Nuestra primera cita. (Parte 1)

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Finalmente es el día, eran las 08:30 am, Nathan me había despertado a esa hora corriendo y gritando que se nos había hecho tarde de nuevo, creo que olvidó que hoy Edd y yo faltaremos. 

Como ya no pude dormir me metí a bañar mientras Nat corría de allá para acá buscando su mochila, algo de desayunar, su cepillo de dientes, su chaqueta, en fin, de la nada todo lo que se llevaba a la escuela había desaparecido, comenzó a parlotear sobre un duende que juró escuchar cuando tenía los ojos cerrados, mismo que le escondía las cosas que necesitaba cuando tenía prisa.

- ¡Enserio Kev! Ese duende malvado... ¿crees que deba dejarle algunas golosinas o algo así?- Preguntó olvidando que ya iba tarde.

- Sabes Nat, creo que ahora deberías correr para alcanzar el autobús, ya que, te recuerdo, yo no iré, y por tanto no te llevaré en mi moto.-

...

Ya no escuche más, solo el sonido de la puerta de afuera cerrarse. Reí para mi mismo y continué bañándome, ese tonto no sabía lo que era privacidad, miren que meterse al baño a hablar conmigo mientras me ducho... no es como si me importara, era divertido tenernos tanta confianza. 

Finalmente salí, con una toalla en mi cintura, me miré al espejo y alboroté un poco mi cabello para luego ir a mi habitación, veamos, usaría una playera roja, mi chaqueta de cuero, pantalón negro y tenis del color de mi pantalón, obviamente mi gorra no puede faltar. 

Ya eran las 09:15, me puse la ropa que había aventado a mi cama hace un momento y me acosté mirando el techo, pensando en lo genial que me la pasaría con mi bello ángel. Solo faltaban 15 minutos, quería irme ya, pero Edd es muy... ya saben... tiene todo calculado.

Entre tantos pensamientos miré el reloj y ya eran las 09:30, salí de mi casa y crucé la calle para llegar a la casa de Edd, algo nervioso toqué la puerta esperando con una sonrisa, misma que creció notablemente cuando mi pequeño abrió; sus mejillas estaban rosadas y sus ojos tenían un hermoso destello que me daba tranquilidad, traía un pantalón negro, tenis blancos y un suéter café claro. 

- Buenos días Edd.- Dije al verlo.

- Buenos días Kevin.- Contestó mientras daba un paso atrás y abría más la puerta.- Entra.-

- Gracias, con permiso.- Susurré al adentrarme por segunda vez en esa casa, como era de esperarse todo estaba en completo orden, la primera vez que entré no tuve tiempo de ver, fue antes de entrar a clase, Eddy nos había engañado para conseguir dinero y nadie tenía nada para la escuela al día siguiente, bueno, casi nadie, todos nos metimos a la casa de Edd a tomar sus cosas, no me sentía bien por eso ahora, aunque no creo que él lo recuerde, oh eso espero.

También noté que había muchas notitas por toda la casa.

- Es raro lo sé, son notas que mis padres dejan para mi antes de irse a trabajar.- Dijo sonriendo a mi lado.

- No es de mi incumbencia pero... ¿Llegaron ayer?-

- Sí, en la madrugada me parece, se fueron a las 05:00 am como siempre, pero me dejan esto para que no olvide lo que tengo que hacer.- 

- Oh, sabía que casi no se veían pero... jamás imagine que a ese grado.-

- No es tan malo, quiero decir... estoy acostumbrado. De cualquier forma Ed y Eddy siempre están aquí haciéndome compañía, voy a la escuela, me quedo con ellos y por las noches hago mi tarea y me voy a la cama.-

Su voz se había hecho bastante suave, quizá no lo muestre pero, sé que estaba mal.

- ¿Te sientes solo...?- Susurré mirándolo, dio un pequeño saltito, me parece haberlo sorprendido con esa pregunta, bajó la mirada y juntó los dedos de sus manos frente a él.

No sé qué siento por ti (Kevedd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora