Me costó creer que sería posible encontrar buenos sentimientos en las personas del mundo de ahora. De apoco, iban desapareciendo de mi. El mundo de ahora te obliga a sacar la peor parte de ti, que se escondía en el fondo de ti, o en otras personas...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lo primero que veo es un techo hecho de madera vieja. Hay diminutos espacios entre las tablas, así que pequeños rayos de luz se filtran por ahí. Cuando tengo intenciones de levantarme, la ruda realidad me golpea y me quedo totalmente quieta. Los recuerdos me golpean con fuerza, por pequeños segundos, provocando dolorosas punzadas en la cabeza.
Perdí a la única persona que me quedaba, por un simple descuido. Un descuido que nos costó caro. Que me costo caro. Quiero llorar, pero las lágrimas se niegan a salir de mis ojos. Quiero gritar, pero no tengo voz para hacerlo. Quiero regresar el tiempo, advertir de aquella horda, y ahora ser abrazada por él, que sus dedos jueguen con mi cabello, e intente deshacer los nudos de este, aunque sea una misión imposible.
Cierro los ojos con fuerza, y una sensación agobiante me inunda.
Me siento de golpe, y suelto un gemido al instante por el movimiento brusco. Mi vista recae en muñeca izquierda, la cual esta vendada. Aprieto mis labios con fuerza, porque realmente es irritable el dolor. Cuando alzo la vista, distingo que esto en un viejo granero. Hay una fogata con algunas brasas aún prendidas en el centro, y algunas mochilas están apoyadas en las paredes, junto a mantas, lo que supongo que son sus camas. Cuento catorce en total.
Intento levantarme, pero una amarra en mi mano derecha me retiene en esa esquina.
Buscar a Ethan pasa a segundo plano. No hay modo de poder intentarlo cuando me encuentro amarrada en esta vieja construcción con personas completamente desconocidas.
Necesito soluciones.
Y no puedo evitar sentir miedo. Ya que a estas alturas, puedo confirmar que los muertos no son nuestra mayor amenaza. Somos nosotros mismos. Este mundo, solo dejo que nuestros demonios salgan a la luz completamente, y nuestro lado salvaje se reluzca. Este mundo nos incentivó a sacar el lado animal, nuestro peor lado. Ahora debes temer con econtrarte con un grupo de personas, ya que no sabes a que grado de locura se encuentran.
Me obligo a colocar la mente en blanco, y suelto el aire que tenía retenido. Si quiero salir de aquí, debo pensar con claridad, ver las posibilidades, ver los puntos en contra y a favor. Si me dejo llevar por los sentimientos, nada bueno saldrá de esto, no para mi.
Busco con la mirada mi vieja mochila negra, con mis pocas armas, pero no hay nada. Mi puño golpea el suelo con desesperación, y no hay nada a mi alcance que me ayude a escapar.
Se acabo el tiempo.
La puerta del granero hace un irritante sonido al abrirse, y un grupo de persona entra. Sus miradas se llenan de sorpresa al verme despierta, pero rápidamente se endurecen.
Observar bien a las personas sirve de maravilla. Sus acciones, sus movimientos, el brillo en sus ojos, el conjunto de todo eso te da una pequeña pincelada de su personalidad. Esto te puede salvar de mucho, o por lo menos, ese es mi caso. Los observo con dedicación, al igual como ellos lo hacen conmigo. Sus rostros son inexpresivos, sus ojos son huecos, sin demostrar ningún sentimiento. Sus movimientos son secos pero livianos. Me siento frustrada, ya que observarlos no me sirve de nada. Ellos no me muestran nada.
