Sola

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NINA

No.

Otra vez no.

No quiero volver a estar sola. No ahora. No ahora que lo tengo todo. 

Lo tengo a él, a Luna, a mis amigos y amigas. Ya no soy invisible. Pero hay un miedo que me sigue a todas partes, algo que me detiene y me quita de mis momentos felices. Algo que me hace sentir insegura en mis mejores momentos. Ese miedo se llama soledad.

Ultimamente tengo mucho miedo. El miedo comenzó a llevarse a mis amigos y a él, ya no son los mismos, y parece ser que no lo volverán a ser jamás. Hace una semana que me ignoran o evitan. Ya no tengo salidas y no los veo en otro lugar que no sea el colegio. Ayer, me canse de esperarlos horas y horas, para ver si alguno cruzara la puerta del Roller, pero ninguno se hizo presente, y el telón bajo.

Hoy estoy en la plaza, sola. Siempre, desde pequeña, necesité un pequeño momento íntimo, para reorganizar mi cabeza, poner los pies sobre la tierra y plantearme la actualidad. ¿Qué estoy viviendo? Una vida. Y la vida da mil vueltas. Pero yo ya estoy mareada. ¿Dónde estoy parada? En un mundo el cual me excluye lentamente. ¿Por qué me excluyen? ¿Hice algo mal? ¿No soy lo que ellos proyectaban de mí? ¿O es una simple broma pesada?

Una vez escuche una gran frase de una persona la cual yo amo mucho, Tefi, de Casi Ángeles, una serie que me marcó la vida, pero desde pequeña supe que esas cosas nunca me pasarían a mi. Ella dijo algo que me hizo cambiar mi punto de vista de las cosas: "Estoy sola, pero no en soledad". Ojalá que sea tan simple evadir la soledad. Pero yo hoy sí estoy sola, y también, en soledad.

A lo lejos, escucho una risa. Pude distinguirla con facilidad: Luna. Lentamente, seguí la voz hasta la fuente. Allí estaban ella, Matteo y Gastón. Todos se reían. Luego de unos minutos, Matteo se dio cuenta de mi presencia, una vez que me volteé para irme, enojada. ¿No era que Matteo iba a acompañar a Ramiro a practicar? ¿Luna no iba a ayudar en su casa, porque iba a ir un invitado muy importante a la Mansión Benson? ¿Y Gastón? ¿No se suponía que tenía dentista?

La mirada de Matteo, fija en mis pasos, se tornó apagada y pude darme cuenta, a mis espaldas, que ya no se reía. Me parece que su actitud preocupo a Luna y Gastón, porque sus risas tampoco se escuchaban. Salí rápido de la plaza, crucé la calle y caminé hasta llegar a casa.

En casa, mi celular no dejaba de vibrar, parecía que iba a explotar. De seguro tenía 109 mensajes, 27 llamadas perdidas y unos 15 correos de voz. Pero no puedo atender, "me estoy bañando" , pienso con sarcasmo.

Para sacarme las ideas de la cabeza, saqué la agenda, dispuesta a ver si mañana tenía que entregar alguna y ponerme a hacerla. Apenas la abrí, me di cuenta de algo muy importante. Dentro de una semana, es mi cumpleaños.





|Que Los Cumplas... ¿Feliz?|Gastina| C O M P L E T ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora