Donde cada vez es mas común que los hombres puedan concebir. Yuri Plisetzky termina un amorio; Con el corazón destrozado y lleno de dolor promete no volver a enamorarse.
Una confesión de la persona menos esperada pondrá su vida de cabeza. Había pr...
-Me gustas Yura- Lo interrumpió, dándole un corto beso en los labios. El menor se pasmo, sintió como todo el alcohol se evaporaba de su cuerpo. ¿Otabek lo amaba? No, era una broma ¿Cierto?- ¿Qué ibas a decir?
- Ahh... Que tú también me gustas
¿Por qué había dicho eso? Había sido una especie de impulso.
no se sentía nada bien
La cabeza le daba vueltas, su cuerpo parecía estar desconectado de su cerebro. Apenas le respondió a Otabek, su amigo pareció impactado, no podía creer las palabras del rubio. Verle soltar unas cuantas lagrimas logro que algo en él se contrajera.
Llevaban algunos minutos en el automóvil de Viktor, el platinado le había dado las llaves a a Otabek mientras aún estaba sobrio con el pretexto d que en ocasiones solía arrojar sus cosas por doquier al ponerse algo ebrio.
Valla suerte.
El viaje era silencioso, Otabek conducía con la vista fija. Jamás pensó que pasaría algo como eso al "Corresponder" los sentimientos del Kazajo.
Pero eso no importaba, no en ese momento. La pregunta importante era ¿¡Por qué lo había hecho!? Sus ojos repasaban el rostro de Otabek, sus finas y a la vez masculinas facciones lo hacían un hombre muy atractivo, bastante parecido a...
No, no era por eso ¿O sí? Ciertamente tenían un rostro parecido, el corte de cabello era similar, claro que en actitud eran muy diferentes y bueno... Otabek era como 10 cm más chico que el canadiense. Cuando el Kazajo le confeso lo que sentía por él, pudo observar a JJ. El alcohol en su sistema produjo un espejismo, los ojos chocolate fueron sustituidos por unos bellos ojos azules, el rostro serio cambio a una hermosa y brillante sonrisa.
Ahí estaba el, el amor de su vida, conduciendo a su lado. Lo había olvidado, había tenido un horrible sueño, uno donde él lo había dejado por aquella mujerzuela. ¡Pero que tonto! JJ jamás lo dejaría, después de todo se amaban ¿No? Una sonrisa apareció en sus labios junto a un agradable calor en su pecho, ese sentimiento, ese bellísimo sentimiento, justo así era como se sentía el ser amado.
-¿A dónde vamos?- Pregunto el ruso, sin darse cuenta que las palabras se enredaban en su lengua.
-Voy a dejarte en tu habitación del hotel- Le contesto aun sin mirarlo.
Yuri se removió en su asiento, acomodándose con la gracia de un felino. Era cálido, la atmosfera era cálida. Ese momento era perfecto, tan magnifico...Un momento en el que no había dolor, no había sufrimiento, solo ellos dos.
Y eso era lo único que necesitaba.
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Otabek se detuvo frente al lujoso hotel donde se hospedaba su... ¿Amigo? Si... Solo eran amigos, tal vez se le había declarado, pero había sido culpa del alcohol, debía admitir que esas copas se le estaban subiendo lentamente a la cabeza, podía sentir como su pensamiento se nublaba. Debía concentrarse en la carretera.