13. Sangre

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Ya llevo mucho tiempo marchando por estas calles oscuras y rotas.
Conocí a muchas personas durante este viaje infinito.

En el Desfile Negro hay veteranos de todas las guerras, ellos marchan con sus uniformes de gala, y tienen muchos tipos de heridas, en su mayoría agujeros de bala.

Hasta hay bebés que partieron del mundo humano son nadie que los cuide en este lugar.

Pero en El Desfile Negro, no sólo hay humanos, también hay animales, se pueden ver lobos correteando y todo tipo de aves volando.

Desde que llegué tengo algo atado en la mano, nose a donde va pero me sigue durante todo mi camino, es un hilo rojo que se aleja y sigue hasta donde mi visión puede alcanzar a ver

Mi curiosidad me estaba matando y decidí seguirlo. Caminé y camine hasta que llegue al lugar.

La muerte estaba parada de espaldas a mi, observando una especie de pared hecha de agua muy azul que formaba ese típico movimiento de agua y de allí adentro salía una luz.

El hilo rojo se metía allí adentro.

-hola- dije, tocandole el hombro a la muerte.

-hola, supongo que tienes preguntas, así que este es el momento de hacerlas- comandó ella.

-si, para empezar ¿que es este hilo rojo?- pregunté.

-Es tu única conexión con el mundo humano y está unido a lo único que más amas, tu amada y si cierras los ojos y te concentras podrás escuchar lo que ella piensa- respondió.

-¿y que es esa puerta hecha de agua?- pregunté.

-ooh, esa puerta, es la entrada al mundo humano, una especie de portal- respondió.

-¿sabes algo de la muerte de mi padre?- pregunté.

-me temo que yo fui la que lo acompañó en su último viaje al igual que vos, él tenía muchos problemas, le debía muchísimo dinero a un pez gordo este le dio una última oportunidad para pagar lo que le debía y al no recibir lo que pidió decidió mandar a sus hombres para que lo asesinen- respondió.

-¿mi padre está aquí?- pregunté.

-no cualquiera entra en El Desfile Negro, el no está aquí- respondió.

-¿entonces, porque entre yo?- pregunté

-yo se quien morirá y cuando lo hará, tu rompiste todos los mandamientos de Dios, no tienes su perdón aunque estés arrepentido, ibas a morir y te salve del infierno- respondió.

-entiendo, ¿y cuales son estos mandamientos?- pregunté.

- amar a Dios por sobre todas las cosas, no quitarle la vida a nadie ya que sólo Dios puede darla y quitarla, no desear a la mujer de otro hombre, honrarás a tu padre y a tu madre, no cometerás actos impuros, no robarás, no levantarás falsos testimonios ni mentiras , no consentirás pensamientos y deseos impuros, no codiciarás los bienes ajenos- respondió.

-entiendo, los diez mandamientos- dije.

–¿y mi padre que tiene que ver en esto? ¿porque dijo "cuando crezcas serás el Salvador de los rotos, los vencidos y los maldecidos"?–pregunte.

–ese no fue tu padre, tu mismo pensaste que no habías recordado que el te halla dicho eso, es porque nunca lo hizo, fui yo, tome la forma de tu padre en nuestro primer encuentro para que sea menos raro– respondió.

–gracias, por salvarme del infierno–dije– supongo que...–hice una pequeña pausa– esto es todo.

Los doctores y las enfermeras no hicieron mucho para cuidarme sólo intentaron mantenerme vivo hasta el final ¿y para que? Obviamente para que les de mi sangre, esos malditos vampiros chupa dineros, pero básicamente eso fue lo que hice, les di mi sangre y más sangre galeones de sangre, tanta como para formar una inundación.

Me mandaban rosas ¿porque? ¿para felicitarte? "Heeey paciente, te vas morir felicitaciones, toma estas rosas en modo de agradecimiento", ese chiste fue gracioso, prefiero tomarlo con humor antes que llorar.

Pero todavía recuerdo su sonrisa y espero poder encontrarla.

Mi amor, espero que me guardés un lugar donde sea que estés, porque cuando yo me vaya estaré allí para vivir eternamente.

El Desfile NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora