♥Capitulo 2♥

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Después de ese recuerdo fugaz y cargado de una aceptación ácida, retome la razón y luego de unos momentos en que arregle un poco el vestuario para mi comodidad, salí de mi habitación para ser escoltado al patio donde, con un asco horrible al verlo, estaba nada más ni nadie menos que Hamish o Haymitch como me pide que le llame cada vez que cruzamos palabras. ¡Ni siquiera lo conozco después de todo!, apenas hemos cruzado palabras porque es de mala educación que "una jovencita" interactúe con un hombre en casa. Su madre solo me ha dicho que tiene mala digestión y es algo...especial de cierto modo.

—¿Me permitiría esta pieza señorita?.— Ese maldito tomó mi mano sin mi real consentimiento, dónde comenzó a danzar con unos pasos y giros raros que casi siempre se realizan en las fiestas más "informales", una costumbre de esta parte del continente.

—Pff... Ja, ja...— Una leve carcajada escapó de entre mis labios, llamando la atención del chico pegado a mi.

—¿Qué pasa?, ¿Te causó gracia?— Comentó notoriamente enojado mientras dábamos otro giro, haciéndome trastabillar.

—Es solo que por un momento, imaginé a los hombres en mi misma situación, vestidos de "mujer" con chillones vestidos y las mujeres como "hombre" con elegantes atuendos.— me giro bruscamente hacia él, provocando que mi cuerpo se apegaba mucho más de lo que ya era posible.

—Deberías aprender a cerrar esa boca que tienes y se me ocurre una idea.— Sonrío perversamente, tomando mi mentón, pero soltándose casi enseguida debido a un paso de la ridícula danza.

—Tú madre ya hablo sobre eso.— aclaré seriamente, mientras agradecía a mis interiores que la danza evitara algo asqueroso, como un beso de parte del idiota frente a mi.

—Pero yo no puedo esperar tanto tiempo.— dijo oliendo mi cuello descaradamente cuando la danza nos obligó a unir nuestros pechos para girar.— Hueles delicioso.— Intentó besarlo, una sensación de asco se instaló en mi estómago con el sentimiento de su aliento cerca de mi piel expuesta, pero finalmente fracasando en su intento, pues la música se detuvo.— Maldita sea.—Gruño enojado.— Es hora, Aliciel.

Mi estómago se revolvía fuertemente, mientras mi cabeza daba miles de vueltas después de oír esas palabras, odiando lo que ellas significaban. Haymitch me llevó frente a todos, tirando fuertemente de mi mano para que no pudiera escapar y comenzó.

—Alicia Kinsling.— No lo digas, supliqué en mi mirada, aunque sabía que era una súplica que no sucedería.— ¿Quieres ser mi esposa?.— Maldición.

—Yo...—Mi respiración era pesada, mis ojos también y quizá comenzaría a hiperventilar. Hasta que, sin sentido alguno, mi ser me pedía que volteara, era un sentimiento demasiado extraño y sin manera de evitarlo más tiempo, lo hice.

Y allí lo ví.

Un conejo blanco, pero este animal no era normal, usaba un pequeño chaleco azul y sostenía un reloj, donde apuntaba la hora. Al notar mi curiosa mirada, salió corriendo y un sentimiento mucho más grande a nada que hubiera sentido, se apoderó de todo mi cuerpo.

—Yo...— Volví a murmurar, apenas pensando realmente lo que hacía— Lo voy a pensar.—Concluí, mientras mi cuerpo salía corriendo tras aquel conejo.

Escuchaba los gritos tratando de detenerme, pero no podía, algo más fuerte que yo me pedía encontrarlo, mientras corría afirmando el molesto vestido azul y quitándome los guantes de seda que hacían arder mis manos, probablemente las ramas sobresalientes de los arbustos que cruzaba iban rompiendo cada vez un poco más de esas molestas ropas. Lo seguí hasta perderlo de vista, observe todo mi alrededor al llegar hasta el muro de ese extraño y oscuro jardín de los Ascot, deduje por dónde pudo salir aquel animalito y efectivamente, había una madriguera a poca distancia.

Aliciel in Wonderland [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora