Jadeo, intento recuperar el aliento.
Disparo mi arma hasta que el cartucho se vacía. Los caminantes a mi alrededor gruñen con ferocidad, alargan sus brazos intentando tomar algo de mi.
Otro jadeo, avanzo un par de pasos más y veo más caminantes a mi alrededor. Recargo.
No necesito más de dos minutos para vaciar el cartucho al igual que el anterior.
Click, clack. Click, clack. Click, Clak.
Siento como un reloj resuena con fuerza, marcando cada segundo. Sé que esta dentro de mi cabeza, como también sé que esta marcando el tiempo que me queda sin que los caminantes terminen de consumirme, de tomar poder sobre mi.
Como hicieron con Ethan.
Grito. No por mi, no por mi situación, grito por Ethan. Grito de impotencia, de coraje.
No hay más cartuchos. Golpeo al caminante con la culata y el muerto logra tambalearse dandome tiempo para sacar el cuchillo. Solo me queda el cuchillo.
Click, clack. Click, clack. Click, clack.
Ya no intento abrirme paso entre la masa de caminantes, es imposible. Hago más segundos de vida.
Me apego con fuerza a la pared trás de mi y sigo empuñando el cuchillo con fuerza.
A pesar de que la explosión en la zona sur de Alexandria ha llamado la atención de la gran mayoría de los muertos, una considerable cantidad sigue merodeando. Una cantidad que se llevara un trozo de mi cuerpo de regalo.
Un inevitable chillido se escapa de mis labios cuando dos caminantes se abalanzan sobre mi. No, realmente no podré con dos caminantes. No con interminable dolor en todo mi cuerpo, no con un cuchillo y casi nada de fuerzas para luchar.
Maldita sea Ethan, lo intente, hermano.
Cuando alzo el cuchillo para un último intento, siento disparos a mi alrededor, a centímetros de mi. Ambos caminantes caen ya muertos completamente, y el cuchillo se me resbala de mis manos mientras dirijo estas a mis oídos para amortiguar el sonido. No sirve de mucho.
Quedo un poco aturdida, pero entre las sombras, en los muros de Alexandria, Daryl esboza una sonrisa con un arma en mano.
Intento sonreír, pero no me quedan fuerzas.
-
Son las once de la mañana. El sol brilla en su máximo punto, y llevamos más de un día sin dormir. Mis párpados pesan al igual que cada extremidad de mi cuerpo acompañado de un punzante dolor.
Cierro la puerta del baño y comienzo a desvestirme. Una mueca se instala en mis labios al ver las prendas salpicadas de sangre, manchas que muy difícilmente saldrán. Junto las prendas en una esquina y entro a la ducha dejando correr la lluvia artificial. Mi cuerpo no tarda en actuar debido al contacto con la baja temperatura del agua y mis músculos se van tensando. Casi al mismo tiempo comienzan a relajarse mientras que el agua comienza a tener una temperatura adecuada.
Las nauseas se apoderan de mi al bajar la vista y ver como el agua teñida de un rojo carmesi deja un rastro hasta irse por el desagüe. Estas aumentan ya que el olor a sangre y un fuerte olor a podrido se incrementan. Y un poco más al notar el rastro de tal vez carne bajo mis uñas.
En ese momento, ya había tenido casi cinco arcadas consecutivas. Era un desastre. Sin perder el tiempo mis manos se mueven perezosamente al enjuaguar mi cabello y cuerpo.

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Guilty • C.G
FanfictionMe costó creer que sería posible encontrar buenos sentimientos en las personas del mundo de ahora. De apoco, iban desapareciendo de mi. El mundo de ahora te obliga a sacar la peor parte de ti, que se escondía en el fondo de ti, o en otras personas...