CAPITULO 8

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" El juego del amor nunca se suspende a causa de la oscuridad."
Tom Masson

La tertulia siguió su curso, pero Antonia no le prestó atención. Sólo su envidiable aptitud para no demostrar sentimiento alguno cuando la situación lo requería, impedía que alguien vislumbrara la mezcla de furia y deseo que en partes iguales bullía en su interior.

Por su parte, Saatfield la miraba de hito en hito saboreando,como quien cata el más puro y fino licor, los momentos compartidos en el invernadero.

Media hora antes

Cuando sus labios descendieron sobre los de ella, la joven no mostró ni un atisbo de resistencia abandonándose con confianza en los brazos de su captor, hecho que no fue indiferente al vizconde quien profundizó el beso.

Antonia sintió que volvía a casa luego de un accidentado y penoso viaje. El aroma a verbena de la fragancia de Saatfield le hacía evocar los momentos dulces y apasionados vividos en sus sueños más secretos. Cuando el vizconde comenzó a descender las manos por su cuerpo, tomándola de su redondeado y esbelto trasero, instintivamente se apegó a él, siendo patente de esa forma el deseo que despertaba en la anatomía de Thorne Hamilton. Pese a la evidente sorpresa, ella quería más y con presteza la llevó hasta un banco oculto tras unos helechos gigantes, en donde Tonya se dejó llevar por las caricias de su experimentado enamorado, mordisqueando con delicadeza, pero no con menos entusiasmo la comisura de los sensuales labios que tomaron por asalto los suyos. Ante tal muestra de desenfado, Saatfield gimió de placer aprisionando la núbil, pero voluptuosa silueta de su amada, a su cuerpo candente y ávido de caricias, castigándola con el roce insistente de sus hábiles manos.

" Si esto se asemeja al Paraíso, bien vale una vida de agonía."- pensó la pelirroja muchacha, más que dispuesta a dejarse llevar, pero de repente la sensual y apremiante tortura a la que la sometía Thorne Hamilton, cesó. Abriendo los ojos, y aún envuelta en la languidez del breve momento de pasión compartido, miró con gesto interrogante al apuesto dandi, quien luego de un carraspeo dijo:

- Si cada vez que obtenga información acerca de la identidad de su futuro marido el pago se traducirá en este tipo de sesiones, estoy más que encantado de haber aceptado su propuesta, señorita Crane. El duque de Remington tiene suerte.

Tonya, atónita ante el desparpajo y descriterio de Saatfield, sólo atinó a mirarlo con la boca abierta, paralizada por la ira e indignación, mientras veía como el muy descarado vizconde se perdía entre la espesa vegetación que habitaba en el invernadero.

Cuando regresó al salón de música, con su vestido correctamente arreglado y las mejillas sonrojadas, encontró al muy tunante en amena conversación con una pareja compuesta por un apuesto hombre rubio  y una pequeña morena de ojos verde azulados y ...

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Cuando regresó al salón de música, con su vestido correctamente arreglado y las mejillas sonrojadas, encontró al muy tunante en amena conversación con una pareja compuesta por un apuesto hombre rubio y una pequeña morena de ojos verde azulados y exquisita belleza. No necesitó que nadie le dijera la identidad de aquellas personas, a quienes ignoró olímpicamente mientras se dirigía junto a Lady Claire y sus acompañantes.

Votos Apasionados® #2 Serie Magníficos  COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora