Sentí unos tenues rayos de sol en mis ojos, probablemente filtrados entre las cortinas del gran ventanal junto a mi cómoda cama, suspire.
Hora de levantarme.
Y así lo hice, hoy era un día horrible para mi. Mamá había arreglado una boda para Alicia hace años, pero dada la situación, tuve que ir a hablar con ellos para poder enmendar ese desastre después de su muerte.
Y adivinen que decidieron; que yo remplazaría a mi hermana. Aún recuerdo ese día, el maldito día en que me comprometí. Aun podía recordarlo con demasiada intensidad.
—¿A qué se debe esta visita joven Aliciel?— Inquirió Lord Ascot, sorprendido de verme en su mansión.
—He venido a informarle una terrible tragedia— Dije lo más Cortésmente que pude, las lágrimas se arremolinaban en mis ojos y la presión en el pecho apenas me dejaba mantener la compostura.
—¿Tragedia?, ¿Qué ha pasado?—Exclamo casi en un grito Lady Ascot apareciendo desde las escaleras de aquella gran casa, simulando estar "preocupada", pero yo sabia que no era asi, esa mujer nunca podría preocuparse por otros.
—Mi hermana Alicia, ha fallecido— Al terminar aquella frase, note la preocupación en sus rostros. Un sentimiento de furia se arremolino en mi vientre mientras notaba como la preocupación pasaba a enojo en pocos segundos.
—¡¿Qué?!— Gritaron al unísono, a lo que solo asentí.
—¡Pero esta es una gran blasfemia!, ¡Teníamos una promesa con tu difunta madre!— grito enojado a más no dar aquel hombre de alta alcurnia.
—¡Estupideces!, vete de aquí ahora— Grito furiosa la mujer de rostro viejo y demacrado, me gire para irme, acatando la orden. Pero no esperaba chocar con un cuerpo que me detuvo, o más bien, me detuvieron. Era Lord Hamish, él exprometido de Alicia.
—Así que, tu hermana ha fallecido— Tomo mi mentón y me obligo a mirarlo, obligándome a levantar la mirada mientras apretaba su agarrare.— Tienes un gran parecido con ella, e incluso mas atractivo aún. —Me tomo del brazo fuertemente, dejándome sin escapatoria.— Madre, Padre, he decidido que tras la muerte de mi "futura esposa", me casare con Aliciel y así seguir con el trato acordado.
Se hizo un largo minuto de silencio, mientras forcejeaba silenciosamente contra aquel hombre de desagradable rostro que me jalaba.
—Me parece buena idea— Acepto por fin su padre, aunque con un gesto casi de asco.
—¡Que!— Chilló Lady Ascot.— No, imagínate todo lo que dirían si te casas con un hombre...— La mujer mordió su labio y sus ojos feroces se iluminaron de una manera terrorífica, el miedo se alojo en mi estomago.— A no ser que se vista como su hermana y nadie sepa este secreto.— Finalizó.
Los tres me miraron a espera de una respuesta. Ya no podía dar marcha atrás, sus ojos feroces y decididos no me dejaban respirar.
—Si no lo haces, haremos que tu padre sufra, no tendrán dinero y te dejaremos mal en todos los lugares para que no consigas trabajo. Sabemos que eres lo único que le queda a Liddell, chico.— Asco era todo lo que sentía, sobre el enojo había un sentimiento de asquerosa culpa que no podía soportar.
—Yo... — Mi voz vacilo, tuve que tragar a fuerzas el nudo en mi garganta, no me quedaba opción.— ...Acepto— Me rendí. Que se metieran conmigo, que me lastimarán a mi, no a papá.
—Excelente, todo seguirá de acuerdo al trato entonces. El día de tu boda te vestiremos como Alicia y hasta entonces, nadie sabrá acerca de tu verdadero tú.— Insistió aquella malnacida mujer, solo asentí, mordiendo mi lengua para que las blasfemias acumuladas en mi mente no salieran.
Camine hasta el baño, mirando por ultima vez mi yo hombre frente al espejo. Mis ojeras eran notorias bajo mis ojos azules y mi cabello sin cortar hacia meses solo acentuaba aquello que todos iban a recalcar desde hoy: Mi gran parecido a mi difunta hermana mayor.
—Adiós, Aliciel.— Murmuré sintiendo como golpeaban la puerta de mi habitación.— Pase...— Indique con voz ahogada, saliendo del baño, encontrándome con Lady Ascot en el marco de la puerta, con su insoportable cara de disgusto.
—Ya es hora, Alicia.— Tras ella, unas mujeres entraron, con demasiado equipaje entre sus brazos, una vez dentro comenzaron con su trabajo de transformarme.
Desde que acepte esto, tuve que vivir en su mansión. No podía ver a nadie, nadie me podía ver... hasta hoy.
Papá esta siendo atendido en un hospital especial mientras yo este aquí, por lo menos es feliz, ignorando todo esto, aunque no pueda decir lo mismo de mi.
Después de dos horas, aquellas buenas mujeres terminaron su trabajo y me pusieron delante un espejo. Las extensiones, el vestido, el maquillaje, mis facciones de chica, los rellenos de mi cuerpo: era igual a Alicia.
—Eres su vivo recuerdo, siempre lo fuiste, solo necesitabas un empujón.— Concluyó tan arrogante como siempre.
No quise responder, ya que siempre lo que fuera que dijera, terminaba molestando a esa mujer.
—Apúrate en terminar de alistarte que la fiesta esta por empezar, Alicia.— Tras decir esto último, la irritante mujer se fue, junto a aquellas mujeres y todo su material.
Un empujón...
—Cuando quieras conocer el país de las maravillas, solo necesitas un Empujón en la madriguera de White y podremos tomar el te con Red, libre y Mo. Será perfecto, y luego iremos con Cheshire, los hermanos TT y Blue... ¡Te encantara hermano! Prometo llevarte pronto Aliciel, lo prometo.—
—Prometiste algo que no podrás cumplir. Ojalá pudiera ir, huir de aquí, de esta desagradable realidad.— Susurre con ese recuerdo de mi hermana mientras me dejaba caer sentado sobre la cama que me había cobijado los últimos días. Me encantaría ir a ese lugar y ya no tener preocupaciones, pero solo era una invención de mi hermana, solo eso.
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Aliciel in Wonderland [En edición]
Fanfiction-¿Haz tenido esa pesadilla de nuevo, Alicia?- Preguntó el hombre frente a mi, confundiéndome con ella otra vez, mi hermana. -Papá...- Aquel hombre tan duce y bien parecido ocultaba un gran dolor: era Ciego. Pero el sentimiento de pena en mi corazón...