Capítulo Décimo Quinto

2K 163 18
                                    

Antes que nada quisiera disculparme por el abandono. Como recordarán algunas, no tengo internet en casa, y los megas los he tenido que usar para mis responsabilidades con el trabajo. Quisiera poder postear tan seguido como antes, pero es imposible para mi. Lamento también no comentar sus grandiosas historias, apenas si puedo como hoy actualizar para que se vean sus capítulos nuevos. Les mando saludos desde mi tierra, donde tenemos tantas dificultades, pero que aún conservamos el corazón de querer hacer las cosas que amamos. Las quiero. Besos.


- Buenos días... - Victoria llegó a la mesa del desayuno con una sonrisa que animó a todos. Su padre la miró y compartió una sonrisa cansada con ella.

- Despertaste de muy buen humor. - Señaló su madre.

- ¿Te parece? - Preguntó sonrojándose. Camila la miró con la ceja levantada y ella entornó los ojos a su mejor amiga. - ¿Que haces levantada?

- Me iré apenas termine el desayuno

- ¿Por qué?

- ¿Recuerdas la gala para beneficencia?

- Dios mio...

- Aún faltan cosas por hacer.

- Debería ir contigo. - Dijo frunciendo el ceño, pero Camila la tranquilizó.

- Deja que yo me encargue de todo, sólo necesito que vayas esa noche. ¿Podrás?

- Por supuesto.

- ¿A beneficio de qué es la gala? - Preguntó su padre.

- Embarazadas adolescentes sin hogar. - Sus padres la miraron fijamente, un rastro de dolor paso en la mirada de ambos, pero Victoria cambió el tema enseguida. - ¿Donde está Fer? ¿No se ha levantado?

- Su padre se la llevó esta mañana. - Señaló su padre con voz seca.

- ¿Qué dijiste?

- Iban al pueblo a desayunar. - El buen humor de Victoria cambió totalmente. Se levantó y lanzo la servilleta en la mesa. - ¿A dónde vas?

- A dejarle claras, algunas cosas a Juan Pablo Iturbide. - después de tomar una camioneta, salió en dirección al pueblo. El celular de Fernanda estaba convenientemente apagado y Victoria estaba más enojada por momentos. Llegó al mejor lugar de desayunos del pueblo y consiguió estacionada la camioneta de Juan Pablo. Se bajó y entró al lugar para enfrentar al padre de su hija, cuando los vio en la mesa se quedó de piedra, estaban sentados los tres, padre e hijas y reían de algún comentario que él estaba haciendo. Fernanda lo miraba entusiasmada y sonreía, hacía mucho que su hija no parecía feliz, en un momento su hija la vio y sus ojos se iluminaron y le hizo señas para que se acercara, y ella lo hizo.

Libre del DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora