Día Dos

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Alguien se remueve en mis brazos, lo más seguro es que sea un sueño

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Alguien se remueve en mis brazos, lo más seguro es que sea un sueño. Acerco la almohada a mí, aunque es más duro de lo que pensé, siento que el aire choca en mi mentón. Sin dudas una almohada no es y trato de abrir mis ojos, o al menos hago el intento. Me sorprendo ver que es Cecilia a quien rodea mis brazos, y lo último que recuerdo de anoche es que escuchábamos música en silencio. No puedo evitar sonreírle y pegar mi frente a la suya... No sé de donde saqué tanto coraje para hacer algo tan íntimo, pero ya está hecho. No puedo desviar la mirada de la suya, estoy fascinado ese color miel de sus ojos que me pierdo fácilmente en ellos. En un intento de escape beso su frente, cosa que hace más difícil salir de este encierro.

- Gracias.- me observa con el ceño fruncido- Yo...- ¡Puta madre! Siento que se me seca la boca- Quería agradecerte por hospedarme y lamento no despertarte si eres de las personas que no se sienten cómodas de dormir con un desconocido...

- No tienes porqué hacerlo.- niega con la cabeza- En realidad eres el primer hombre que duerme conmigo sacando afuera a Damiano y Mattia.- sus palabras hacen que algo se clave en el pecho y no puedo evitar tensión en mis brazos- Le tengo mucho miedo a los relámpagos que se ven por las noches y aún más esos estruendosos sonidos...- ahora con su explicación estoy más tranquilo- No puedo dormir sola cuando recuerdo las historias de terror que mi hermano mayor nos contaba.

- ¿Tenés hermanos?- ¡Sí que es una sorpresa! Nunca hablaron de su vida más allá de su compromiso con quien era su representante. Recuerdo ese tiempo que no había salido de mi cama, Isabella fue quien se preocupó por mis ánimos- ¿Ninguno de ellos te visitan?

- En realidad...

- Cecilia, no tienes de todo el día para dormir.- una voz masculina interrumpe nuestra conversación- Hace un par de horas tendrías que estar fuera de la cama o como mi papel de padre te arrastraré a la cocina.- sonrío cuando su rostro está colorado y me río cuando no hay rastros de él.

- Disculpa a Damiano, cuando estoy acompañada me deja avergonzada delante de las personas.- me encojo de hombros sin mirarla, se pone de pie, rodea la cama y me acomoda en la silla de ruedas- ¿Quieres que te lleve a la cocina o me esperas hasta que me bañe y salimos juntos?

- Me gustaría esperar, el gran Damiano solo me incomodaría como el padre sobre protector que será invadiéndome con preguntas.- se me eriza la piel de solo conocer ese lado del gran Damiano y la risa de Cecilia me despierta de mi ensoñación.

Una vez que la puerta del baño se cierra, empiezo a husmear sus cosas. No es algo que me enorgullece hacer, pero no puedo evitar saber más de ella. Me empujo hacia su mesita de luz al escuchar que abre la ducha, y no puedo evitar imaginarla desnuda. La respiración agitada y una erección es lo que me vuelve a la realidad, trato de controlar que mi cuerpo deje de convulsionar ante ese pensamiento nada decente. Lo que me llama más la atención es una foto de un adolescente, dos nenas y otro nene que parece un ratoncito, todos ellos disfrazados de los cuatro fantásticos. Es de lo más raro y tierno, seguro que son Cecilia y sus hermanos.

Sueño Correspondido © (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora