Agotado llegaba a casa al fin. Abrí la puerta y Lyn se acercó a saludarme con un maullido y se sentó en el suelo a esperar que me deshiciese de mis cosas. Me quité la chaqueta y vacié mis bolsillos en el armarito junto a la puerta. Miré a mi gatita blanca que bostezaba y me agaché a cogerla entre mis brazos y acunarla. Ella se restregaba en mi pecho y se quedo patas arriba mirandome directamente a los ojos.
- ¿Hambrienta, pequeña? - se relamió sin dejar de mirarme haciendome reir - vamos glotona.
La llevé en brazos hasta la cocina y ella me lamio el brazo con su aspera lengua en muestra de cariño. Antes de dejarla en el suelo acerqué mi cara a su cabeza y le di un beso y tras soltarla con delicadeza rellené su plato de comida y le cambie el agua. Ella comió un poco y me miró un instante antes de continuar. Me fui a la terraza del ultimo piso, el aire frio de la noche me sentaría bien. El aire despejó mi mente al tiempo que me daba un escalofrío por el cambio de temperatura. Mi pequeña Lyn salió momentos después, se relamía gustosa mientras se subía a la barandilla y, como si fuera lo mas sencillo del mundo, se sentaba sobre ella. Al mirarla pude ver como, en el horizonte, sobre mi gatita, cruzaba una estrella fugaz.
- Deseo poder escucharte y entenderte Lyn. - susurré
- Te bastaría con prestar atencion. Por cierto, gracias por la cena, aunque prefiero el salmon, es delicioso. - patidifuso atendí como una voz melodiosa y dulce, aunque ligeramente nasal, parecía haber salido de mi compañera.
- ¿Ha-has... has hablado?
- ¿Me has oido? - los ojos de Lyn estaban muy abiertos y observaban directamente los míos. Pasaron unos segundos mientras nos mirabamos.
- Creo que necesito descansar...
- Oye, - sabía que había sido un maullido, pero yo había escuchado claramente esa palabra. Lyn ladeó la cabeza mirándome. - así que me entiendes.
- Definitivamente necesi...
- Soy yo, Lyn. Creí... que me escuchaste - su voz parecía un poco más triste de repente.
- Hablas. - Lyn me miraba fijamente. - ¿Cierto?
- ¡Sí me entiendes! - saltó al suelo y apoyó sus patas delanteras en mi pierna sin dejar de mirarme - ¡Es maravilloso!
- Vamos a dentro pequeña. - "le estoy hablando a un gato, al psiquiatra directo" cogí a mi gatita en brazos y entré en mi casa, en mi habitación. Alli me senté en la cama y la dejé sobre mi regazo.
Lyn comenzó a dar vueltas a mi alrededor, parecía nerviosa, pero sus pasos eran tan gráciles como de costumbre, no parecia asustada, solo nerviosa. Entonces volví a escuchar la melodía de su voz.
- Cuando vi la estrella pedí que me entendieras, y tú susurrabas lo mismo, habrá sido eso. - se paró frente a mí y me miró directa a los ojos - ¿Lo entiendes? Pedimos el mismo deseo al mismo tiempo. Oh, es maravilloso, ya no me sentiré ignorada. ¡Te quiero Eric! - Lyn se enroscó en mis piernas y yo aún un poco conmocionado la acaricié.
- Y y-yo a ti pequeña - mi voz era solo un susurro pero Lyn agradecida comenzó a ronronear y parecía sonreír.
Estuvimos un rato así, pero yo también quería acostarme. Comencé a quitarme la ropa, una vez había lanzado lejos la parte superior miro a mi gatita acurrucada sobre mis piernas.
- Lyn, puedes... - ella abrió los ojos y me miró un instante.
- Voooy. - bostezó y se levantó estirándose y quitándose de encima.
Me apresuré en quitarme los pantalones y una vez en ropa interior me metí entre las mantas. Me tumbe de lado y encogiendo las piernas un poco. Lyn se acomodó sobre las mantas junto a mi vientre, a mi lado. Saqué una mano y la acaricié.
- Buenas noches pequeña. - Ella alzo la cabeza y la ladeó.
- Buenas noches Eric.
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Mar de escritos.
RandomPequeñas historias que deseo compartir y pensamientos quizá dignos de oir.