Amor del bueno [AU. Omegaverse]

Capítulo 11: Nikolai Plisetsky.

Otro Plisetsky y al parecer está muy enfermo. Con pasos lentos me acerco a la cama su pecho sube y baja de manera muy lenta.

Me quedo mirandolo tiene dos tonos de pelo: gris y negro. Tiene un bigote y una barba corta que también son de dos tonos. Tiene arrugas y una estructura fornida.

Vuelvo a mirar su cara pálida y sus manos a cada lado de su cuerpo y no se porque, fue un impulso junto con una sensación que no pude describir, tome su mano.

Se veía tan débil que no me importó que fuera parte de aquella familia que me abandonó. Él no tenía esa aura de mala persona y su olor era tan suave como si quisiera tranquilizar a quien estuviera cerca de el. Sentí como apretaba mi mano sin ejercer mucha fuerza debe estar muy débil.

-¿Yuratchka?-. Susurra y sus ojos se abren muy lentamente, me mira de una manera cálida. Como si me veneraran.

Otra vez aprieta mi mano y una imperceptible sonrisa adorna su cara. Siento que mi pecho duele. El ver a este hombre desconocido mirarme de ese modo hace que me duela el corazón.

-Señor...

-Puedes llamarme Nikolai... Soy el padre de Andrey... Lamento los malos ratos que el y Yelena te han hecho pasar-. Asi que prácticamente este señor sería mi abuelo. Lamentablemente su hijo no se parecía en nada a su padre.

-Nikolai ¿Por qué...?

-... Mi hijo quiere todos mis bienes.. Pero descubrió que están a tu nombre... Por eso ellos estan...

-Por eso insistieron tanto en hablar conmigo. Pero no tenía que hacer eso... Es decir, ya tengo una familia...

-Ya lo sé... Y son las personas más maravillosas por cuidar de ti a pesar de todo... Creo que no me queda mucho tiempo... Pero me gustaría que me visitaras otra vez si no te molesta.

Soltó mi mano y cerro sus ojos. Mire en dirección a mis padres quienes estaba parados junto a la puerta sin decir nada pero sus miradas reflejaban tristeza. Nikolai volvió a mirarme supongo que esperando una respuesta.

-Vendré cuando pueda... Ahora tengo que irme... Yo... Nos vemos luego.

Aún sintiendo esa extraña sensación salimos del hospital en total silencio. Se muy bien que mis padres me estaban dando tiempo a ordenar mis pensamientos antes de decirme cualquier otra cosa. Dejo salir un suspiro... Que vida tan complicada con apenas dieciséis años.

Llegamos a la casa y ya dentro mi padre me abrazo ¿Me estaba consolando? No lo sé. Pero nunca he resistido el no devolverle cualquier muestra de cariño a el o a mi madre el cual no trazó mucho en unirse al abrazo.

-Gatito, Nikolai no es mala persona... Es amable y bondadoso solo tuvo la mala suerte de que su hijo fuera una persona con una gran avaricia-. Mi madre fue quien rompió el silencio.