Erica intercalaba bocados de frutillas con crema y besos. Un par de inesperadas cosquillas descontrolaron aquel jugueteo dejando pequeñas salpicaduras rosadas en la camisa celeste de su novio, Zacarias. Él no se molesto por eso, a decir verdad eran pocas las cosas que le molestaban.Aquel atractivo joven de cabello castaño claro y ojos celestes, en pocas palabras la adoraba.
El timbre de su móvil interrumpió su romántico juego y con un suspiro Erica se puso en pie para tomar el aparato que estaba sobre la mesa y atender el llamado. Antes de hacerlo, ojeó el contacto, era Eva. Eso le llamo la atención, ella nunca la llamaba en hora de trabajo.
—Hola muñeca—la saludó jovialmente. Esbozaba una generosa sonrisa que se apagó lentamente al oír el tono quebrado de su mejor amiga.
—Hola Erica...¿estas ocupada?
Erica conocía las palabras no dichas detrás de esa pregunta, ¿estas sola?...necesito que me escuches...es importante.
—No...pero Zacarias estaba por irse a la sala a mirar un partido—le respondió, y actos seguido le hizo un ademan a su novio para que haga como dijo. Él conociéndola ni chistó, y tomando unas papas fritas de la alacena le guiñó un ojo y se fue para al comedor.
Ella aspiró profundo primero, luego le hizo la pregunta.
—¿Que sucedió?
Solo bastaron dos segundos para que Eva del otro lado comenzara a llorar. Entre sollozos cortados y sílabas medianamente entendibles, ella finalmente le explicó lo que le pasaba.
—Me echaron del trabajo, así como así. La señora vino esta mañana, nunca la había visto en persona, solo se que es dueña de esta tienda y de un par mas en la capital....me dijo cosas horribles...que era una farsante, una mentirosa, que de haberlo sabido antes me hubiera corrido hace mucho, que nunca contraria en su respetable negocio a gente de mi "tipo" ...
—¡Bruja!—exclamó Erica, bastante encabronada—,pero le dijiste que al hacer la entrevista dejaste en claro tu verdad, que su nieto te contrato sabiéndola.
—Si- murmuró Eva—,pero no me creyó...e insinuó que... que obtuve el empleo haciendo "uso de mi inmoralidad"...así lo dijo...fue tan humillante Eri, levantó la voz; había clientes. Me sentí tan avergonzada, tan ...no se que haré ahora ¿como pagaré el mes que viene el departamento?
—Tranquila—la apaciguó ella. Deseo tanto estar a su lado para abrazarla fuerte y darle palabras de aliento. Ella no merecía ese trato—.Todo va a estar bien...hallaras un empleo pronto, eres inteligente, tienes buena presencia y gracia ¿quien no te querría contratar?
—Cualquiera que lea mi nombre real en el documento—le respondió ella con voz derrotada.
—Oh Eva, por favor, no empieces con eso-la regañó con suavidad. Dios sabia que a veces Eva la desquiciaba con su pesimismo—Ven a casa, quédate a dormir, mañana me toca el turno de la tarde ,así que en la mañana puedo ayudarte a ver los avisos clasificados, dejar curriculums... ¿quieres?
—No se...no tengo animo de nada...quizás solo me quede aquí y...
—¡No!—la cortó Erica—, mueve tu flaco trasero y ven aquí...te sobornaré, que tal ¿frutillas con crema?hice un inmenso tazón de ellas.
Eva rió bajo, aunque su tono seguía destilando tristeza.
—Esta bien, voy en un rato...y, Eri...
—¿Si?
—Corté de lleno con el tema de Ian...le dije que no volviera a llamar y que no me buscara-le informó haciendo que Erica tuviera ganas de darse de topetazos con la pared de la cocina.
—¿Pero porqué rayos hiciste eso?...ese hombre esta loco por ti ¿es por lo de la novia?...Ay Eva...desde el día en que él te conoció en la tienda, lo suyo con esa chica comenzó su cuenta regresiva...solo debías... esperar. A veces eres tan ¡ahg! eres tu propia enemiga, él parecia tan adorable.
—Y lo es, pero no es para mi. Mira lo que sucede cuando la gente se entera. Pasan en un santiamén de quererme y respetarme, a rechazarme y detestarme. No, no soportaría ver esa mirada de decepción y rechazo en los ojos de Ian; dolería demasiado.
Erica suspiró y se calló por un momento, ¿quién era ella para juzgarla?no debería ser fácil estar en sus zapatos.
—Te quiero amiga—le recordó para que en su cariño y amistad hallara fuerzas.
—Y yo te adoro—le respondió Eva imprimiendo algo más de firmeza en su voz.
Cuando colgó, Erica pensó en dos cosas. La primera, debería pedirle a Zack que se fuera a su casa. Hoy Eva necesita exclusividad; su amor lo entendería. Segundo, debía hallar en ella fortaleza para dos. Ya estaba acostumbrada, Eva era especial
Tres meses después.
Evase estrujaba las manos con los nervios creciendo exponencialmente. Su entrevistador había sido cordial y amable con ella en toda la entrevista de trabajo, hasta ese momento, momento en el cual chequeaba su datos; un carraspeo incómodo y un gesto de su boca le hicieron saber a Eva que tampoco conseguiría ese empleo.
Y así fue. Era su décimo quinta entrevista en tres meses, el resultado era el mismo, un buen inicio y un final idéntico, con una palabra que ya le causaba un deja vu mental de tanto oirla"Muchas gracias señorita, nosotros la llamaremos"
Una mentira que se daba a conocer por las expresiones de repudio en sus rostros" Lo siento Elias, parecían decirle, este empleo es solo para mujeres verdaderas"
¿Que sabían ellos lo que era ser mujer?
Al género no lo definía solo el cuerpo, este era solo el estuche que lo envolvía, lo hacia el espíritu, el interior. su yo interno era Eva¿importaba acaso que su cuerpo no hubiera estado desde el inicio cien por ciento de acuerdo?
Eva caminaba lento hacia la casa de su amiga, no era lejos y quería ahorrarse el pasaje de colectivo. Ahorrar era la palabra del momento, pues los escasos fondos que tenia ahorrados estaban casi extintos.
En una semana más debería pagar el alquiler y no contaba con el dinero; hasta aquí Erica le había prestado, pero no podía abusar de su generosidad nuevamente, debía hallar un empleo, el que fuera. Vivir con ella tampoco era una opción( lo cual era la insistente sugerencia de su amiga) Erica vivía en la casa de sus padres, y ellos, que conocían su condición, no estaban para nada de acuerdo en la amistad que las unía.
Un pensamiento, recurrente en este tiempo, volvió a encenderse en su mente como una lucecilla. Sabia que ese empleo estaba disponible. Lucas, quien se lo había ofrecido varias veces, después de conocerla en una fiesta de fin de año a la que la invitó una conocida que trabajaba en la tienda contigua, era reiterativo con la propuesta. Eva aún no entendía como el percibio su condición tan solo con verla, nadie lo hacia, nadie, nunca, pero él tenia experiencia, le era necesaria esa agudeza en el rubro en el que se movía.
Eva no quería, estar allí significaba gritar a los cuatro vientos lo que por años había mantenido callado y escondido pero¿que opciones tenia?...ser ella nunca había sido fácil, esto seria solamente una prueba más que venia adjunta a su decisión de convertirse en Eva.
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Un restrictivo al corazón.
RomanceRestringido. No permitido el acceso. Prohibido. Esas eran la etiquetas que tenía el corazón de Eva. Las que tenía por temor, por miedo al rechazo, para protegerse. Pero Ian haría caso omiso a sus reservas...¿Ella lo dejaría entrar?¿Qué podría cambia...