Dulce Traición.

Episodio 9: Por fin nos encontramos

Apenas caminamos unos metros, cuando Dylan me miró, y sin decir nada, se acercó hacia mí.

Caminaba dolorido, cojeando, se notaba que los tacones de esa señora habían dejado huella en sus ahora destrozadas rodillas.

Mi espalda estaba también desmejorada, por la presión y la fuerza que había ejercido el hombre sobre ella, haciendome caer anteriormente en la arena, para después levantarme forcejeando.

Me abrazó, Dylan me abrazó, me sentí aliviada de que al menos él estuviera conmigo en este nefasto momento.
Me sentí reconfortada, fue como un soplo de aire fresco en el desierto, que despejó mi mente y me aisló de mis fuertes preocupaciones por la situación en la que nos encontrábamos.

Su boca se acercó a mí oído con discreción, sin que nuestros escoltas se percataran.

"Corre a mi señal y no mires atrás" me susurró al oído. Noté como su voz desprendía el dolor que él sentía.
El dolor que posiblemente le impediría salvarse de aquella situación de desventaja, al estar retenidos por esos dos personajes, que además iban armados.

Rápidamente, me separó de él dándome un ligero empujón.

Miré sus rodillas preocupada, estaban ennegreciendo, por la parte de detrás de éstas divisé dos grandes moratones, uno en cada pierna, indicando el lugar en el que le habían golpeado cada uno de los afilados tacones, quebrando los huesos a su paso.
Empecé a oír un ruido extraño, como si estuviera empezando a lloviznar.
Al principio no lo comprendí pero me di cuenta, de que Dylan estaba utilizando su don.

-¡Corre!-oí a una voz detrás de mí-.

Ni siquiera me giré, seguí corriendo por la arena de la playa hasta llegar al paseo. Ya no podía más. Respiraba con dificultad. Me di la vuelta para comprobar si Dylan estaba conmigo, si me seguía corriendo, o si esos dos personajes lo habían atrapado.

Vi algo que me sorprendió muchísimo, me emocionó, pero también me dió miedo, ver que una persona tiene tanto poder, el poder de arrebatar las vidas de la gente sin ni siquiera moverte, solo con la mente, con tu don, controlando tu elemento.

Si es que eres uno de los afortunados o desgraciados que tienen este poder, que según como lo mires o lo utilices, puede convertirse en una maldición, o en una bendición divina.

Dylan, tan solo estaba plantado como una estaca en la arena, ni siquiera se movía.
Los escoltas flotaban en el aire acogidos por una burbuja de agua.
Se movían por el agua nerviosos, empezaban ya a palidecer, por la falta de oxígeno, y porque, no eran peces, eso está claro.
Si yo no hacía nada, él los iba a dejar ahogarse en el agua.

-Déjalos, Dylan -chillé.-No los mates, ellos solo hacían su trabajo, ya han visto tu fuerza y tu potencial, no van a dignarse a perseguirnos, haz que esto sea sólo una advertencia para ellos.

No dijo nada solo los dejó caer al suelo, los dos iban empapados, como nosotros.
Se dirigía hacia mí, yo me lancé a sus brazos, pero me solté al ver que le hice daño.

-Gracias, me has salvado.-dije dándole un beso-te quiero.

-Yo también te quiero.-dijo abrazándome.

-Esos moratones me suenan a huesos rotos, debemos ir ya al parque y buscar a Wendy y a los demás, no sabemos si van a venir más personas a por nosotros.Y luego iremos a un hospital para que te vean.

-Estoy bien, solo han sido unos golpes, nada grave.-empezando a caminar-. ¡Au!- exclamó de dolor-.

-Te lo dije, ven apóyate en mí.Por cierto, ¿Cómo has conseguido hacer eso? Es imposible que aprendieras eso solo en una noche - dije mientras pasaba su brazo por mis hombros ayudándole a caminar-.

-Ya hablaremos de eso, tú también me tienes que contar algunas cosillas, como lo de tu supuesta hermana matona. Ahora lo mejor será irse, antes de que estos dos tipejos decidan volver a por más- dijo señalando a la mujer y al hombre aún tumbados en la arena-.

Caminábamos lentamente, doloridos, cansados, asustados por la situación en la que nos habíamos encontrado recientemente.
Aún nos quedaba bastante para llegar al parque, pero ninguno de los dos estableció una conversación, preferimos gastar el oxígeno respirando, que hablando de algo que podríamos debatir después.

Llegamos a la llamada "Plaza de la Fuente", que eran en realidad varios chorros, que lanzaban agua desde una superficie de piedra en una dirección ascendente.
Mientras caminábamos, cómo no, por enmedio de los chorros, me decidí a sacar el móvil. En nuestro grupo de WhatsApp, 83 mensajes preguntando donde estábamos, si nos había pasado algo y también exclamando que nos dirigiéramos inmediatamente al parque.
Mientras yo leía, seguíamos entre los chorros de agua, como ya íbamos empapados y cubiertos de arena, no nos vino mal un poco de agua dulce para refrescarnos y limpiarnos un poco.
Me di cuenta de que el agua ascendía más de lo normal.

-¡Dylan!¡Estate quieto! Para si no quieres llamar la atención más que antes, ya tenemos suficiente con ir empapados.

-Es lo único que puedo hacer ahora, con las rodillas así, no podré caminar en bastante tiempo.
O quizá una silla de ruedas me tenga que acompañar durante el resto de mi vida.

-Vamos, no digas eso, no creo que sea demasiado grave.

-¿Lo dices porque ella era tu hermana?¿La intentas proteger?

-No es seguro que lo sea, y además no he dicho nada sobre ella.
Y no la conocías, no tienes derecho a hablar de ella-se me escapó una lágrima-.

-Perdona, no quería ofenderte.
Estoy muy confundido ahora mismo.
No lo tengas en cuenta por favor.-dijo cogiéndome la mano.

-Tranquilo, no pasa nada.
Ya hemos llegado.

Entramos al precioso parque, iba a ser difícil encontrar a los demás entre tanta vegetación, y no sabíamos si ya se habían ido a Grindow.
El parque era maravilloso, y estaba repleto de preciosas flores, ya que estábamos en primavera.
Habían una gran variedad de árboles preciosos que concordaban perfectamente con los jardines, el césped y la variedad de flores.

Al fondo divisé un grupo de personas, enfrente de un gran árbol.

-Hola -chillé levantando los brazos para que nos vieran.

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Continuará ...

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