Capítulo 4

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Esas fueron las primeras palabras que salieron de mi boca ni bien me asegure de que nadie nos veía "obtener la libertad". Esas tres simples palabras bastaron para que mis tres acompañantes se pusieran de acuerdo conmigo para derrocar a los invasores. Si algo tenemos todos en claro era que no estamos dispuestos a permitir que el régimen Súmp siguiera vigente. Haremos lo que sea necesario con tal de echarlos de nuestro planeta.

Martín ya estaba haciendo mímica, fingiendo estar en una batalla, y emitiendo gritos de guerra, pero Diego lo paró diciendo:

- Espera un minuto, calmáte. Todo está muy lindo, pero no basta con la intención sí vamos a hacer esto, necesitamos un plan, sinó en lugar de salvar al mundo vamos a hacer que nos maten. Mar, decías que tenías un plan ¿no? - Me miró esperando una respuesta. Yo sólo asentí con la cabeza - Entonces Dale contanos, rápido que quedan pocos minutos de recreo.

Les conté mi plan, sin omitir ningún detalle, mientras ellos me miraban con suma atención. Cuando sonó el timbre, regresamos a la clase de ES (Estudios Súmps) sí a ellos les encantan las abreviaciones. Las próximas horas se pasaron, en mi opinión, muy lentas. Estaba tan aburrida que prácticamente salí corriendo del salón en cuanto sonó el timbre de salida. Mientras salía escuche las risas de mis compañeros, pero no les preste atención y me dirigí a la puerta de entrada. Al llegar me senté en un banquito, debajo de un arbolito que daba sombra, y me dispuse a esperar a mis amigos para ir juntos a la casa de Jime y poder hablar sobre el plan con tranquilidad.

- Uuuu!! Cómo demoraron, ya me estaba quedando dormida - Exclamé cuando los vi llegar, me había acostado en el pasto con la mochila debajo de la cabeza como si fuera una almohada y la campera sobre la cara para tapar el sol.

Ellos estaban buscándome y los chicos, en cuanto me vieron, se partieron de la risa. Yo inevitablemente me reí con ellos. Pero por la mirada de Jime,ví que no aprobaba mi comportamiento, ella fué, es y será la más responsable del grupo, siempre nos cuida, además nos vigila para que no hagamos ninguna locura. Aunque claro, el ser la más "pacifista" por decirlo de algún modo, no evita que odie a los Súmps y desee tanto como nosotros su destrucción. Al final ella no pudo aguantarlo más y se rió con nosotros (a pesar de ser responsable ella era muy divertida). Luego de un par de minutos tomamos nuestras bicicletas y salimos del complejo rumbo a la casa de Jimena. Cuando íbamos a cruzar la calle pasaron unos soldados haciendo su rutinaria ronda de vigilancia en la ciudad. Hay cerca de diez patrullas en la ciudad a cada momento, durante todo el día, todos los días, de todo el año, vigilando a los humanos.

Llegamos y fuimos al cuarto de Jime, ella vive sola, no tenía abuelos, por suerte sus padres no trabajan hasta muy tarde, pero igualmente ella pasa todo el día sola en la casa. Mientras Martín y Diego charlaban, - son tremendos vagos - sentados en la cama, nosotras fuimos a buscar agua para todos y algo para comer. Siempre almorzamos todos juntos en la casa de alguno.

- Son tremendos vagos, jaja - dijo Jime como si me leyera la mente, mientras cruzamos el comedor en dirección a la cocina.

Yo solo asentí con la cabeza, estaba demasiado ocupada pensando en el plan de acción, en cómo cambiarían nuestras vidas a partir de ahora.

- Hola ... tierra llamando a Mar - Jime se acercó pero yo seguía sin una mayor reacción - Holaa te estoy hablando - como yo seguía ignorándola ella me dio un golpecito en la cabeza para llamar mi atención.

- ¡Auch! Bruta, ¿¡qué haces!? - Grité cuando me golpeo, claro exagere un poco mucho, aunque no me haya dolido, para darle un poco de dramatismo.

- ¿Me podes hacer caso? por favor, gracias - Dijo Jimena en cuanto deje de gritar - ¿Qué te pasa? - Pensé en decirle que no me pasaba nada, que solo estaba cansada, pero no puedo mentirle a Jime, es mi mejor amiga, y si vamos a hacer esto todos juntos, no podemos tener secretos entre nosotros, por lo que le dije lo que me preocupaba.

- Nada, solo estaba pensando en que a partir de ahora ya no vamos a poder vivir como lo hemos hecho hasta ahora. Pensalo vamos a hacer cosas que posiblemente nos vaya a causar un montón de problemas con los Súmps, tenemos que buscar una manera de lograr que no nos vinculen con nuestras familias.

- Sí, tenés razón, pero mejor concentrémonos en preparar algo para comer y después vamos a hablar sobre eso con los chicos, te parece?

Dicho esto agarramos un par de platos e hicimos unos sándwiches de jamón y queso para todos y lo llevamos al cuarto de Jimena junto a una jarra con agua. Pusimos todo sobre una bandeja y la llevamos a la habitación, cuando llegamos vimos que Martín y Diego estaban acostados, uno en la cama y el otro en el piso. Cuando entramos al cuarto ellos nos miraron desde sus posiciones, luego todavía sin moverse nos vieron dejar todo apoyado en el escritorio, y recién cuando servimos el agua en los vasitos descartables, ellos se dignaron a acercarse a la mesa - definitivamente son unos vagos sin remedio -.

A la vez que almorzamos, hablamos sobre el plan e intentamos perfeccionar cada detalle para que todo salga bien. Al final estábamos tan cansados de pensar posibles maneras de escape para cada situación que terminamos jugando una partida de cartas. Para cuando volví a mi casa eran las cinco de la tarde, hice mis deberes del colegio y después ayude a mi abuela a hacer la cena, para cuando llegaran mis padres. Mañana es veinte de Junio lo que significaba que mañana es el día de descanso para humanos, hay un día de descanso por mes para los adultos, los estudiantes además de ese día tenemos los fines de semana para descansar. De todos las fiestas y ceremonias que existían antes de la llegada de los Súmps, ahora no hay ninguna, ellos prohibieron todo eso, solo permitieron que tuviéramos este día de descanso para que los trabajadores no estuvieran tan cansados en sus respectivos empleos.

Antes, en la casa de Jime, acordamos que íbamos invitar a nuestras familias para tener un día de picnic en el campo a las afueras de la ciudad al día siguiente, y poder hablar con ellos sobre nuestras intenciones. Para cuando llegaron mis padres les pregunté si podíamos ir mañana con los padres de Diego, Jimena y Martín a almorzar al campo, ellos aceptaron encantados.

Terra RebellioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora