Magia y efectos especiales

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La chica ese día estaba especialmente cansada. Las clases de gimnasia le habían dejado completamente molida y sólo quería descansar, pero no, ¿para qué descansar si tienes a un molesto cargador parlante para molestar todo lo que quiera y más?

La chica levantó la mirada del bajo mientras el chico parecía, por primera vez, centrarse en algo. Era un auténtico nuevo récord para el rubio.

— ¿No tienes frío? —Preguntó él levantándose y rompiendo el milagroso trance.

—No mucho.

No acabó la frase cuando el rubio le tiró la manta encima. Ella se la quitó, tirándola bruscamente al suelo.

— ¡Eh! —Se quejó recogiéndola.

— ¿Por qué me la has tirado? —bufó ella—. ¿No puedes tener más cuidado?

Kaminari sonrió sentándose en la cama al lado de ella y ofreciéndoles parte de la manta. Jirou levantó los brazos para luego dejar encima el bajo.

—Así mejor —murmuró él apoyando la cabeza sobre el hombro de ella e intentando rodearle con el brazo.

— ¿Eres tan cariñoso porque sabes que nunca vas a tener una oportunidad con una mujer? —El rubio se apartó nada más escuchar eso, viendo como su amiga no había notado lo mal que podía sentar ese comentario.

—Bueno, habíamos prometido que no te meterías conmigo y que dentro de tu habitación o la mía podía romper la distancia, ¿o me equivoco?

—Pero sigue siendo raro, ¿sabes? —Rasgó vagamente las cuerdas— Si dejo de meterme contigo, será algo extraño; y no es lo único extraño en todo esto.

—Te dejo, venga, si así estás feliz me sirve. —Sonrió el rubio y ella le miró de reojo.

— ¿Qué quieres? —La chica se levantó para dejar el bajo en su sitio.

—Nada, ¿por qué dices eso? —dijo con un tono falso de molestia.

—Denki —se cruzó de brazos—, no hagas estas idioteces.

—He pensad-

— ¡¿Has pensado?! ¡Dios, no! ¡¿Es un milagro o un desastre?! ¡Que alguien nos salve! —Ella soltó una carcajada y el chico puso un puchero que enseguida quitó.

—Kyouka, para. —Le rogó echándose hacia delante.

—Era tan fácil, lo siento. —Se sentó en el borde de la cama, aún riendo.

— ¿Cuantos días llevamos con esto? —Él se movió hasta estar al lado de ella, colocándole la manta—. ¿Cuatro? ¿Cinco días?

—Una eternidad —murmuró.

—Y aún no hemos hecho nada.

La chica se separó con cierto miedo, mientras que Kaminari seguía con una sonrisa "inocente" en el rostro.

— ¿Qué estás insinuando? —Jirou estaba completamente sonrojada, temiendo ya lo peor.

— ¿Un beso?

— ¿Un beso? —Repitió lentamente meditando las dos palabras para después soltar una gran carcajada ante tal broma.

—Lo digo en serio, oye.

— ¿Pero tú sabes qué es eso?

—Claro que si —Se rió— ¿Tú no?

—Claro, idiota —Frunció el ceño—, pero va a ser mi primer beso.

—Y el mío —la chica miró hacia el otro lado con una mueca seria—, pero con alguien debería ser el primero y ¿qué mejor que ahora?

—Con alguien que realmente queremos, ¿no?

El sonido de un rayo; KamijirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora