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- ¿Hwiyoung?

El chico se giró hasta quedar completamente de frente conmigo. No parecía sorprendido, una extraña sonrisa apareció en su rostro.

- Ehm - tragó saliva - vine con Taeyang y sus padres, pero fueron a buscar aparcamiento y me mandaron a mí aquí. Vives en una zona dónde no se puede aparcar casi.

Reí ante la explicación y metí las llaves en la cerradura para abrir y mientras estar al calor un rato.

Hwiyoung parecía algo tímido cuando entraba en mi casa, le dije que se podía sentar si quería y le saqué algo de beber.

- Al final te quedó bonita la casa con los adornos.

Sonreí como respuesta y el bebió. De pronto me volví tímida por decirlo de algún modo. Mis ganas de preguntarle más sobre él crecían, al igual que aquella cosa extraña que me impedía soltar palabra.

- Tu mano... ¿Está mejor?

- Oh, sí, tu gasa ayudó a no hacerme más daño - sonrió - y tú, ¿estás mejor?

Supuse que se refería a la Navidad sin mis padres. Obviamente quería estar con ellos, pero gracias a su familia, Zuho y demás, estaba siendo mejor de lo que imaginaba.

- Sinceramente, sí.

- Me alegro entonces.

- Y tú... ¿cómo estás? - en el momento que formule la pregunta, me arrepentí. Obviamente me refería al tema de su supuesta, ex-novia. Y él no era tonto, lo había pillado.

- Bueno, se lleva controlado.

Los dos nos dedicamos una sonrisa y nos quedamos mirándonos a los ojos. Pareció como si el tiempo se hubiera parado. Hasta que oí en el rellano a Taeyang quejarse por el frío y el tráfico que había.

Hwiyoung y yo volvimos a mirarnos y comenzamos a reír por Taeyang.

Abrí la puerta y Taeyang hizo intento de disimular con una sonrisa. Eso me causó aún más gracia y me eché hacia un lado para que pudieran pasar.

Sus padres me saludaron y se veían cargados de bolsas.

- ¿Tenías planes para ésta noche? - el padre de Taeyang me formuló aquella pregunta mientras se quitaba su abrigo.

- La verdad, no.

Entonces fue cuando vi que la madre de Taeyang sacaba de unas bolsas comida china.

- ¿Recuerdas el día que cenamos en casa de Zuho?

- Claro. ¿Por qué? - cómo olvidar ese día. Si estuve «desahogandome» con Hwiyoung en el balcón de Zuho.

- Casi lo pillas comprándolo. - Taeyang señaló el libro que Zuho me había regalado, el cual estaba encima de la mesa.

Los padres de Taeyang se sentaron y ofrecí cosas para picar y beber. Estuvimos conversando casi toda la tarde. Hablar con ellos era una cosa agradable.

La madre de Taeyang contaba cosas sobre Hwiyoung y se lo agradecía.

Ahora sabía que de pequeño era muy travieso, pero siempre ha sido buen niño y responsable. Su madre vivía en Jeju por motivos laborales, junto con su abuela paterna.

Le gustaba el hip hop, de niño tuvo un perro que aún vive... Y todo ese tipo de cosas, nada más personal.

Pero me bastaba, o al menos ese día.

La noche cayó y consigo el hambre.

Comenzamos a poner la mesa y sacar la comida.

Pasado el postre, decidí qué era buena hora de darles sus regalos, y al parecer ellos pensaron lo mismo.

Por lo cual, cuando salí de mi habitación, los encontré con bolsas y viceversa.

Primero me dieron una bolsa de parte de todos, era ropa. Un jersey, una camisa, y unos jeans oscuros. Todo era precioso y se veía que era buena tela.

Después Taeyang me dio una cajita más pequeña y en ella había un colgante de plata. Era una media luna, simple. Pero a mí me encantó, por el simple hecho, de que siempre estaba dibujando medias lunas y me encantaban.

- ¡Es precioso! - chille un poquito - ¡Todo es precioso!

Taeyang me puso el colgante mientras qué vi como Hwiyoung se daba la vuelta y cogía otra bolsa.

- Esta es aparte... - Hwiyoung me dio la bolsa y dude en abrirla.

Una mezcla de ternura, nervios y risas se apoderó de mí al sacar la sudadera que me había prestado en dos ocasiones anteriores; cuando lo conocí y cuando dormí en casa de Taeyang y no tenía un pijama decente.

¿Era la misma? ¿O habría comprado otra igual?

- ¿Eso no es tuyo? - preguntó Taeyang con una media sonrisa.

- Bueno, sí, pero ella lo ha usado más que yo. - Hwiyoung tapó media cara con su mano, y yo creo que me puse demasiado obvia y colorada.

La verdad, el detalle de regalarme su sudadera me gustaba. Digo, era cómoda, ancha, calentita y...

- Era tu sudadera favorita, ni siquiera me la dejabas a mí. - Taeyang me sacó de mis pensamientos para adentrarme en otros. ¿Hwiyoung me había regalado su supuesta «sudadera favorita » prestada ya en dos ocasiones?

Dame veneno que me quiero morir.

Miré a Hwiyoung algo despistada y la punta de sus orejas estaba algo colorada y eso me dio demasiada ternura. Él mismo dijo esa tarde que cuando algo le daba vergüenza sus orejas tomaban color.

Dejando aquello estar, era mi turno de dar regalos.

Para los padres de Taeyang compré perfume. Sí, muy típico pero compré su favorito y ellos se quedaron bastante conformes.

A Taeyang le compré dos gorros que vio por internet y estuvo dando la lata por ellos durante dos meses y unos audífonos los cuales también fueron por internet. Y para Hwiyoung, simplemente compré una pulsera de tela azul sencilla pero bonita. También una gorra que pensaba que era muy de su estilo. Aún que algo me decía que Taeyang usaría más la gorra.

Hwiyoung se puso la pulsera y sonrió.

- Es demasiado simple - me dijo y entonces deseé que la tierra me tragara - ¡Por eso me encanta!

Suspire aliviada y comencé a reír.

Todos estábamos notablemente conformes. Cuando ellos se fueron, rápidamente me puse la sudadera y caí rendida a la cama.

hoodie; hwiyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora