Introducción

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El color rojizo del cielo se hizo más intenso mientras Hadar en La Frontera observaba, a lo lejos lograba ver el reino de Kinddag a lo largo y ancho; el templo de Valkya resaltaba en lo alto con su gran esplendor, preparado ya para llevar a cabo La Gran Elección, en la cual los nuevos Iluminados serían elegidos.

Los niños que antes jugaban en las calles del reino dejarían de hacerlo para emprender su Viaje del Despertar y de esa manera llevar luz al resto del mundo. Dichos niños se habían preparado durante todo ese último año para ese día tan importarte para todos.

Hadar pensaba en eso, en cómo ese día cambiaría sus vidas para siempre, ese día en que su destino quedaría sellado, pasarían a formar parte de la historia y serían recordados como héroes... O se perderían ahí mismo, como le había sucedido a él.

De pronto, advirtió que sobre él el cielo había comenzado a oscurecerse y tan pronto observó hacia arriba pudo ver, sorprendido, aquella niebla oscura que se acercaba rápidamente a ellos.

—¡Safak!—llamó a gritos a su compañero de guardia, casi presa del pánico, mientras los alaridos de lo que sea que se ocultara entre la niebla subía de tono—. ¡Sopla el cuerno, debemos advertirles!
—Esperó en vano una respuesta, ya que ahí no había nadie más que él.

Al regresar su vista a la niebla se dio cuenta de que de nada serviría advertir a la gente del reino; era tarde para hacer algo y los Oscurecidos eran demasiados para enfrentarlos, además del hecho de que después de tantos años de paz entre los reinos las armas estarían polvorientas y sin filo. Estaba solo en La Frontera, en la única cosa que los protegía de los Reinos Oscuros, y finalmente, no tuvo más opción que abandonarla y huir, intentado salvar su vida, rompiendo con ella sus votos y al mismo tiempo, el juramento que le había hecho a su hermana moribunda.

El viaje ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora