Miró por la ventana fijándose quietamente en las gotas de lluvia que poco a poco la adornaban deformando la realidad tras el cristal. Cada vez más y más fuerte, seguía lloviendo de forma impaciente. Algunas veces lloviznaba con ferocidad otras como la meada de un viejo que en momentos a chorros y en otros poco constante. De esta manera pasó la tarde. Cogió un libro y empezó a leer poemas de Poe al arrullo del sonido de las gotas. Lentamente de forma inevitable se hizo de noche y un manantial de luz le apartó del libro. Dejó el libro y embelesado por la ella, abrió la ventana. Era un foco de fosforescencia limpia y pura. Salió sin abrigo por ver qué era. Siempre fue un gato curioso, necesitaba alimentarla. Se aproximó a la luz una y otra vez, vislumbrando entre la nada que seguía un camino antiguo de piedras negras como el azabache. Allí entre las gotas ahora poco incesantes de la lluvia, se acercó a la luz. Entonces un golpe en la cabeza y caer al suelo. Al despertar se vio en una cama de hospital atado y encerrado. No recordaba que había pasado tras arrimarse a la luz, pero sí recordaba las palabras que emitió está:
- Mátalos, mátalos a todos.
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Terror express
Horror¿Te gusta el terror? Aquí te lo ofrezco en monodosis. Veinte historias de terror para leer en poco tiempo pero que no te dejarán indiferente. Espero que te quedes con ganas de más.