9. Dormir

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En la mañana escuche como la puerta se abrió –el desayuno– dijo la enfermera.
Ella era una joven muy delgada, tenía el pelo corto y media un metro sesenta.

Apoyo la bandeja sobre la mesita plegable que tenía la camilla. En la bandeja habían tostadas, un pote de mermelada y otro de dulce de leche y té. Sería mucho mejor si tuviera café pero no me dejaban tomarlo, por los problemas del corazón .

Al agarrar el cuchillo para la mermelada me di cuenta que mis brazos se habían vuelto muy flacos y ya no habían pelos en ellos, al ver esto ya nisiquiera tenía ganas de comer.

Al rato mi amada entro con un bolso muy grande de color azul.
–hola cariño– dijo dejando el bolso en el piso – traje tus cosas de casa–.

–gracias, pero... después de todo no puedo creer como seguís siendo tan buena conmigo– dije.

–sera porque te amo– dijo mirándome con cara de "este hombre es idiota".

–no deberías hacer las cosas por mi, no merezco tu simpatía, porque no hay manera de poder disculparme por lo que hice–dije

11 años antes de la noticia

La secundaria había acabado, la larga tortura había llegado a su fin y en esta etapa era cuando iba  a vivir la nueva vida.
La venta de Marihuana iba muy bien.

yo ya la tenía a ella, esa hermosa chica que había rescatado. Haría lo que fuera por ella, es más e terminado con una vida por ella, mi amada.

Ella era mozo en la cafetería "Fantastic's". Yo iba a tomar café todos los días allí y esperaba a que termine su turno para irnos juntos.

Repetí la rutina, pero al llevarla a su casa, esta vez ella me invitó a pasar.
Nos quedamos hablando sobre lo horrible que fue la secundaria y nos reíamos. Hasta que ella nombro a ese desgraciado.

–hey cariño, dijiste que no íbamos a hablar de eso– dije, pero sabía que obviamente este era un tema difícil de olvidar.

–lose, dijo es que...–rompió a llorar. –fue horrible– dijo.

–lose, pero ya pasó, él ya no está aca– dije abrazándola.

Estuvimos así un rato, hasta que sonó el timbre.
Mi amada abrió la puerta y se encontró a su amiga.
Los ojos delineados de esta formaban ríos negros por toda su cara, miré sus brazos y note que tenía moretones, subí la mirada hacia su mejilla derecha y también tenía un moretón.

–¿que te a pasado?– preguntó mi amada con una voz preocupada.

–tuve... tuve una pelea con mi novio – dijo su amiga con una voz temblorosa.

–no pasa nada, ven pasa– dijo mi amada.

–¿puedo quedarme está noche?– dijo su amiga.

–si, por supuesto, sabes que podés contar conmigo para lo que necesites– respondió ella.

Le dimos una frazada y una almohada para que durmiera en el sillón.

Eran las 3:00 AM. Yo estaba durmiendo en la habitación de mi amada junto a ella, hasta que escuche que la puerta de la habitación se abrió.
Escuche una voz que decía susurrando –hey, pssst ¿estas despierto?–.

Me di vuelta y la amiga de mi amada estaba parada en la puerta.

–si, ahora si estoy despierto– dije sarcásticamente.

–¿puedes venir abajo conmigo?– dijo ella –es que por todo lo que pasó, tengo algo de miedo–.

–bueno, está bien esperame que ahora me visto– dije.

Un rato después baje las escaleras. Ella estaba acostada en el sillón, yo me senté a sus pies.

–tengo miedo, no quiero que me vuelva a lastimar – dijo, con una voz baja, pero rota a la vez.

–no pasa nada, estas a salvo acá con nosotros y no vamos a dejar que te haga daño– dije agarrándola del hombro.

Ella se sentó y agarró mi mano, nuestras miradas se cruzaron una vez, sentía como mi corazón latía rápido. Ella era una chica, rubia, con ojos claros y muy linda.

Ella me abrazó y me dijo –¿te podés quedar un rato hasta que me duerma?– dijo.

–esta bien– respondí, acostándome alado de ella.

La amiga de mi amada me abrazó. Cuando creí que ella estaba dormida me levanté para irme, pero ella me agarró del brazo y me trajo hacia ella.

Nuestras miradas se cruzaron por segunda vez, y ella me besó.
Yo sentía que no quería hacerlo, pero de todos modos cedí ante ella.

Ella empezó a desabotonar mi camisa y cuando soltó el último botón, mi camisa calló al suelo.
Ella se sacó la remera y los jeans.

Los dos nos acostamos en el sillón y continuamos...

Un rato después oímos como mi amada bajaba las escaleras rápidamente.

Nos vio, juntos en ropa interior. Lo peor de todo fue ver su cara, estaba decepcionada furiosa, confundida,
Básicamente era todo un poema.

Mi amada empezó a golpear a su amiga, los puños se hundían en su cara. Su amiga abrió la puerta, agarró su ropa como pudo y salió corriendo.

Yo me quedé parado detrás de ella.

–yo... lo siento, no quería lo juro– dije mirando hacia abajo.

–te creo– dijo ella y me abrazó.

No puedo creer cono todo siguió bien, desde ese momento me prometí que la iba a cuidar y proteger.

En la actualidad

No quise que me perdone, no merezco ser perdonado y me comporte como un monstruo con ella.

Me empezó a doler la cabeza, era un dolor que me pegaba, parecía que mi cerebro se estuviera derritiendo dentro de mi cabeza.

Mi mano que estaba agarrada a la de mi amada cayó y mis ojos se cerraron.

–ENFERMERA– gritaba mi amada.

Pero a lo lejos pude distinguir otras voces.

–son estos miedos; y siento como si alguien estuviese agarrando mi...– se cortó por un segundo y empezó a sonar más fuerte.

–son estos miedos; y siento como si alguien estuviese agarrando mi garganta, no son estremecimientos son peores que los estremecimientos son... son estos miedos y es como si alguien estuviera agarrando mi garganta y apretando, y no puedo... no puedo despertar– decían.

Las voces sonaban como si alguien hablará por una radio con mala señal, se escuchaban entrecortadas y sentía como se alejaban y a su vez yo me alejaba de este mundo.

El Desfile NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora