VIII

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Por aquí, mucha gente trabaja hombro a hombro para cocinar, todo mundo hace su justa parte. Usamos el cultivo que crece en la aldea, leche de vacas, huevos de gallina, peces del río, ingredientes que colectivamente compramos al pueblo y entonces todo el mundo llevaa casa su parte. Mi hermano, que vivía cerca, tuvo que cargar su carreta con bienes, y los dos caminamos bajo el sol iluminando las hojas de la zona. Escuchamos a las  aves cantar, miramos las flores al lado del camino y nos divertimos platicando hasta llegar a su casa. La familia de mi hermano vino afuera a encontrarse con él, amarró el caballo al poste y le ayudamos a bajar los bienes. Ya hera hora de irme a casa, aunque fue lindo pasar tiempo con mi hermano, me despedí de ellos y me dirigí a casa.

Desde que el alcalde de la aldea había anunciado que quería que nos reuniéramos en la iglesia el próximo domingo, le recordé a mi esposa e hija que teníamos que ir.

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