Echaron el resto del día en aquél pequeño lago los dos solos, no les hacía falta nadie más. Entre pequeños juegos en el agua, risas, caricias y suaves besos, se sintieron como si estuvieran en el mismo paraíso. Lástima que eso no fuera para siempre.
-Pasado mañana me voy de la isla. -Dijo un cabizbajo Chanyeol.
Ambos se encontraban recostados sobre una de las rocas planas que rodeaban el lago, uno en frente del otro, mirando cómo las brillantes gotas de agua se deslizaban por la piel expuesta del contrario. Kai estaba aún en su forma de tritón, pues no hacía ni diez minutos que acaban de salir del agua, Chanyeol tenía puesta una de sus manos sobre su cadera, acariciándosela con lentitud, pudiendo disfrutar del extraño tacto sobre las yemas de sus dedos, el contraste entre la piel sedosa de Kai y la suavidad de sus escamas.
-Lo sé...-Su voz sonó más ronca de lo que quiso. Si tan solo pudiera pedirle que se quedara con él para siempre, pero sabía que aquello no era para nada viable. Cada uno tenía su vida y tenían que seguir con ellas en cuanto terminasen las vacaciones del chico coreano, sería muy egoísta pedirle que se quedara. -No sé si será mucho pedir pero...-El moreno se mordió ligeramente el labio, no le gustaba rogar, pero lo necesitaba. -...me gustaría pasar hoy y mañana enteros contigo. Sé que has venido aquí de vacaciones y que querrás estar con tus amig-
Un casto beso le calló. De pronto tenía a Chanyeol encima suya, besándole de una manera tan lenta y especial que su cabeza dio vueltas. Ni si quiera le hizo falta una respuesta en palabras para saber que tenía el rotundo sí del coreano.
Aunque el chico estaba prácticamente sobre él, el aire podía correr entre ambos cuerpos. Kai deseó tocar su desnudez, acariciarla con sus manos abiertas, recorrer cada rincón de la piel de Chanyeol, al igual que quería que el extranjero se atreviera a explorar por su anatomía. Kai sabía perfectamente que sus pensamientos estaban siendo muy acelerados, sin embargo, a la vez era consciente de que no disponía mucho tiempo con Chanyeol y deseaba poder aprovechar al máximo cada segundo.
La cola escotada de Kai dio se movió grácilmente y acarició con su parte más membranosa las piernas del joven.
En respuesta, Chanyeol cortó el beso. Todavía no se acostumbraba a los repentinos roces por parte de la cola del tritón, así que la caricia le pilló algo por sorpresa. Kai le miró de manera coqueta, con una sonrisa ladeada, invitándole con su mirada fija a que volviera a acercarse a sus labios.
Kai atrapó el rostro de Chanyeol entre sus manos en cuanto éste se acercó a su cara de nuevo. Rozó su nariz de manera lenta contra su mejilla, hasta que sus labios se acariciaron, estando tan juntos que prácticamente respiraban el aliento del otro. Fue en ese momento cuando Chanyeol tomó la iniciativa y raptó el labio inferior de Kai. Lo mordió con suma delicadeza y en respuesta el cuerpo entero del isleño se tensó, su cola se agitó en el aire, buscando la pierna del alto hasta enrollarse en ella.
Aquella era la experiencia más íntima que el moreno jamás tuvo con un ser humano y más aún en su forma de tritón. Era la primera vez que se había mostrado tal y como era ante alguien que no era de us especie, había arriesgado muchísimo al confiar en un completo desconocido, mas no se arrepentía de nada. Desde el día de la tormenta que Chanyeol se quedó con una parte de él, Kai era muy consciente de ello.
-Ya mismo empezará a anochecer. Es mejor que volvamos antes de que lo haga o nos podemos perder por la selva. -Murmuró el moreno aún sobre sus labios. No quería apartarse de él, pero conocía lo peligrosa que podía ser la selva una vez la luz se hubiera ido. Las sirenas y los tritones no eran las únicas criaturas mágicas que habitaban esas islas.
Un poco a regañadientes Chanyeol se apartó de él, pero sabía que tenía razón. Al igual que Kai, él no se quería alejar de él, quería que sus labios siguieran juntos hasta que se fundieran, pero no tenía otra opción.
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triton. | ChanKai
FanfictionEn medio de una tempestad Chanyeol dice ser rescatado por lo que creyó que fue una sirena, pero ninguno de sus amigos le cree. Días más tarde, a orillas de las maravillosas playas de Honolulu, el joven conoce a un nativo que le demostrará que él est...