadas de las manos mientras todo sus brazos estaban rotos al igual que sus piernas y cuello. La fotografía era demasiado vieja y de verdad era espeluznante.

-Las hermanas Rossfeld, dos niñas hijas de padres adinerados que vinieron a este pueblo a construir su enorme casa, pero a los pocos días de llegar, las niñas desaparecieron. Todos las buscaron por los espesos bosques, en la neblina e incluso en el lago... Pero nada. Paso un año hasta que las descubrieron en una vieja casa, sobre un colchón, las pequeñas estaban tomadas de las manos... Se comprobó que fueron violadas, además de que las mataban de hambre y las maltrataban... En su honor crearon esa canción que los niños cantan, para asustar a los niños que no se van a dormir, pero muy pocos saben el origen de ella. Luego, se encontraron mas casos similares de personas torcidas, creyendo mi padre que el causante era el mismo asesino de las niñas, pero... Miren esto. -Nos mostró en una pagina una fotografía pegada con cinta adhesiva, dejando ver una casa por fuera, pero que en una ventana se veía la silueta de dos niñas que estaban juntas - Esa casa pertenecía a los
Rossfeld, padres de las niñas que luego de enterarse del asesinato de sus pequeñas, se volvieron locos y se terminaron suicidando. La fotografía se tomo cuando los padres ya habían fallecido, por lo tanto, no es posible que dos niñas estén ahí... Mi padre creía que las niñas se vengan de quienes se lo merecen y que vienen a la tierra de los vivos a cantar la canción que le dedicaron, llevándose a cualquier alma desafortunada al mundo de los muertos... Muchachos, esto no se los digo para asustarlos, si no para advertirlos, por favor, llevense el libro a su casa y tomense el tiempo de leerlo, se darán cuenta de que mi padre no estaba loco. -Yo no sabía que creer, tomando el libro en mis brazos. Janine al contrario opinaba que la mujer estaba mas que loca y que solo habían perdido el tiempo - ¿No se quedan a tomar el té?

-¡Muchas gracias señora! Pero estamos muy cansados, queremos ir a casa y aprovechamos a leer su libro. Gracias, ¡ya nos vamos! -Janine me tomaba de la mano y me llevaba a la fuerza hasta la puerta, saliendo de ahí. Ya afuera dejo ver su frustración. - Vieja loca... ¿De verdad creé que unas niñas muertas vienen a matar gente? Vayamos a una cafetería Derek, necesito algo cargado...

-Si, mi amor...

Mientras tomaba su mano y caminaba, comencé a recordar aquella fotografía que encontré en el sótano de la casa del mecánico. También abrí un poco el libro, observando un título diferente en una página, llamado "Alguien toca la puerta".

Ellos no se han ido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora