🌴 La despedida

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Se mordió los gruesos labios con fuerza. Se sentía invadido, sofocado y ardiente, pero a la vez lleno de placer y de mil sensaciones contradictorias que le hacían volverse loco. ¿Cómo podía provocarle todo aquello con solo tocarle?

-Dios...tienes los dedos demasiado largos. -Murmuró un alterado Kai, el cual se encontraba tendido sobre la cama, boca arriba y con el antebrazo derecho tapándole los ojos. Tenía demasiado calor, y los dedos del más alto no ayudaban a que éste se disipara. Se encontraban encajados en su interior, moviéndose hábilmente, casi como si le estuviera haciendo una penetración con ellos.

-Pero te encanta, admítelo. -Se inclinó un poco y besó sus hinchados labios, sin dejar de dilatarle.

-Demasiado...-confesó al final, acabando por morderse la piel del dorso de la mano, un poco abochornado por aquello tan vergonzoso que dijo.

De pronto, los tres dedos que se encontraban en su interior desaparecieron, dejándole una sensación entre la incomodidad y el placer.

-¿Estás preparado? -Chanyeol bajó hasta su pecho ahora desnudo y lo besó lentamente, provocándole que se le pusiera la piel de gallina. Esa noche descubrió que le encantaba originar aquellas reacciones sobre el cuerpo del moreno, le sorprendía lo altamente sensible que podía llegar a ser a su tacto.

Un decidido Kai asintió, pero antes de que el alto hiciera algún movimiento se adelantó y se dio la vuelta, quedando a cuatro sobre la cama. Echó la parte superior de su cuerpo hacia abajo para que así sus caderas quedaran más alzadas, dirigiéndolas hacia Chanyeol, el cual estaba mirando al chico con un hambre terrible.

El más alto se colocó de rodillas detrás del cuerpo del moreno, posó las manos sobre sus nalgas y las acarició suavemente para después apretarlas y separarlas todo lo que pudo, dejando así la vía completamente libre para enterrar su pene en el cuerpo del chico. Lo hizo poco a poco, con suavidad, y se podría decir que hasta con delicadeza, era la primera vez que tenía sexo con Kai -con un hombre- y debía ir con todo cuidado para no traer problemas.

Una vez que estuvo dentro por completo echó la cabeza hacia atrás, embriagado por toda la calidez que le envolvía, esa presión sobre su miembro, todo. Era perfecto.

Comenzó a moverse con suma lentitud contra las caderas de Kai, sujetando éstas con ambas manos, manteniéndole firme mientras iba subiendo el ritmo con cada embestida que le propinaba. Pequeños jadeos empezaron a llenar el silencio de la habitación. 

Kai se aferró a las sabanas arrugadas de su cama con bastante fuerza, era doloroso y placentero a la vez, sobre todo placentero. ¿Cómo lo hacía el alto para que se sintiera tan bien el tenerle allí dentro? Prácticamente se estaba derritiendo cada vez que el miembro del contrario se abría paso entre sus carnes, cada vez más profundo e intenso. Las piernas le temblaban.

Después de unos cuantos vaivenes, Chanyeol marcó un ritmo continuo, sin variaciones. Fue entonces cuando se fijó detenidamente en la espalda que estaba ante sus ojos. Estaba sudorosa, todos los músculos se contraían con cada embestida que le daba, provocando que se definieran aún más. El tatuaje de su espalda parecía danzar con todo el movimiento, hasta daba la impresión que la cola que tenía dibujada sobre su piel se movía ondeante. Justo en ese momento se acordó de la pequeña conversación que tuvieron sobre el tatuaje, cuando Kai le dijo que él mismo descubriría a qué se debía esa cola en su espalda. Ahora lo entendía, era la cola de un tritón.

No fue hasta ese momento en el que cayó en la cuenta de que estaba teniendo sexo con una criatura marina y no con un humano. Pero aún así era de las criaturas marinas más hermosas y mágicas que existían.

La luz de la Luna se filtraba por la ventana que quedaba lateral a la cama, los rayos entraban algo difusos y se depositaban sobre los cuerpos desnudos de ambos, pero había una diferencia. Aquella luz hacía que el cuerpo del moreno brillase, ese brillo que Chanyeol tanto admiraba, el que le había enamorado, el que hacía a Kai tan especial y atrayente. Quería verlo, quería ver su cara brillante mientras se le seguía penetrando, quería escrutar cada una de sus expresiones y grabarlas en su mente.

triton. | ChanKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora