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A las nueve de la mañana ya estaban tocando a la puerta. Andrew, John y Steven estaban al otro lado metiéndonos prisa para poder bajar a desayunar y aprovechar el bufe libre. 

Me sorprendí de que manera podían engullir tanta comida. A mi me era imposible comer tanto, si ya con el simple echo de ver tantísima comida encima de la mesa me daban hasta ardores. Para ellos eso no era nada. En cuestión de una hora pude ver a Norman tomarse 2 cafés, y buen zumo de naranja y arrasar con una bandeja con diferentes piezas de repostería. Andrew era más de té y fruta fresca. John y Steven optaron por las tostadas con embutidos, mientras yo había tomado un simple café y un croissant.

Llegamos al recinto sobre las 10.30 y ya había gente esperando en la puerta de entrada, más toda la gente que ya deambulaba por las instalaciones.

Las mesas estaban igual distribuidas que el día anterior, así que Sean volvería a estar al lado de Norman.   

Vi a Liam que me hacía gestos con la mano para que fuera con él a preparar nuestro pequeño puesto de maquillaje. 

—¿Ya te vas con él?

—Si, creo que será mejor que lo dejemos todo preparado antes de que empiece a entrar más gente. Ayer fue un poco caótico. 

—Entiendo. Ven aquí —me acercó a su cuerpo y me besó, no sin antes cerciorarse de que Liam nos estaba mirando—. Pásatelo bien. 

—No tanto como tú. Por ahí viene tu amigo. Os dejo solos. 

Me despedí de Norman con un beso y saludé a Sean a lo lejos, él solo me hizo un gesto con la cabeza. Seguía sin entender nada. 

La mañana fue una pasada. Creo que había muchísima más gente que el día anterior. Había más reclamo, ya que hoy (y para los que más dinero se habían gastado) estaba previsto poder hacerse una foto con sus ídolos. 

Tampoco perdí la oportunidad de hacerme una buena foto con mis compañeros, con todos, incluidos Greg y Robert. Cuando vi que Norman y Sean también eran reclamo gracias a la película de Troy Duffy, tampoco perdí la oportunidad de hacerme una foto con ellos. 

Me encantó tenerlos a los dos arrodillados delante mío mientras yo les apuntaba a la cabeza con pistolas de juguete. 

Parecía que la cosa se había suavizado un poco con respecto a Sean. No sabía si Norman había hablado con él en algún momento, pero por lo menos se había acercado a mi y me había dado un beso en la mejilla. Todavía no habíamos llegado a su efusivo abrazo, pero por algo se empezaba. 

Sobre las tres de la tarde aquello estaba desierto. Ayudé a recoger a Liam todo el maquillaje. Otra vez estaba llena de pintura por todos lados, pero había sido previsora y me había cogido una camiseta para poder cambiarme. 

—Pequeña, ¿vamos a comer algo?

—Por supuesto. Voy a aprovechar al máximo el tiempo que me queda contigo hasta que te vayas a cenar con Sean. Voy a cambiarme y ahora vengo. 

—Genial, te espero fuera. Me muero de ganas de fumarme un cigarro. 

Fui a uno de los muchos baños que habían por allí y me cambié la camiseta. Pude limpiarme bastante bien manos, brazos y cara, aunque todavía habían restos de pintura en mi pelo. 

Cuando ya estuve lista salí fuera. Norman estaba con los demás charlando y fumando. Me acerqué a ellos para unirme a la conversación. 

—Voy a ir a casa para estar con Gale y los niños. Creo que me voy a quedar aquí una temporada. Tenemos pensado mudarnos a los EEUU, pero quiero aprovechar un poco más de esto —extendió los brazos para mostrar lo mucho que le gustaba su tierra—. Ya me ha dicho Norman que te quiere enseñar la ciudad.

IN THE BACKSTAGE (Norman Reedus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora