Cap 1.

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Una vida perfecta era lo que tenía Yixing, al menos eso pensaba.

Una hermosa casa en un lugar muy exclusivo de Seúl, enorme, con un jardín muy verdoso lleno de toda una variedad de flores que alcanzaría para tener un jardín botánico, una piscina pequeña pero lo suficiente para que cabiesen ahí todos sus amigos y divertirse.

Dinero, mucho dinero, era millonario y todo gracias a su trabajo como diseñador de ropa que estaba bajo el apellido de esta familia: Zhang.

Una hermosa novia, que daría la vida por él y él por ella, su bella Kristal.

Tenía los mejores amigos que podría desear, al menos eso era lo que pensaba de ellos, Kai, Kris y Sehun pero ahí venía la pregunta, ¿por qué no sabía nada de ellos desde hace semanas?

Tal vez había algún contratiempo y no se habían enterado, podría ser ¿no?

- Yixing, cariño -le habló la madre cerca al oído mientras él descansaba en la cama del hospital al que lo había llevado después de ese accidente producido días anteriores debido a una falla mecánica.

- Mamá -respondió sin ver absolutamente nada por la venda que llevaba en los ojos. Buscó con las manos en que sostenerse para levantarse pero fue detenido por la madre.

- No, cariño, no te levantes -hablaba suave- no hagas esfuerzo, el doctor dice que no es bueno.

- Mamá, quiero quitarme esta venda -repitió por décima vez ese día.

- No debes -le recordó la madre- es por tu bien.

- ¿Cuando podré quitarmela? No veo nada.

Un silencio inundó la habitación.

- ¿Mamá? -volvió a buscar con las manos.

- Aquí estoy hijo -habló una vez más con voz suave- Aún no lo sabemos -mintió.

- ¿Ya podemos irnos? Me siento mejor -sonrió feliz, sabía que su madre lo estaba viendo.

- Sólo un poco más, lo prometo.

Lay desvaneció su sonrisa pero volvió a sonreír aunque no sintiera emoción ni felicidad para no deprimir a su madre que raras veces tenía la oportunidad de quedarse con él en Corea.

Su madre de nacionalidad China y su padre también, radicaban en China, no les gustaba Corea mas a su hijo adoraba ese país.

Esa tarde, Yixing y su madre, pasaron el tiempo hablando, así sólo fuera uno el que pudiese ver al otro, todo era sonrisas.

Suho, conocido por ese nombre por todo el barrio, chico pobre, el más pobre de ese barrio.

Carente de madre pero con un padre trabajador que ahora se encontraba enfermo, debido al cansancio y al exceso de esfuerzo, hospitalizado ya por unas semanas con evidentes muestras de desnutrición, ese estado devastaba a su hijo de 22 años quien se sentía impotente e inútil ante la situación.

Con la necesidad, más económica que nada en ese momento, descarto todo tipo de empleo que no le daba mas que algunos billetes que no alcanzaban a cubrir gastos hospitalarios ni medicinas, cedió...cedió a dejar su moral y todo tipo de ética para dedicarse a la delincuencia.

Así es, Suho ahora era un ladrón, sólo así lograría pagar todas sus deudas y a cubrir gastos médicos de su padre a quien tanto amaba.

No fue fácil, se sentía avergonzado de si mismo, de alguien que creía en el bien, de la sinceridad, la lealtad, de lo justo, pero en ese momento se encontraba haciendo lo contrario robando en una tienda el dinero de la caja sin ser visto.

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