♣Capítulo 3♣

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Pero no dejaban de verme y yo tampoco supe como cubrirme rápidamente, el corazón me latía como loco y mi mente daba vueltas.

—¡No miren!— Grité totalmente en pánico mientras bajaba rápidamente el vestido y cubría todo lo debido. Mi cara no podía estar más sonrojada, sentía que iba a explotar. Pero hasta que levanté la mirada, fue que note que todos estaban igual o más sonrojados. Mierda, ¿Qué hice para merecer esto?

—Eh...— Luego de unos segundos el primero en recobrar la postura y romper el silencio fue el conejo blanco, carraspeando levemente para llamar la atención de los demás. — ¡Ah! Cierto, Red. ¿Tú y liebre nos pueden acompañar al palacio blanco?— Que gran estrategia, comenté sarcásticamente para mi mientras me cubría las mejillas con las manos, cambiar de tema. ¡Como si eso fuera a cambiar que me vieran tan vulnerable! Mi orgullo como persona estaba destrozado, pero al menos ya no estaban con toda su atención en mí, ¿Qué más iba a salir mal en este sueño?

—¡Claro! — Respondió finalmente el sombrerero, todas las miradas se posaron en mi nuevamente, sentía mis mejillas ardiendo como el mismo infierno. Odiaba ser el centro de atención.— ¿Qué dices Alicia?.— me sonrieron con timidez o algo similar, y maldición no podía negarme, debía jugar un poco más como Alicia... Porque este sueño de Wonderland era de ella.

—Está bien, pero yo no...— Nuevamente algo me interrumpió antes de terminar, como un sabotaje que no quería dejarme destapar el "secreto". Era un sonido de pasos metálicos y huecos que se acercaban con una rapidez increíble, pero eran muchos pasos, no una sola persona.— ¿Qué es eso?

—Red, liebre y gemelos, ¡llévense a Alicia! — Sin poder protestar, quedando con el quejido en la garganta, Red me tomó entre sus brazos de forma muy sencilla y comenzó a correr bastante rápido, obligándome a sujetarme con mis brazos alrededor de su cuello, quería separarme, pero sus largos pasos le concedían una velocidad más rápida de lo que una persona normal podría. Finalmente me rendí y cerré fuertemente mis ojos mientras me escondía y los ruidos bombardeaban mis sentidos.

—¿Qué pasa?— Pregunté con voz ahogada cuando su ritmo apenas disminuyo, permitiéndome respirar más tranquilo, apenas abrí mis ojos y me tope con su mirada inyectada en rojo vivo.

—Lo sentimos, pero el príncipe...—Dudo con una mueca en sus labios.— Ahora rey rojo, hará todo por tenerte. Así que por eso te llevaremos al palacio blanco para que estés a salvo. —Su anterior rostro despreocupado ahora era perturbado con un entrecejo marcado por la molestia.—¿Cómo se habrá enterado de que estás aquí?

Después de susurrar lo último, más para él que para mí, me sonrió y no pudo evitar sonrojarme por ser atrapado mirando su extraño rostro expresivo. Solté un largo suspiro mientras desviaba mi mirada, a quien buscan es a Alicia, no a mi. ¿Cómo podría explicarles que solo soy su hermano y estoy usando este vestido para travestirme y casarme por obligación? ¿Qué probablemente tuve una contusión al caer en un agujero y me estoy refugiando en un sueño que no es mío para huir de la verdad?

No pude evitar entristecerme, ahora que lo pienso, no he podido comprender el porqué Alicia se quitó la vida, había tanta gente la quería, tenía una vida que no la llevaría a un mal futuro. En cambio a mi, si lo veo de forma egoísta, ni siquiera me conocían ni esperaban hacerlo. Una punzada cruzó por mi vientre al ver lo horrible que era ese pensamiento, pero lo triste que era que Aliciel jamás fuera una persona única que no viviera bajo la sombra de su radiante hermana.

—¡Llegamos!— Exclamó la liebre o más bien, el chico liebre, recordándome que no estaba solo con uno de ellos. Me giré para observar lo que todos veían, llegamos a un gran palacio blanco, rodeado de cerezos a punto de florecer los cuales estaban rodeados de rosas blancas en el suelo.

Aliciel in Wonderland [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora