02

515 29 0
                                    

Otro maravilloso día en mi vida (es sarcasmo) y en mi maravilloso trabajo (sarcasmo) ¿Qué podría salir mal?

-Olive, hay alguien en la mesa seis que pregunta por ti.- Avisó Phoebe al pasar por mi lado detrás de la barra.

Fruncí el seño, nadie había preguntado por mi en los casi dos años que llevo trabajando aquí. Debo admitir que me dio un poco de curiosidad e ilusión.

A medida que me iba acercando a la mesa seis divise una espalda ancha metida en una sudadera naranja que me sonaba algo familiar al igual que el cabello.

Una vez que estuve completamente frente a la mesa y vi al sujeto que estaba sentado en ella toda la ilusión que alguna vez tuve abandono mi cuerpo en una centésima de segundo.

-Oh, hola, sweetie.- Levanto la vista del menú y me sonrió al verme allí parada.

-¿Qué quieres?- El mal humor era visible en mi tono de voz.

-Estaba pensando en una hamburguesa con papas fritas y…- Comenzó a hablar señalando algunas cosas en el menú. Me estaba sacando de quicio.

-No, idiota. ¿Qué quieres aquí?

-Comer, ¿Qué no es obvio?- Frunció el seño haciendo que sus labios se abran un poco. Me hubiera parecido adorable si no estuviera tratando de molestarme, y lográndolo.

-Se que no vienes sólo a comer, ¿Por qué preguntaste por mi?- Me crucé de brazos adoptando una postura a la defensiva.

-Hubieras empezado por ahí, sweetie.- Otra vez esta sonriendo y mis ganas de golpearlo vuelven.- Quería ver si hoy estabas de buen humor pero veo fácilmente que no.

-Lo estaba hasta que llegaste.

-Bien, ¿Quieres decirme por que te caigo tan mal?- Volteó todo su cuerpo para mirarme, lucia frustrado.

-¿Quieres decir sin contar tu actitud engreída y ese estúpido apodo que usas conmigo cuando apenas nos conocemos? Creo que es por el hecho de que por alguna razón no me dejas en paz ¡Ni siquiera en mi trabajo!- Por suerte el bar no estaba muy lleno como para tener espectadores en nuestra “discusión”.

-¿Engreído?- Soltó una pequeña risa.- Sweetie, deberías darte la oportunidad de conocerme mejor.- Me guiño un ojo y recordé como había hecho lo mismo el día anterior y, también, como no pude sacarlo de mi cabeza a partir de eso.

Dios, no.

-No, gracias.- Conteste seca y tuve la intención de irme de allí con su estúpido pedido de su estúpida hamburguesa.

Hubiera sido posible si el no me hubiese tomado por la mano sin dejarme hacer siquiera un paso.

-¡Espera!

-¿Qué?- No pude evitar soltar un bufido al soltarme de su agarre.

-¿No quieres saber por que me preguntaba si estabas de buen humor?

-Eh, no.- Fruncí el seño, pensé que la respuesta era obvia.

-Te diré de todas formas.- Se encogió de hombros.

Espere su respuesta pero nunca llegó, se quedó los próximos segundos callado terminando con lo poco que me quedaba de paciencia.

-¿Y bien?- Levante una ceja.

Una sonrisa se formó  en sus labios antes de responder.

-¿No que no querías saber?- Ahora el levanto una ceja divertido.

-Adiós.- Rodee los ojos antes de intentar irme de nuevo.

-No, no, espera.- Esta vez se paró en frente de mi impidiéndome el paso.- Quería saber si aceptarías salir conmigo alguna vez.- Se pasó una mano por el cabello nervioso mientras una sonrisa, esta vez sincera, se formaba en su rostro.

La propuesta me tomo por sorpresa, no supe que responder y cuando al fin estaba decidida a decir algo fui interrumpida por el señor Porter.

-¡Olive! ¿Te molestaría mucho volver al trabajo?- Uso el tono amargado que siempre usaba cuando quería regañarme en frente de los clientes.

-Lindo nombre, Olive. Aunque prefiero sweetie, te queda mejor.- El chico con la linda sonrisa en frente de mi volvió a hablar y se me hizo un nudo en el estómago al escuchar mi nombre pronunciado por el.

-Debo irme.- Pase por su lado evitando mirarlo.

-¡Soy Liam, por cierto!- Escuche una vez que había desaparecido detrás de la barra.

Una estúpida sonrisa involuntaria se formó en mi rostro.

sweetieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora