15.

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Dios, no sabía que hacer, ni si quiera sabía que pensar, de un momento es un salvaje y para el otro es tranquilo. Pero el aún, después de todo, él seguía siendo mío, mi Moreno Mío. Pero por desgracia no era mío; con que sea mío, no me refiero a lo que él se regía cuando me hablaba mal, yo lo pensaba de la manera más pura; lo veía con amor y lo amaba profundamente. Y sabía que nadie nunca lo amaría como yo lo hacía.









No podía hacer nada al respecto; amaba tanto a mis abuelos que no quería separarme de ellos, por otra parte, quería alejarme de Alexis pero algo me decía que no. El " no " era porque no podía, porque en si, si quería hacerlo, pero lo amaba demasiado para dejarlo así. Y eso fue lo que pasó, no me alejé de nadie, creo que hasta me uní más con Alexis, haciendo lo que él quería cuando se le antojara y como quisiera. Las cosas poco a poco se calmaron, Alexis era un poco más sentimental.









Como todas las tardes yo estaba encerrada en su casa, pero esa tarde fue diferente a las demás. Como usual, llegó Alexis haciendo panchos y gruñiendo entre dientes, me acerqué a él y me abrazo como si muy en lo profundo de su corazón me necesitara. Me besó con toda su alma, yo no podía creerlo y de la nada comenzó a llorar. No recuerdo bien cómo fue que llegamos a la habitación pero solo recuerdo que no era sexo, todo fue diferente y tranquilo, el era tranquilo y diferente conmigo. Tanto que cuando terminamos me abrazó muy fuerte y se quedó dormido, era raro que roncara pero lo empezó a hacer y logré zafarme un poco para acariciar su cara y en tanto lo toqué dejo de roncar. Se durmió muy profundamente. Casi como la última vez que lo habíamos hecho así

Moreno Mío... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora