Capitulo 3: Adiós rubita plástica.

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Chris

Esto no me podia estar sucediendo a mí.

Simplemente no podia, no a mí, no ahora, ni nunca.

Toque el botón del elevador repetidas veces, pero, aun en medio de la noche sin que hubiese nadie más, el elevador no subía.

No podia perder tiempo, mientras más segundos perdía esperando el elevador; eran más segundos en los que Hilary se alejaba de mí. Así que comencé a correr desesperadamente hacia las escaleras de emergencia.

¿Por qué Hilary la dejaría conmigo? ¿Dónde esta Kate? ¿Y su familia? Ellos deberían hacerse cargo de ella, no yo. Si no la cuidan ellos, la cuidara un orfanato.

Baje las escaleras a toda la velocidad que daban mis piernas.

¿Cómo podia ser esto posible? Tenía que haber un error.

Kate y yo no podíamos tener una hija. Esa noche fue su primera vez ¡En la primera vez una mujer no queda embarazada!

No obstante, gracias a ir perdido entre mis pensamientos en vez de poner atención por donde caminaba, terminé tropezando por algo que se interpuso en mi camino.

En la caída mi cabeza se golpeó contra el barandal, dejándome un poco aturdido, pero debido a eso, note que había un broche de gato negro en medio del escalón.

A mi mente aturdida le tomo unos segundos identificar al dueño del broche, aunque era muy obvio ya que desde que le conocí siempre usa este mismo broche.

―Hilary.―susurre.

Tome el broche entre mis dedos, había algo extraño del lado donde está la prensa. Le di la vuelta. Había un trozo de tela gris rasgado que seguía prensado en el broche.

Intente darle vueltas a mi cabeza buscando una segunda solución mas no encontraba otra explicación.

Alguien le había arrancado el broche a la fuerza.

Guarde rápidamente el broche en el bolsillo del pantalón y me levante para seguir corriendo.

¿Sera posible...? ¿Acaso el golpe que había escuchado era de Hilary? ¿Alguien se había atrevido a golpearla?

Mi apartamento se encontraba en el doceavo piso y mientras más me acercaba al primer piso más sonidos se sumaban a mis oidos.

Todos eran pasos, cada vez más fuertes, cada vez más rápidos, cada vez más indetenibles.

"¿Qué está sucediendo Hilary? ¿De que estas huyendo?" pensé.

Las paredes de mis pulmones parecían comenzar a pegarse la una con la otra mientras que mis piernas exigían un descanso pero no podia, ni mi mente ni la adrenalina de mi cuerpo me iban a permitir detenerme.

Cada zancada que escuchaba de Hilary me hacía correr más rápido.

Para cuando me percate ya me encontraba abriendo la puerta de emergencias en el primer piso.

Me costaba mantener el aire dentro de mi cuerpo, comenzaba a sentir que no podia respirar pero no podia detenerme.

En el momento que llegue al Lobby esperaba encontrar el lugar repleto de gente murmurando y quejándose por no poder dormir, pero no había nadie.

Todo se encontraba tan pacífico y sereno como nunca había escuchado.

Era un silencio perfectamente... tétrico.

Y se volvió todavía más tétrico cuando la bocina de un auto a toda velocidad comenzó a sonar en medio de la noche.

Me quede de piedra.

Solo por ambas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora