LA PIADOSA
Antonia Crane lo tiene todo para ser feliz: es bella, rica y por si fuera poco su destino está debida y seguramente trazado: cuando cumpla los dieciocho años luego de ser presentada en sociedad, se convertirá en la flamante condesa de Ra...
" Yo era cenizas. Tú me tocaste. Yo volví a arder." Alejandro Jodorowsky
Tras la deslumbrante entrada en escena de Antonia y Drew, muchos se preguntaban si el apuesto escocés efectivamente era el nuevo duque de Remington y Tonya, su futura esposa.
Los curiosos de siempre se quedaron con las ganas de escuchar el gran anuncio. Así lo atestiguaron los rostros de Lady Pearson y Lady Wallis, famosas por tener una lengua tan viperina y rápida como la pluma de Lady Gossip.
Cuando los últimos invitados se marcharon, Antonia y su tía se dirigieron con premura a sus habitaciones, en donde sus respectivas doncellas tenían a punto la ropa y equipaje para el largo viaje hasta Lancashire.
En tanto, Lady Claire y Lady Vida, asistidas por la madre de Saatfield- Remington ya tenían todo dispuesto para la ceremonia que se llevaría a efecto un día después de su llegada a Remington Castle. Los caballeros se sorprendieron de la diligencia con que las damas planificaron todo, lo cual les hizo concordar en que si las tres hubieran estado entre los generales que lucharon contra Napoleón, en dos minutos la victoria hubiera llegado y la guerra cesado.
Durante el trayecto, la caravana escoltada por Lord Rumsfeld y Lord Hardcastle, no tuvo contratiempos. En cada posta había cabellos de refresco y comida caliente. Pero eso no era lo importante para Antonia. Ella quería arribar lo más pronto posible hasta su nuevo hogar, ver a Thorne y si así lo ameritaba, sacudirle hasta hacerle entrar en razón.
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Lejos de Londres y de Antonia, Thorne no encontraba paz. Lo apresurado de su decisión le estaba pasando la cuenta, y dentro de poco, si lo que decía carta enviada por Leto era cierto, se vería frente a la pelirroja endemoniada.
Adentrándose en el bosque que circundaba la vasta propiedad, no fue consiente de la voz femenina que gritaba su nombre, sino hasta que se hallaba a punto de entrar al pabellón de caza que en su visita anterior le había enseñado el señor Carroway, administrador de la finca.
Cuando pudo distinguir la voz femenina, su corazón se detuvo y junto con ello no tuvo las que voltear para ver aproximándose a la bella Antonia Isobel Crane.
- ¡¡ ¿A donde crees que vas Thorne Robert Hamilton?!! .- le riñó la mujer una vez le tuvo en frente.- se te acabaron las excusas y los embustes. Quiero que me digas la verdad, ahora.
El moreno duque de Remington, por primera vez se sintió aliviado, y dijo:
- Señorita Crane, me presento. Soy Thorne Hamilton, duque de Remington. Su futuro esposo, le guste o no.- se presentó el aún "vizconde Saatfield."
