CAPITULO 32
Mi celular vibró en el bolsillo de mi vestido y lo saqué rápidamente.
-¿Sí? -contesté, dando una vuelta y saliendo de esa habitación- ¿qué pasa, Liam?
-Pasa que tu estúpido cerdo está volviéndose loco, me mordió como unas mil veces, mínimo, y luego se puso a pelear con la gata malvada de Justin que sólo se pasea por toda la casa como si fuera la reina del mundo. Chris no ha podido dormir porque tu asquerosidad se puso a chillar cuando la gata lo mordió y... agh, demonios ¿Cuanto les falta? ¿Ya viste la casa? ¿Es linda? ¿Cómo te sientes?
-Respira, Liam, estamos en eso, aun no termino de ver todo -me recargué contra Justin-. Es hermosa, no tardamos mucho, cuida a nuestros bebés otro ratito, por favor, y si se vuelven a pelear, pellízcale la colita a Druwstin y moja a la gata, eso los calma, ah, y me siento bien.
-Mmmm, de acuerdo -masculló no tan convencido-. Si lo de la cola y el agua no funciona voy a patear el infiero fuera de esas dos cosas del diablo si se vuelven a pelear. Genial, nos vemos al rato. Te amo, hermanita.
-Te amo también, nos vemos -dije con una sonrisa y colgué-. Bien. Ahora nuestra habitación ¿donde está?
-Espera, primero quiero que veas una habitación más -pasó su mano por mi cintura y me hizo caminar por varias puertas hasta que llegamos a la ultima-. Es la última sorpresa.
-De acuerdo... -murmuré mientras abría la puerta y luego me quedé con la boca abierta de nuevo, reí y me volteé hacia Justin para besar sus labios rápidamente-. Jamás había visto algo como esto.
-Fue mi idea -presumió Jazzy riendo, Justin bufó-. ¡Es cierto!
-Tú sólo diste la idea, yo lo planeé -peleó, y luego todos entramos a la habitación cerato (una combinación que me acabo de inventar que significa: cerdo y gato)
La habitación estaba dividida a la mitad por una clase de cojín azul marino, de los que se ven en las guarderías. La mitad tenía una torre para gato, una torre gigante por donde Kimmo podía pasar sus días, un montón de estambre y una caja de arena. La otra mitad tenía una cama grande y acolchonada donde mi Druwstin podría acostarse plácidamente, una clase de laberinto por donde podría escurrirse y muchos juguetes para que mordiera. Las paredes de la parte de Kimmo eran rojas y las de Druwstin eran de un verde limón.
-Ustedes son una familia grande -murmuró Jessy riendo a mis espaldas. Y sonreí mientras caminaba a su lado hacia la habitación principal porque tenía razón.
Habíamos decidido que las paredes serían blancas después de casi una hora discutiéndolo. Justin quería todo café, y yo sugerí (en broma, obviamente) que fuera rosa, pero él estuvo a punto de estrangularme, en serio, vi el deseo de golpearme en sus ojos. Se conformó con un simple golpecito en la cabeza porque estábamos en publico, pero sé que me hubiera jalado el cabello o algo si hubiéramos estado solos. Y no era que Justin fuera maltratador o algo, era que aveces se olvidaba que ya éramos pareja y me trataba como a la misma moribunda que conoció un año atrás.
La cama era la misma de Justin, del apartamento, pero las sabanas ahora eran blancas y la colcha tenía destellos dorados. Todo lo demás era blanco en la habitación. El tocador, las cómodas y el mueble debajo de la televisión colgada en la pared frente a la cama. Me había quejado de que parecería cuarto de hospital, todo blanco. Pero se veía elegante, amplio y limpio, no era nada clínico ni incomodo. La puerta del baño era negra, igual que la del armario. Me acerqué a ella y entré, ahí estaba de un lado toda la ropa de Justin, mil pantalones iguales, un millón de camisas, unas dos o tres de botones, una corbata olvidada y un traje de gala, y del otro lado estaba toda mi ropa que había mandado a pedir unos días atrás, además de todos los vestidos tamaño gigante que compré para mi embarazo. El armario era gigante, en serio, y nunca pensé que tenía tanta ropa o tantos zapatos, pero viéndolos ahí acomodados, me di cuenta de que realmente eran muchos.
Y Justo cuando terminé de ver nuestro cuarto fue cuando me puse a llorar, porque de repente algo me golpeó en mi interior y me dijo: _____, este es tu hogar, este va a ser tu hogar hasta quien sabe cuando. Vas a vivir en donde siempre deseaste, con el chico de tus sueños, un cerdito y dos bebés, tus bebés, tus hijos.
-Gracias -susurré, enterrada en el pecho de Justin, en nuestra cama matrimonial, en nuestra casa, horas después de conocerla por primera vez, porque obviamente quise vivir ahí desde el minuto en que entramos. Él suspiró y me siguió acariciando el cabello-. Amé la casa, no puede ser más hermosa.
-Genial. Estuve todo este tiempo muriendo de intriga y de miedo, de que no te gustara.
-Eres tonto -me burlé acariciando los delgados bellos de sus brazos-. Me encanta, y podrías haber comprado la casa más pequeña de Londres, y la seguiría amando porque sería nuestro hogar.
-Hubieras dicho eso antes, cariño -se rió, haciéndome vibrar junto con él y me abrazó más fuerte-. Mi papá casi muere cuando vio todo lo que gasté en esto, pero después traté de decirle que cuando empezara a trabajar haría mi propio dinero y ya no tendría que darme nada.
-¿Y que te dijo él a eso?
-Sólo rió, como por tres minutos, y dijo: no te preocupes hijo, todavía tienes dos años para malgastar mi dinero, sigue siendo legal -lo citó, haciendo su voz más profunda-. Entonces tenemos que aprovechar estos dos años.
-De acuerdo, quiero un yate y una casa en París.
-Perfecto, te puedo comprar también un jet privado si quieres.
-Me parece bien, querido,y quizás también me consigas una tienda de dulces, ya que estás siendo tan dadivoso -puse los ojos en blanco y reí.
-Hey, eso si te lo puedo dar -habló más fuerte de repente, emocionado-. Y no serías la única beneficiada, yo y las cosas feas también seríamos felices.
-No, no, no ¿Qué, acaso no me conoces en lo absoluto? -fingí enojo-. Si no son robados, no me gustan.
{...}
-¿Entonces? -me apuró Marbella, sin realmente ponerme atención. Levantando al bonito Chris arriba de ella una y otra vez-. Estás perdiendo el toque con tus listas, no creo que te hayas tardado tanto la ultima vez.
-Resulta que Justin ya es todo lo que quiero ¿no entiendes eso? -restregué mis manos en mi cara y luego volví a concentrarme en escribir la otra lista que me faltaba, la del hombre de mis sueños, sólo tenía un punto:
1- Que siempre siga siendo como es y no se convierta en un hombre amargado de verdad.
Cerré los ojos un segundo y cuando los volví a abrir, mi cerebro estaba concentrado en Justin y no en mi sobrino riendo ni en mi mejor amiga haciendo voces extrañas de bebé a mi lado en la cama.
2- Que me dé la boda más magnifica de todas.
3- Que sea un papá amoroso y divertido.
4- Que esté a mi lado, acompañándome en todas las tonterías que se me ocurran.
5- Que me demuestre su amor todos los días.
6- Que siga siendo mi mejor amigo, sin importar que pasemos por tiempos difíciles.
7- Que se atreva a cantarme esa canción de amor que escribió.
8- Que se quedé conmigo toda una noche en un acuario.
9- Que me siga teniendo confianza para decirme todos sus secretos.
10- Que no me engañe con ninguna zorra.
11- Que me ayude a crecer como persona, así como yo trataré de hacerlo con él.
12- Que esté dispuesto a hacer el amor conmigo en todas las partes mencionadas en la otra lista (intentar manipulación extrema si no quiere hacerlo)
13- Que sea buen cocinero.
14- Que nunca me deje sola.
15- Que tenga un baile romántico conmigo frente a muchas personas.
16- Que me enseñe a surfear.
17- Que me haga un striptease.
18- Que haga su propia lista (darle ideas para que no ponga cosas raras)
19- Que me ayude a ser famosa.
20- Que quiera estar conmigo hasta que sea viejito.
21- Que... que no me deje de amar nunca, punto.
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Real life, Real Love
Teen Fiction¿A dónde han ido los buenos tiempos? Todo está mal, ¿Dónde están los planes que hicimos para los dos? Sí, yo sé que es difícil recordar la gente que solíamos ser. Es aún más difícil imaginar que no estás aquí a un lado de mi. Tú dices que es demasia...