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Viernes por la tarde, odio este turno. La semana se hace interminable y más aburrida que de costumbre.

Eso pensaba hasta que vi a Liam entrando al bar haciendo sonar la pequeña campana arriba de la puerta, era la primera vez que me alegraba de escuchar ese sonido.

-Hola, sweetie.- Corrió hasta llegar a la barra en donde yo me encontraba, una linda sonrisa adornaba su rostro.

-Hola, Liam.- También sonreí al verlo tan agitado.

-¿Estás libre en la noche?- Se recargo en la barra.

-Si.- Asentí.

-Entonces… ¿Puedo llevarte a algún lado?- Me daba mucha ternura ver esta forma tímida de el, no quedaba nada del Liam engreído del principio.

-¿A dónde exactamente?- Interrogue.

-No puedo darte esa información todavía, sweetie.- Sonrió de lado.

-Mmh… de acuerdo.-  Acepte no muy convencida.- ¿A que hora debo estar lista?

-Nueve y media, ¿Puedes?- Me miró como si tuviera miedo de la respuesta.

-Claro.- Asentí.

Estaba poniéndome nerviosa que me mirara de una manera tan profunda así que comencé a limpiar la mancha en la barra, exactamente esa que era imposible de borrar.

-¿Y cómo debo ir vestida al lugar que no debe ser nombrado?-  Pregunte aun concentrada en la mancha.

-Como quieras, cualquier cosa se te vería linda.- Me dio una de sus sonrisas de confianza.

-¡Liam!- Lo regañe y la sonrisa se borro.

-¿Qué?

-¡No puedes decirle algo así a una chica! ¡Y menos para una primera cita!- Era algo obvio.

-Primera cita, ¿Eh? Me gusta como suena eso, sweetie.

-Necesito más detalles de como ir vestida.- Ignore el tema de “la primera cita”.

-Mmh… no lo se, casual.- Se encogió de hombros.

-¿”Casual” casual o “casual” arreglado?- Volví a preguntar.

-¿Cuántos casuales existen y yo no estaba enterado?- Rio.

-Habló en serio.- Me queje.

-Cualquier casual esta bien, sweetie.- Siguió riéndose.

-Bien.- Por alguna razón me ruborice y tuve que volver a la mancha de nuevo.

Después de eso pregunto donde vivía y le di la dirección de mi departamento para que pasará a recogerme.

-Estaré allí nueve y media en punto.- Afirmó viendo la servilleta donde había garabateado mi dirección.

-De acuerdo.- Sonrió.

-De acuerdo.- Repitió y comenzó a caminar de espaldas hacía la puerta.

-Adiós, Liam.

-Adiós, sweet…

No pudo terminar la palabra porque se estampó contra la puerta cerrada, no pude evitar reír cuando vi su cara enrojecer por completo. Murmuró un adiós algo avergonzado antes de irse.

No se cuanto tiempo estuve mirando la puerta con una sonrisa boba en el rostro. ¿Desde cuándo me gustaba Liam? ¿Cuándo pase de casi odiarlo a ponerme nerviosa frente a el? Era extraño, lo conocía apenas hace una semana o algo más y…

-¿Quién era?- Phoebe apareció a mi lado de repente.

Diablos, si no era Liam era ella.

-¿Q-que? ¿Quién era quien?- Borre rápidamente la sonrisa apartando la vista de la puerta para comenzar a fingir que estaba ocupada con los servilleteros.

-El lindo chico con sonrisa de comercial.- Contesto sin más mientras se apoyaba en la barra a mi lado.

-Ah, nadie.- No sabía que estaba haciendo exactamente con mis manos, sólo metía y sacaba servilletas.

-No parecía como nadie.- Vi de reojo como una sonrisa cómplice comenzaba a aparecer en su cara.

-Era sólo… alguien.- Suspire.

-¿Alguien con quien saldrás esta noche?- Levanto una ceja.

-¿Estuviste escuchando?- La mire.

-Yo pregunté primero.

-Mmh… tal vez.- Respondí tratando de no ruborizarme.

-Es lindo… y parece buen chico.- Me animo.

-Espero que lo sea.

Le eche un último vistazo a la puerta por donde había salido minutos antes.

sweetieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora