CAPITULO 24
-¿Entonces? Dime, dime ya-me presionó Justin luciendo hermoso con su cabello despeinado y su cara de recién despierto. Sonreí y alejé mi diario de su alcance.
-Lo siento, pero no puedo -dije, haciendo un puchero-. Tengo dos grandes y gordas razones dentro de mí que no me dejarán hacer lo que quiero por dos meses más, así que te aguantas.
En especial los puntos sólo para adultos. Pensé, haciendo una sonrisa traviesa. Soy una sucia loca del sexo.
-Demonios -se quejó haciendo una mueca y dejándose caer en la cama de nuevo, más cerca de mí-. Vamos, Kimmosavy y Theoustindolph, salgan de ahí de una vez para que yo pueda hacer cosas estúpidas con su madre de nuevo.
-Eso no... Espera, ¿Kimmosavy? -pregunté con cara de susto-. No me digas que quieres que mi hija se llame de ese modo, Justin. Eso suena horrible.
-¿Estás bromeando? ¡Suena bonito! -se defendió, levantándose y mirándome con los ojos entornados-. Es como el nombre de mi hermosa gatita y... Um, "savy" suena genial.
-No, no, no, no -negué muchas veces-. Puedes estar seguro como el infierno de que mi bebita hermosa no se va a llamar como tu gata estúpida. Oh, Justin ¿Recuerdas cuanto tiempo estuviste molestándome por el nombre que escogí para Druwstin? Tú... Tú ni siquiera llegas al nivel de nombres feos donde me puedo burlar, los tuyos son tan feos que me deprimen, en serio.
-Pero... Pero... Son originales y...
-Y nada, le vas a arruinar la existencia completa a mis pobres gemelitos -dije abrazando mi panza como si pudiera protegerlos de su padre tonto-. Además ya tengo sus nombres, y, siéntete importante, le pondré Theoustindolph al niño.
-¿De verdad? -preguntó con una sonrisa grande, le sonreí y asentí.
-Sí, la niña se llamará Delilah Avalanna y el niño Elvis Theoustindolph -musite con una gran sonrisa ante mis nombres perfectos. Pero Justin no pareció emocionado como yo había pensado, él sólo se quedó ahí, callado, su sonrisa lentamente se convirtió en una mueca incomoda.
-Ay, _____. Tú y yo deberíamos tener prohibido tener hijos -murmuró y negó con la cabeza-. Me gusta Avalanna pero no me gusta el otro nombre. Me gusta Theoustindolph pero no me gusta Elvis... Nunca nos vamos a poner de acuerdo.
-¡¿Por qué no te gusta Delilah?! Es de mi canción favorita, deberías saber eso -golpeé su brazo- y Elvis suena genial, Justin, deberías agradecer que estoy aceptando tu feo nombre.
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Marbella dio una vuelta frente al espejo aplastando su hermoso vestido de novia sobre si misma, porque ni de milagro le entraría con esa panza, no era tan grande como la mía pero seguía siendo enorme.
-Es precioso -murmuré perdida, suspirando, imaginándome en uno de esos-. ¿Cómo sabes que te quedará después de que saques de ti a Christopher? ¿Que tal si no te entra?
-No lo sé, ____, sólo espero que mi cuerpo quede igual que antes -dijo, haciendo una mueca-. De todos modos, si quedo gorda, puedo hacer una dieta en los dos meses. ¿No crees?
-Claro que sí, yo también quiero quedar igual que antes, pero creo que el mío es un caso perdido.
-Ni tanto, dicen que mientras más joven des a luz, más rápido tu piel se recupera ¿Entiendes? Si tuviéramos como 30 años, quedaríamos todas gordas, pero como somos unas... niñas calientes, pues la piel se nos va a poner normal de nuevo rápidamente.
-Eso espero.
Marbella suspiró pesadamente y me volteó a ver.
-Quiero probarme el vestido, ____, quiero ver como me veo -dijo de repente, con una cara suplicante como si yo fuera la que le negó aquello.
-Marbe... No te va a entrar, lo siento.
-Es que no voy a poder estar tranquila hasta que me lo vea puesto... ¿Que tal si no se me ve bien? ¿Y si luce horrible en mí?
-No lucirá horrible, relájate -puse los ojos en blanco y me levanté del asiento-. En menos de un mes Christopher nacerá y te lo podrás probar tranquilamente...
-No, hay que aprovechar que la mujer se fue de aquí. -susurró, tomó el vestido con fuerza, se lo colgó su hombro y me tomó del brazo para llevarme arrastrando hasta el probador.
Suspiré y me dije, que demonios, a mí se me ocurren cosas más tontas y siempre hay alguien que me hace caso.
-De acuerdo, pero hagámoslo rápido -susurré también y tratamos de correr. Era gracioso porque no podíamos dar más de un paso por dos segundos, entonces nuestro intento de ser rápidas quedó en eso, un simple intento. Nos metimos al pequeñísimo cuartito y antes de que Marbella cerrara, asomé mi cabeza para ver si no había nadie cerca y cerré la puerta con fuerza, mucha fuerza-. Quítate ese estúpido vestido, rápido.
-No me presiones, espera -masculló molesta tratando de arrancarse el vestido que llevaba puesto.
De pronto me sentí claustrofobica, dos mujeres embarazadas encerradas en un cuartito de 3x3 metros, un vestido de novia con una falda pomposa atorado ahí y una mujer toda estirada tratando de sacarse el vestido, aplastado a la otra contra la pared con fuerza, tenía ese efecto. Empecé a sudar y decidí que un minuto es mucho más del tiempo que alguien debe tardarse quitándose un maldito vestido. Lo tomé cuando ya estaba por los brazos tiesos de Marbella, lo jalé hasta sacárselo por fin y lo aventé al piso con fuerza.
Tomé la liga que tenía en la muñeca y acomodé todo mi estúpido cabello largo en una cola alta toda despeinada. Y no estoy hablando de las colas lindas, que tienen cabellos sueltos y se ven bien. Estoy hablando de una cola deforme, con todo el cabello mal amarrado y mal acomodado. Pero no me importó, yo sólo lo quería fuera de mi cara y mi cuello casi completamente mojados por el sudor.
Tomé el grande vestido de novia, que realmente tenía una falda de princesa y lo abrí, lo puse en el suelo abierto para que Marbe entrara en él y justo cuando subí la vista pude ver su ropa interior, su horripilante ropa interior de anciana. Solté una carcajada fuerte y burlona, ignorando el torpe intento de mi mejor amiga por taparse un poco.
Ese era el calzón más jodidamente grande, deshecho y feo que vi en toda mi vida, cubría casi toda su panza y aun así seguía siendo aguado. Y su sostén no tenía nada más que una tela fea, igual a la del calzón, aguada y caída, esa cosa no soportaba los senos de Marbella, que incluso eran grandes antes del embarazo.
-Déjame en paz, estúpida, es muy cómoda -se defendió con las mejillas ardiendo y los ojos enojados.
Se metió en el vestido ignorando mi estridente risa y trató de subirselo pero, obviamente, se le atoró en la panza. Dejé de reírme lentamente y me acerqué para subirselo.
-Vamos, Christopher, ayuda un poco a tu tía aquí -murmuré sin dejar de jalar el vestido por el escote, cuando el mugroso no cedía-. Esto no va a funcionar Marbe.
-Sí lo hará, vamos, hazlo rápido -dijo, y trató de sumirse y subirse el vestido por la espalda.
Subió por fin, pero no logró cubrirle los pechos, el cierre al lado derecho jamás iba a subir, estaba como a un metro de distancia. Y Justo cuando íbamos a sacar el vestido porque como yo dije con toda mi inteligencia, jamás funcionó, Marbe se puso toda pálida y enferma.
-¿Que pasa? -pregunté asustada. Ella negó con la cabeza y puso una mano en su estomago fuertemente.
-Sube la falda -ordenó con la voz ronca y desesperada, entonces lo hice. Luché contra el espacio y contra las miles capas de tela de la falda pero la subí. Las piernas de Marbe estaban llenas de sangre.
-Mierda, mierda. ¿Es la fuente? oh por dios ¿Que hago?
-Llama a Liam, llama a la ambulancia, no sé... ¡No sé que hacer, _____! -gritó desesperada, poniendo ambas manos en la pared.
-Tenemos que salir de aquí primero -la rodeé y llegué a la puerta, traté de abrirla, jalándola con fuerza pero no podía-. ¡Joder! ¡Marbe, respira con la boca!
-Llama al estúpido de tu hermano, llámalo ¡Dile que su jodido hijo ya viene! -gritó de nuevo, pero yo seguía tratando de abrir la puerta, jalándola y jalándola, y luego golpeándola porque me enojé
Grité de frustración y saqué mi celular de mi bolsillo, pero lo dejé caer por mis manos temblorosas y grité de nuevo.
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Real life, Real Love
Novela Juvenil¿A dónde han ido los buenos tiempos? Todo está mal, ¿Dónde están los planes que hicimos para los dos? Sí, yo sé que es difícil recordar la gente que solíamos ser. Es aún más difícil imaginar que no estás aquí a un lado de mi. Tú dices que es demasia...