-Bien, cuéntamelo todo.
Phoebe encontró un momento en el que el lugar estaba tranquilo para sentarse a mi lado en la barra y mirarme como si fuera un televisor y su show favorito acabará de empezar.
-¿De que estas hablando?- Fruncí el seño.
-No tienes esa sonrisa cuando estás trabajando un sábado y menos en un lugar como este.- Me apunto acusadoramente con un dedo.- Algo paso y quiero saber que es.
-¿No puedo estar sólo feliz?- Sonreí mientras me distraída con la misma mancha de siempre en la barra. Creo que estoy comenzando a amar esa maldita mancha.
-No me engañas, Olive.- Entrecerró los ojos en mi dirección.- Vamos, sólo suéltalo.- Hizo un puchero.- Estoy aburrida.
-Solo… Estoy de buen humor.
-¿Tiene que ver con el mismo castaño de ayer?- Sugirió.
No respondí.
-¡Oh por Dios! ¡Si tiene que ver con el!- Grito eufóricamente llamando la atención de algunos clientes que intentaban comer su almuerzo tranquilamente, obviamente no lo lograrían aquí.
-Baja la voz, Phoebe.- La regañe mirando nerviosamente alrededor.
-¿Tuvieron una cita?- Pregunto ignorando totalmente lo que acababa de decir.
-Algo así.- Me rendí.
-¿Se acostaron?- Pregunto en un susurro.
-¡No!- Negué al instante.- ¡Era la primera cita!
-¡Entonces si era una cita!- Abrió aun mas sus ojos antes de empezar a reír.
-Cierra la boca.- Bajé la vista avergonzada.
-Sólo bromeó.- Me golpeó el hombro amistosamente.- Parece simpático…
-Lo es.- Murmure.
-Y súper caliente.- La mire confundida.- ¿Qué? Si lo es.- Se encogió de hombros.- De todas formas es todo tuyo, Liv. No temas que pueda robártelo.- Bromeó y está vez yo fui quien golpeó su hombro.
Íbamos a seguir con nuestra conversación pero nos callamos al ver a una chica que acababa de entrar al bar y comenzó a acercarse a nosotros al vernos.
-Hola.- Sonrió en un saludo, el cual devolvimos.
-¿Quieres ordenar algo?- Ofrecí.
-Oh, no. Lo siento.- Hizo un gesto con la mano.- Sólo me preguntaba si saben a que hora abre la tienda de música.- Señaló la dirección a unos locales de aquí.
Era la tienda de Liam.
-Eh, creo que, ¿A las cinco tal vez? No estoy segura.- Phoebe fue quien le respondió.
La chica hizo una mueca.
-No estoy segura de seguir en la ciudad para esa hora. Liam, el dueño, ¿Suele venir por aquí?
Bien, conoce a Liam también. Por alguna razón eso me puso nerviosa.
Phoebe debió haberlo notado porque me hecho una mirada antes de responder.
-Mmh… si a veces.- Asintió.
-¿Le importaría darle un mensaje?
-No hay problema.- Sonreí.
-Bien.- Ella también lo hizo.- Díganle que tuve que volver a Londres por un imprevisto, pero que en cuanto pueda regresare.- Bien, nada fuera de lo común.- Lo haría yo pero mi teléfono murió anoche.
-Seguro, ¿De parte de quien?- No estaba siendo curiosa, sólo era parte del mensaje.
-Oh, de parte de su novia.- Sonrió y pareció como si quisiera evitar una risa.- Gracias chicas, adiós.- Nos dio un saludo antes de marcharse.
Novia. El tiene novia. Debo estar en shook o algo así porque de lo contrario al menos gritaría, mínimamente. Sólo continúe con mi vista fija en la puerta por donde acababa de salir la chica, incapaz de formular al menos una palabra.
-¿Olive? ¿Esta todo bien?- Note la mirada preocupada de Phoebe sobre mi.
Claro que no, mierda. Sólo quería salir corriendo a mi apartamento y encerrarme allí a llorar hasta quedarme sin lágrimas. Esto me gano por confiar en un maldito extrañó.
-Nada esta bien.- Negué.
